BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife-Rahme
Irak: hacia la (xeno) privatización del petróleo (Ƒfin a la OPEP y a Pemex?)
George W. Bush, sepulturero de la ONU
ƑQuién pagará la instauración de la nueva democracia?
EL PRESIDENTE NUMERO 43 de Estados Unidos, George W. Bush, será recordado como el sepulturero de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que de por sí vivía una etapa aciaga con el ghanés Kofi Annan, quien nunca se pudo liberar de sus cadenas mentales con la metrópoli británica. En los últimos seis años, ya van tres guerras importantes que libra Estados Unidos en forma casi unilateral (contra Kosovo, Afganistán e Irak), sin que la ONU pueda impedirlas, de acuerdo con su mandato principal, que es preservar la paz en la Tierra.
EN 1998, ESTADOS UNIDOS libró su guerra en Kosovo con la cobertura de la OTAN, que luego avaló Annan como vulgar notario público. También sin la aprobación de la ONU, en 2001 Estados Unidos "cambia el régimen" de los talibanes en Afganistán, a quienes había impulsado desde las sombras de los servicios secretos de Pakistán, ambos sus aliados de la guerra fría. Casi seis años después, Estados Unidos, ahora con la vestimenta del fundamentalismo apocalíptico de Baby Bush, choca frontalmente con el orden internacional representado por la ONU, así como contra la mayoría de los países civilizados del planeta y su gloriosa opinión pública, para emprender la "guerra preventiva" unilateral neoimperial contra Irak y deponer a su régimen, al que contribuyó a armar. En seis años, tanto con Clinton (un gran simulador que salió al rescate intempestivo de su amigo Tony Blair, al borde de la ignominia) como con Bush, Estados Unidos ha socavado el viejo orden mundial de 1944/1945, condensado por la ONU, para intentar sustituirlo por el orden unipolar neoimperial de la petrocracia texana. Clinton con la máscara de la globalización financiera, o Bush con su Armagedón paleobíblico, son las dos caras de la misma moneda escenográfica: solamente han cambiado el disfraz para confundir a los neófitos y a las almas de buena voluntad. Estados Unidos, con Clinton o con Bush (aquí no hay "terceras vías" que valgan), trata de salvarse destruyendo a los demás, lo cual se acentuó con la coreografía montada del 11 de septiembre, que se desvió de su objetivo primario cuantas veces han querido los medios de Estados Unidos, los que demostraron obscenamente formar parte de la panoplia bélica de un país desinformado que ha acelerado su decadencia huyendo hacia delante.
PARA EL EX MINISTRO del petróleo de Arabia Saudita Zaki Yamani, lo que busca Estados Unidos en Irak es la "privatización del petróleo" (Daily Telegraph, 16 de marzo). Mejor dicho, la xenoprivatización, en la que el prefijo "xeno" sitúa el origen foráneo de los captores de sus pletóricas reservas; porque no es lo mismo una privatización foránea que una doméstica: "Estados Unidos ha empezado a disponer del petróleo de Irak y ha comenzado a ofrecerlo a otros". Yamani, quien calcula que el precio podría alcanzar entre 50 y 80 dólares el barril en la fase bélica (no dice nada sobre la fase posbélica), pone en tela de juicio la "custodia" del petróleo para el "pueblo de Irak": "esta es una guerra del petróleo (...) y Estados Unidos ha realizado estudios para privatizar la industria petrolera en Irak". Seguramente el saudita Yamani se refería al proyecto (xeno) privatizador El camino a la prosperidad económica en el Irak post Saddam (24 de septiembre de 2002), que realizó el ruso-israelí-estadunidense Ariel Cohen de la ultraconservadora The Heritage Foundation, que Bajo la Lupa ya había traído a colación desde hace medio año, y que acaba de ser revisado por su autor (5 de marzo). De acuerdo con su semblanza biográfica, Ariel Cohen nació en Yalta (la metáfora geopolítica es inenarrable), "vivió en Israel durante 11 años, y obtuvo la licenciatura en derecho en la Universidad de Bar Ilan en Tel Aviv".
EN SU PROYECTO destacan dos datos: uno sobre las reservas y otro sobre la deuda externa de Irak (en las cuentas de la globalización financiera expropiatoria y privatizadora van de la mano. Las "reservas de Irak pueden alcanzar 220 mil millones de barriles (MB), igual que las de Arabia Saudita". Son mucho más y es en lo único en lo que concuerdan los gobiernos de Irak y Estados Unidos: la sección de información del Departamento de Energía de Estados Unidos asevera que Irak posee más de 300 mil MB de reservas probadas (reporte de octubre de 2002): más que los 250 mil MB sauditas. Luego vienen las cuentas alegres sobre la deuda de Irak, que arranca con una "deuda externa" de 140 mil millones de dólares, se empalma con los daños de la guerra de 1991 (de esto saben demasiado Alemania y Japón, que fueron exprimidos por sus acreedores bélicos), y se conectan al futuro de los costos de la "reconstrucción", lo que en total puede alcanzar entre 200 mil millones y 500 mil millones de dólares, dependiendo de si le dan la concesión de la contabilidad bélica a la fraudulenta empresa de la superchería numérica Arthur Andersen. A Ariel Cohen se le escapa contabilizar los costos del operativo bélico de Baby Bush, que en Estados Unidos nadie sabe quién va a pagar, pero que ya le dieron la buena noticia a los contribuyentes que no será su gobierno. Dicho en corto: antes del primer disparo, al nuevo gobierno instalado en Bagdad, a cargo del general Tommy Franks (quien estudió en Midland, Texas, con Laura, la esposa de Baby Bush: la caja chica en las mejores manos confiables), le depara un adeudo inicial de 500 mil millones de dólares (unos dólares más, unos menos). Como que sale muy cara la instauración experimental de la "democracia" al estilo bushiano en el Medio Oriente, y que mejor haría en empezar a dar la (e) lección en Florida, donde impera el vandalismo electoral bananero.
VIENE LA FRASE que vale el texto (y la guerra): "Las reformas económicas estructurales (Ƒdónde hemos escuchado esto?), las vastas reservas petroleras de Irak, la reconstrucción de su economía, incluyendo el renovado sector petrolero, probablemente proveerán los fondos necesarios para la reconstrucción y el estímulo del crecimiento económico". ƑQué sería del Medio Oriente, e Irak en especial, sin la filantropía de la petrocracia texana conectada a la sabiduría del partido Likud?
ES EVIDENTE SIN SER VIDENTE que la (xeno) privatización del petróleo de Irak resquebrajará a la OPEP-11, conformada por nueve países islámicos, uno híbrido islámico-cristiano, Nigeria, y el único católico, Venezuela. Resalta que el proyecto para Irak de Ariel Cohen sea una calca del proyecto sobre la "privatización" del sector energético de México (agua, petróleo, gas y electricidad) plasmado en el infame documento del Consejo Binacional Estados Unidos-México: Nuevos horizontes en las relaciones México-EU: recomendaciones para los hacedores de política (18 de septiembre de 2001, Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos, de Washington -CSIS por sus siglas en inglés-, donde brillan Brzezinski y Kissinger) y que el diputado a cargo de las relaciones exteriores (sic) del PAN, el castañedista Tarcisio Navarrete, dice desconocer (ellos que todo lo saben). Entre los signatarios del documento entreguista de lo ajeno, sin necesidad de guerra, sino por la vía más sencilla de la globalización financiera, se encuentran el citado CSIS, la Universidad de Austin (el "síndrome polko"), el ITAM (el caballo de Troya neoliberal) y un ente fantasmagórico, el CIDAC de Luis Rubio y Manuel Suárez Mier. Destacan las firmas polkas del zedillista Jesús Reyes-Heroles, el venezolano Andrés Rozenthal Gutman (medio hermano de Jorge Castañeda Gutman), el cordobista Jaime Serra Puche, el castañedista Rafael Fernández de Castro, el ex senador panista Manuel Molina y el perredista Alfonso Sánchez Anaya.
ƑQUE SUCEDERA EL "día después", en un escenario exitoso del ejército de Estados Unidos en Irak, con la política mundial petrolera, aplicada en su "esfera de influencia", como México? ƑSerá este el último aniversario de Pemex, "después de la guerra de Irak", cuando Estados Unidos propine por doquier sin ningún obstáculo enfrente su "guerra preventiva" y su despojo del petróleo ajeno por la vía de la (xeno) privatización, como el de Irak y el de México?
HOY OSAMA BIN LADEN, el viejo aliado de la CIA y del nepotismo dinástico de la familia Bush, contemplará por uno de los canales de los multimedia, desde una cueva de Jalalabad, la reacción en cadena del operativo bélico de Estados Unidos: la invasión de Irak, el derrocamiento del régimen de Saddam, la captura de sus 13 yacimientos petroleros al unísono de su xenoprivatización, y la instalación de un régimen militar encabezado por el general Tommy Franks para instaurar la "democracia", como la de las petromonarquías de Kuwait, Bahrein y Qatar, quizá los regímenes más atrasados del planeta, pero muy bien tolerados por Estados Unidos/Gran Bretaña debido a su sumisión oleosa y untuosa.
BABY BUSH HUYE hacia adelante; mejor dicho, vuela con sus alas de cera hacia adelante, como Icaro el temerario, hasta que se precipite al vacío por acercarse demasiado al sol, que le fundirá sus endebles alas. Con o sin su nuevo profeta de pacotilla, George W. Bush, el grave problema de Estados Unidos se centra en su lucha contra Cronos, el dios del tiempo. Estados Unidos perdió su futuro en la "nueva economía" que empeñó en su delirante burbuja.com, que lo llevó a la ruina financiera, de la que piensa recuperarse con los 13 yacimientos petroleros de Irak por la vía de la (xeno) privatización. El problema de Bush es también el tiempo: para relegirse y para no rebasar el plazo máximo de seis semanas de su operativo bélico fulgurante que solicitan los mercados para que el índice Dow Jones pueda recuperar 30 por ciento de lo perdido. Urge el operativo antes del cierre fiscal de Japón (a finales de marzo), que hubiera sacudido estrepitosamente a las bolsas, cuyo desplome, acelerado por los "derivados" (las "armas financieras de destrucción masiva", estigmatizadas por Warren Buffet), hay que ocultar con la contabilidad invisible de los paraísos fiscales, desde donde el modelo financiero de Estados Unidos rememora la piratería británica a escala global.
PERO EL POCO CULTO Bush ignora que el tiempo es inexorable en la verdadera mitología occidental, que abreva sus fuentes genéticas en Mesopotamia, desde los mitos primigenios de Gilgamesh, de los que se inspira incluso la Biblia. Cronos, el dios del tiempo, castra hasta a su padre Urano, el omnipotente dios de los cielos, en lo que se ha convertido Estados Unidos, la invencible (hasta ahora) potencia de los cielos militares. Cronos, el dios de los griegos (Saturno para los romanos), hizo florecer la paz, la abundancia y la agricultura, y su reinado es conocido como la Edad de Oro. Se equivoca radicalmente Robert Kagan, uno de los teóricos hobbesianos del poderío militar crudo, con la falsa dicotomía entre Venus (la mentalidad europea) y Marte (el dios bélico que representa la sicología estadunidense) con que engaña a quienes desconocen las proezas míticas del verdadero "Occidente", adulterado y edulcorado en la cuenca del Potomac. La lucha no es entre Marte y Venus (la diosa del amor), sino entre Urano, el poderío militar celestial de Estados Unidos, y Cronos, el dios del tiempo, que impone la paz con abundancia. Cronos, después de castrar a su padre, instaura la paz y la abundancia. La metáfora es sublimemente insuperable: en nuestros genuinos mitos occidentales, la paz terrestre se impone a la guerra celestial, siempre y cuando se cumpla el corolario de la abundancia y la expansión de la agricultura, es decir, la justa distribución y retribución de la riqueza para que impere la armonía en los cielos como en la Tierra.