Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 24 de marzo de 2003
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Política
ASTILLERO

Julio Hernández López

Caso Colosio: lágrimas (tricolores) de cocodrilo

Discursos de ocasión; silencio concertado

¿Por qué el foxismo no permite hablar a Aburto?

EL PRI CUMPLIO ayer con el ritual de recordar el asesinato de Luis Donaldo Colosio, rutina burocratizada ésta que, aparte de ofrendas florales, guardias de honor y discursos de ocasión, suele incluir enjundiosas exigencias al poder para que se haga una "justicia" cuyos términos ni siquiera esos mismos jilgueros de indignación sujeta a calendario son capaces de precisar.

EL MONTAJE TEATRAL de este año cargó la tinta especialmente en un difuso reclamo a la procuraduría federal de justicia para que reabra la indagación del caso, sacándola de la reserva técnica a la que el principal beneficiado político de la muerte del sonorense, Ernesto Zedillo, la envió indefinidamente en espera de que algún dato revelador moviese a nuevas investigaciones. Aparte de la retórica pensada más bien en términos propagandísticos, el PRI no aporta ningún dato o indicio serio y firme que indujera a la reapertura de las diligencias judiciales siempre bajo sospecha popular.

EN REALIDAD, LA cúpula del partido tricolor no podría hacer otra cosa que discursos, pues de otra manera podría ser sospechosa de una especie de intento de suicidio político. Nunca como ahora tantos factores de poder parecerían estar más interesados en que no se conozca la verdad en el caso Colosio: los dos principales personajes que hoy pelean por el poder en las alturas priístas, el presidente nacional Roberto Madrazo Pintado y la secretaria general Elba Esther Gordillo, conviven en una pugna civilizadamente armonizada por Carlos Salinas de Gortari, el personaje al que la voz popular ha considerado el principal sospechoso del complot que detonó en Lomas Taurinas, pero que luego continuó en el entramado institucional que fue puesto al servicio del desvanecimiento de pistas que hubieran permitido saber la verdad de lo sucedido en Tijuana el 23 de marzo de 1994. La mano de Salinas, que hoy mueve la cuna en la que Robertito y Elbita pelean por las candidaturas a diputados federales (y que hizo aceptar a los infantes peleoneros que la niña chiapaneca se encargue de la coordinación legislativa en San Lázaro), es la menos interesada en que se reabran expedientes y se revise un pasado en el que cuando menos aparece como responsable de permitir que las estructuras policiacas, de seguridad y espionaje actuaran concertadamente para ocultar cuanto, a juicio de aquellos Pinos de orejas emblemáticas, los mexicanos no deberíamos saber (otro de los principales gladiadores de las funciones actuales de la arena tricolor es Manlio Fabio Beltrones, hombre de secretos históricos a quien Madrazo está empujando a trasmano para que pelee a la maestra incómoda la coordinación diputadil).

PERO NO ES sólo en el ámbito priísta donde se guarda denso silencio sobre el crimen que sigue pesando sobre la conciencia nacional. De hecho, los principales personajes del colosismo han preferido la cómoda continuación de carreras políticas desde el camaleonismo (Alfonso Durazo ahora es secretario particular de un Presidente de la República que no tiene ningún emparentamiento ideológico ni político con Luis Donaldo; Liébano Sáenz corrió luego de anunciar la muerte del sonorense a entregarse al servicio de Ernesto Zedillo), el viudismo (Guillermo Hopkins, un ejemplo) o la compasión productiva (Luis Colosio Fernández, padre del victimado, ha aceptado candidaturas y ejercido cargos legislativos y gubernamentales del mismo aparato de poder desde el que se fraguó el asesinato de su hijo, sin hacer otra cosa en demanda de justicia que declaraciones que el aire se lleva). Pero no sólo son ellos quienes han preferido la comodidad del silencio: el propio gobierno federal que prometió el cambio, castigar los crímenes del priísmo y abrir a los ciudadanos el camino para conocer la verdad de sus momentos cruciales no ha hecho nada importante en ese sentido. Es explicable que Mario Aburto hubiese sido mantenido en el silencio absoluto durante los días finales del salinismo y durante el zedillismo, pero no hay manera de entender por qué el foxismo no ha permitido, por ejemplo, que periodistas, comisiones o agrupaciones diversas pudieran conocer el testimonio directo del responsable jurídico del asesinato de Colosio, a quien buena parte de la sociedad sigue considerando mero instrumento operativo o simple chivo expiatorio. Para el salinismo y el zedillismo el silencio de Mario Aburto fue razón de Estado, pero ahora también lo sigue siendo para el foxismo, hermanado así, cómplice, pues, en los encubrimientos estratégicos.

ASTILLAS: LA PRIMERA MAESTRA del país habló ayer en Magdalena de Kino para recordar la muerte de Colosio, y pronunció la siguiente frase de claridad y transparencia totales: "Es verdad: no hay agrumento político ni lógica discursiva capaz de atenuar la perversa racionalidad de un crimen que aún nos lastima". Allí, la señora Elba insistió en su discurso en el "poder ciudadano", que bien podría ser el nombre de alguna de sus creaciones políticas futuras... La primera esposa del país ataca de nuevo, para demostrar que por encima de guerras el show local debe continuar. Según la agenda de actividades que ayer Los Pinos dio a conocer, la señora Marta reanudará esta semana sus reuniones proselitistas, luego del descanso que se tomó para acompañar a su esposo en el hospital militar. Por cierto, el Presidente ya es abuelo, aunque no se sabe si Vicente III sigue haciendo la V de la victoria... Juan Francisco Hernández Velázquez, originario de Ciudad Madero, pero ahora residente en Francia, asegura que durante el quinismo en aquella población tamaulipeca había obras y beneficios que desaparecieron con el encarcelamiento de Joaquín Hernández Galicia. "Desde entonces parece que en la ciudad el tiempo se ha detenido y, en cuanto al desarrollo se refiere, retrocedido(...) No es por padecer mala memoria, pero en un México tan surrealista, si nos dieran a escoger, preferiríamos mil veces a los ladrones tipo Chucho El roto"... La mayoría de las cadenas estadunidenses de televisión están demostrando la veracidad de esos códigos de presunta "objetividad e imparcialidad" con los que dicen manejarse. Para que los habitantes del gran imperio no se sintieran mal, viendo detenidos y maltratados a algunos de sus enviados bélicos, esos medios electrónicos prefirieron aplicarse una patriótica autocensura... Y por hoy es todo en esta dificilísima búsqueda de asuntos políticos internos relevantes en momentos en que la guerra opaca casi todo.

Fax: 5605 2099 [email protected]

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