"Me siento algo mal por venir a promover un
disco en momentos tan difíciles", expresa
No se dejen arrebatar la calle, pide Sabina a los mexicanos
Me paso todo el puto día frente al televisor
como si fuera un videojuego Si perdemos el optimismo, ¿qué
nos queda?; una buena canción es algo mágico, señala
el cantautor español
ARTURO CRUZ BARCENAS
"De José María Aznar sólo puedo decir
que siento desprecio; de la guerra de Estados Unidos contra Irak no puedo
decir mucho porque no hallo las palabras para referirme a esa barbarie.
A los mexicanos les pido que no se dejen arrebatar la calle. Claro que
me siento algo mal por venir a México a hacer promoción de
un disco, titulado Benditos, malditos, por estos momentos tan difíciles",
expresó ayer Joaquín Sabina, en entrevista, entre sorbos
de tequila.
El camino de la promoción del nuevo disco del autor
de Calle melancolía no ha estado exento del malestar que
le ha provocado el conflicto en Medio Oriente. En Chile se negó
a contestar preguntas "en un programa de televisión frívolo",
dijo. "Son cosas de la disquera. Es un disco no digo que de transición,
sino que es una recopilación, el disco más latinoamericano
que he hecho."
-¿Cómo te afectó el inicio de esta
...
-¡Barbarie! No hay palabras. No sé si decirle
asesinato, edad de piedra, no sé. Me parece asombroso estar en 2003
hablando de la guerra. Me parece asombroso que este señor (George
W.) Bush, apoyado por José María Aznar, esté no sólo
bombardeando de un modo cobarde y atroz a un pueblo andrajoso, con un terrible
dictador que ya no tiene poder ni para invadir Kuwait, sino que está
rompiendo un orden internacional hecho con mucho cuidado y con encaje de
bolillos desde la Segunda Guerra Mundial.
"Me
parece una muestra de soberbia imperial, asesina, demasiado grave, apocalíptica.
No hay palabras para nombrarlo. Mi opinión sobre Aznar no es más
que de desprecio; 85 por ciento de la población de España
se opone a la guerra. Hay una generación de españoles que
está saliendo a la calle para protestar. Lo único bueno que
ha tenido la actitud de Aznar es que le ha devuelto la conciencia cívica
a mucha gente, que parecía que estaba dormida, anestesiada o muerta.
"Hay tres generaciones que están yendo a la calle,
de abuelos a nietos, que salen sin ninguna bandera de un partido político.
Ya sabíamos que teníamos una democracia imperfecta, que sólo
tenía a la gente para votar. Esperemos que esto se refleje en las
urnas, porque ya no sabemos nada, no estamos seguros de nada. No sabemos
qué puede haber con los árabes, por la acumulación
de agravios contra los países de Medio Oriente. Creo que los estrategas
del Pentágono, que funcionan como si tuvieran una maquinita de videojuegos
de guerra, no saben nada."
-¿Te sientes impotente como artista?
-No como artista, sino como ciudadano, como ser vivo,
como heredero de una acumulación cultural que va en el sentido del
humanismo, de la tolerancia y la paz, de la democracia; como padre con
hijas que no sé qué va a ser de ellas. Como artista es lo
de menos. Como tal, la única diferencia es que me ponen una grabadora
y puedo vomitar contra la guerra. Como ciudadano me sumo a la gente a la
calle, cuando puedo.
Después de la caída del muro de Berlín
no hay contrapeso
-¿Te han dado ganas de gritar?
-¡De vomitar! ¡De cagarme en la puta que los
parió! ¡De tirar piedras! Como artista, la mayor frustración
es no encontrar las palabras. En los años 30, Vallejo, Neruda, obligadamente
tuvieron que escribir sobre la guerra, porque vivieron tiempos feroces.
Hoy vemos sus obras completas y vemos que no fueron sus mejores poemas,
pero lo tuvieron que hacer.
"Ahora estamos buscando en nuestras entrañas palabras
para vomitar. No queremos; queremos escribir sobre la vida. Veo dos cosas:
la asesina soberbia imperial y esa demostración de fuerza, que quiere
decir que después de la caída del muro de Berlín no
hay contrapeso alguno y ustedes no tienen nada qué hacer.
"Por otro lado, hay un acumulamiento de sociedad civil
en la calle. Eso es lo mejor. La historia no se para nunca y no está
escrita. No sabemos qué decir porque carecemos de estructuras mentales
para asimilar otra vez esto. Creíamos que esto ya era imposible.
¡Eramos unos imbéciles! Hasta el último día
no creíamos que este miserable texano iba a atreverse. No sabíamos
que, en el fondo, querían probar las últimas armas."
Ha leído a León Tolstoi, Guerra y paz,
"y he olido las peleas, la sangre, la mierda, la muerte. Sabemos lo que
fue la primera guerra del Golfo. Un año después supimos que
mucho de lo que nos dijeron era mentira, que todo eran imágenes
de archivo y ahora ya no nos creemos nada. No puede creerse que después
de mil misiles sobre Bagdad no haya muerto nadie, que sea una guerra aséptica".
"Soy un ciudadano estupefacto"
-¿En qué te ha cambiado la guerra?
-Estoy seguro que me cambiará, pero por lo pronto
soy un ciudadano estupefacto, indignado. Me da vergüenza estar aquí,
haciendo una entrevista. Yo entiendo que la vida debe seguir... lo entiendo
regular. Aquí ahora no me siento nada cómodo. ¡No sabemos
qué hacer, carajo!
"Las pancartas en España comenzaron sin color político.
En Nueva York hemos echado mucho de menos a Allen, a Dylan, Nicholson,
De Niro. Este domingo entregan los Oscares y a ver qué hacen. ¡Qué
valientes! No va a haber alfombra roja."
Dijo que se pasa todo "el puto día frente al televisor,
como si fuera un videojuego, vomitando, cagándome en la puta que
los parió. Mi oficio debería ser hallar palabras, pero no
he podido. Hay control informativo. Rumsfeld dijo claramente que iban a
comprar periodistas. Ayer por la mañana abrieron la bolsa unos militares
vestidos de militares o de marinos, paracaidistas, con unas grandes sonrisas
y todo mundo aplaudió. ¡Es de una obscenidad absolutamente
apocalíptica!"
Citó a Savater, en el sentido de que la única
actitud soportable es creer y creer, todos los días. "Voltaire dijo
que un optimista es un pesimista desinformado. Si perdemos el optimismo,
¿qué nos queda? Hay que creer en algo y actuar en consecuencia.
Yo trato de dignificar eso que se llama la música popular. Una buena
canción no es sólo una cosa bien escrita, sino algo mágico.
No sabemos cómo se abre paso."
Se despidió dándole en la imaginaria un
gancho al hígado a Aznar. Pidió a los "cuates que salgan
a la calle, que no dejen que les quiten la calle".