MEXICO SA
Carlos Fernández-Vega
La guerra curó los nervios a los mercados
El gobierno, entre la espada y la pared
BUSH ARRANCO LA GUERRA y queda claro que no tendrá
consideración alguna a la hora de cobrar la afrenta a todos aquellos
que, abierta o tímidamente, osaron pronunciarse contra sus pretensiones
bélicas y no avalaron la violación del derecho internacional.
HAN TRANSCURRIDO 18 meses desde los atentados del
11 de septiembre de 2001 y en ese periodo miles de millones de dólares
-adicionales a los que tradicionalmente destina el gobierno estadunidense
para mantener aceitado su aparato militar- han sido canalizados a reforzar
su infraestructura guerrera para ''demostrar al mundo" que sólo
ellos "tienen la razón" y el "derecho" de destruir a quien ose contradecirlos.
"Somos la superpotencia y así arreglamos nuestros asuntos", como
subraya Robert Fisk.
DIECIOCHO MESES después, Estados Unidos
-el "motor del mundo"- no ha podido levantar la cabeza y responde a las
afrentas como únicamente sabe hacerlo: con balas y amenazas, destrozando
países y soberanías, y chantajeando a la comunidad de naciones
en esta nueva guerra santa.
EN ESE MISMO LAPSO, la permanente amenaza del gobierno
de Estados Unidos en contra del eje del mal generó un marcado
"nerviosismo" en los mercados financieros, cambiarios y bursátiles,
que empujaron a la baja al dólar y a las principales bolsas internacionales
y, paralelamente, a la incontenible alza de los petroprecios. "Los mercados
no saben en qué terminarán esas amenazas y por ello su futuro
es incierto", diagnosticaban los analistas.
SE
LLEGO A SUPONER que esos "nerviosos" mercados eran tan sensibles que
el simple hecho de proyectar un futuro inmediato de hambre, muerte y destrucción
los hacía prácticamente inoperables. Pero no, desde luego
que no es así. Paradójicamente el "futuro incierto" se ha
convertido en un dramático presente y es ahora, justo ahora, cuando
los mercados reaccionan -jubilosos- con alzas bursátiles, cambiarias
y financieras.
DURANTE MESES LA amenaza guerrera del mandatario
estadunidense provocó el incremento de los precios petroleros internacionales,
que llegaron a superar los 36 dólares por barril. Esta situación,
que beneficiaba a los países productores, complicó más
el escenario para concretar la tan ansiada recuperación económica
internacional, especialmente la de Estados Unidos y su efecto "expansivo"
entre las economías satélites, como la mexicana, sólo
tocada con la gracia del aumento en los petroprecios.
AHORA QUE LA GUERRA no es una amenaza, sino un
terrorífico hecho, los precios internacionales del petróleo
caen a velocidad sorprendente, reportando descensos cercanos a 30 por ciento
en sólo unos días, no obstante que el gobierno estadunidense
ha reconocido que sus reservas estratégicas (que representan y almacenan
mil 250 millones de barriles, aproximadamente, a 100 por ciento de capacidad)
se encuentran en niveles "poco seguros" y de que está dispuesto
a seguirlas consumiendo para alimentar el aparato de guerra utilizado en
contra de Irak.
A PESAR DE QUE EN el seno de la ONU los estadunidenses
aseguraron que "hay evidencia suficiente para tomar medidas de represalia"
en contra del régimen de Hussein por la tenencia y fabricación
de armas nucleares, químicas y bacteriológicas, los mortales
artefactos siguen sin aparecer, pero entre los primeros objetivos supuestamente
exitosos de Bush y su aparato guerrero ya se cuentan las instalaciones
petroleras y portuarias de Basora, en el sur de Irak, la indiscutible y
atractiva cereza del generoso banquete de oro negro con el que se
piensa despachar el mandatario estadunidense. Los mercados, entonces, no
sólo curados de los nervios, sino jubilosos.
NO HAY QUE DEJAR a un lado que Irak, junto con
los países productores del golfo Pérsico, cotidianamente
bombean alrededor de 25 por ciento de los 76 millones de barriles de petróleo
que satisfacen la demanda mundial de crudo. Irak, de hecho, es el segundo
productor internacional de oro negro y sus reservas son potencialmente
las mayores del planeta. Los países occidentales importadores de
petróleo han advertido que precios petroleros cercanos a 30 dólares
por barril "pondrían en peligro" la ya de por sí frágil
situación económica global y han tenido que soportar esa
situación durante meses. De ahí la descarada urgencia de
Bush por controlar el mercado, toda vez que sus presiones y chantajes en
contra de la Organización de Países Exportadores de Petróleo
ya no resultan tan efectivos como en el pasado inmediato.
CON LA PRODUCCION petrolera de Irak bajo control
de Estados Unidos, el mercado y los precios internacionales del oro
negro serán fácilmente regulados -a la baja, desde luego-
por el bien del mundo "civilizado" y la economía global, sin que
en la contabilidad influyan el número de muertos ni las violaciones
al derecho internacional.
ANTES DEL ESTALLIDO de la guerra contra Irak -miembro
de la OPEP-, la producción de crudo de este cártel petrolero
se encontraba en su nivel más reducido desde el inicio de la década
de los 90, como resultado de cuatro recortes sucesivos a la plataforma
de producción, mismos que comenzaron a ser aplicados desde comienzos
de 2001. El primer objetivo de la guerra santa de Bush ya arroja
resultados: precios petroleros rápidamente a la baja, para que el
margen financiero de su nueva aventura bélica sea más que
atractivo.
EN ESTE CONTEXTO, México, su gobierno, se
siguen beneficiando de los altos precios petroleros. A pesar de que la
mezcla mexicana se encuentra cerca de los 22 dólares, después
de rozar los 30, el erario nacional aún acumula ingresos extraordinarios.
Los Criterios Generales de Política Económica para 2003 marcan
dicho promedio en 18.35 dólares el barril.
SIN EMBARGO, EL gobierno del cambio se encuentra
entre la espada y la pared: por una parte el no a la guerra y su promoción
de ayuda humanitaria, vía ONU, a los damnificados iraquíes;
por la otra el envío cotidiano de alrededor de 1.5 millones de barriles
de petróleo a Estados Unidos, que no son precisamente utilizados
por el guerrero vecino para mantener activo su alumbrado público.
Aun así, no hay que olvidar que alrededor de 37 por ciento del ingreso
fiscal mexicano proviene de la industria petrolera, con las exportaciones
de crudo a la cabeza.
Las rebanadas del pastel:
UNA PROPUESTA HUMANITARIA: que el guerrero Bush
sea enviado al frente de batalla