TOROS
La México, tema electoral
Balance de la estafa grande
LUMBRERA CHICO
Después de la Estafa Grande 2002-2003, mientras la fiesta brava continúa en distintos cosos -entre ellos destacan La Florecita de Ciudad Satélite y El Relicario, de Puebla-, para los aficionados capitalinos llega el momento de la reflexión. Todos coinciden en que lo mejor que vimos fueron sin duda las excelsas, imborrables actuaciones de David Silveti. Muchos por su parte se preguntan qué podría justificar las abultadas bolsas de miles y miles de dólares que cobraron las "figuras" y las "promesas" ibéricas a lo largo del serial.
Algunos sostienen que mucho más importante fue el desempeño de los novatos mexicanos -José María Luévano, Fermín Spínola y algún otro-, que tienen todo para llegar muy lejos, excepto una empresa que los impulse y contribuya a su plena consolidación como artistas. Por lo que al ganado se refiere, ya habrá espacio y tiempo -si la tercera Guerra Mundial que apenas comienza nos lo permite- para exponer por qué fueron de calidad superior los toros de aquellos criadores que no pertenecen al Grupo de los 12 engordadores de novillos mansos y débiles que echaron a perder la mayoría de los carteles.
Durante la "temporada alta" -llamada así por los elevados precios de los boletos- hubo cambios espectaculares en el pequeño mundo de los inversionistas taurinos y una penosa claudicación en el sindicato de los toreros. Ante la falta de resultados positivos y en el marco de la recesión que por tercer año consecutivo agobia a México, dos magnates telefónicos, Carlos Slim y Carlos Peralta, se retiraron de la pachanga para no seguir minando sus fortunas. El que se quedó colgado de la brocha por ello fue el promotor y apoderado José San Martín, quien sin embargo cuenta en su haber con la cuadrilla de niños prodigio que encabeza Joselito Adame.
Matadores al garete
Si la retirada de los multimillonarios fue lamentable, resultó bochornoso el giro que dio la Asociación Nacional de Matadores de Toros, cuando a iniciativa nada menos que de Rafael Herrerías, y con el respaldo Miguel Espinosa y Eulalio López, entregó la dirección de ese organismo al ex juez de plaza Luis Corona, súbdito incondicional de Herrerías. Por último, cabe anotar que naufragaron la plantilla de jueces formada por Ricardo Balderas y Eduardo Delgado, la Comisión Taurina -que quiso pero no pudo- y el "prestigio" del delegado panista en Benito Juárez, José Espina, quien se descaró como protector de la corrupción en todos sus aspectos. En breve, la Plaza Muerta será tema de la próxima campaña electoral en esos rumbos, donde los que saben aseguran que viene pisando fuerte la perredista Lenia Batres. Esta echará mano del asunto cornudo en sus discursos porque será una espléndida bandera para luchar contra el PAN y al mismo tiempo para poner en aprietos al ex delegado perredista Ricardo Pascoe, que luego fue embajador de Vicente Fox en Cuba y ahora regresa a la arena política como candidato... šdel PRI!, una vez más en Benito Juárez.