VIENTOS DE GUERRA
Dudan que se pueda implantar por largo tiempo un
gobierno "democrático"
Funcionarios de EU cuestionan planes de Bush para la
etapa de posguerra en Irak
Difícil, que el ataque a Bagdad produzca cambios
en regímenes de Medio Oriente
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington, 15 de marzo. Derrocar a Saddam Hussein
podría ser la parte más fácil. Al preparar la guerra
contra Irak, algunos altos oficiales militares y funcionarios del Departamento
de Estado están cuestionando las descripciones optimistas de un
Irak y Medio Oriente posguerra presentadas por la Casa Blanca.
Un informe secreto del Departamento de Estado filtrado
esta semana a Los Angeles Times sugiere que el establecimiento de
la democracia en Medio Oriente -supuesta meta y justificación de
la política de Bush en torno al conflicto con Irak- podría
ser algo poco deseable para los intereses estadunidenses. La democracia
en Arabia Saudita, por ejemplo, podría llevar a crear un gobierno
religioso fundamentalista, parecido al régimen talibán en
Afganistán, advierte el documento.
Estas extraordinarias críticas a la Casa Blanca
de algunos sectores del gobierno estadunidense están nutriendo inquietudes
entre el Congreso y expertos sobre el manejo de la crisis de Irak y los
peligros que Estados Unidos podría enfrentar en la reconstrucción
política de ese país, especialmente sin el apoyo de la Organización
de Naciones Unidas (ONU). De nuevo estas críticas también
muestran que no existe amplio consenso en la cúpula del gobierno
estadunidense sobre los objetivos políticos y militares expresados
por el mandatario.
No obstante, el presidente George W. Bush, el vicepresidente
Dick Cheney y el secretario de Defensa Donald Rumsfeld han insistido en
que, después de derrocar a Saddam Hussein, Estados Unidos establecerá
un gobierno miliar que preparará a Irak para elecciones y para un
gobierno democrático. Si la ONU no ofrece apoyo para este esfuerzo,
Estados Unidos, insisten, actuará con una "coalición de los
dispuestos" para realizar esa tarea.
¿Qué sigue tras la caída de Hussein?
Pero
varios analistas creen que la fuerza militar de más de 250 mil efectivos
que Bush ha desplegado en Medio Oriente logrará el llamado "cambio
de régimen" en Irak, pero el problema es qué sigue.
Los líderes civiles del Pentágono ya han
seleccionado al general Jay Garner como el mandatario de Irak, que estará
en el puesto hasta que los iraquíes "democráticos" estén
en condiciones de instalar un nuevo gobierno.
Los estrategas estadunidenses también están
considerando emplear a las fuerzas armadas iraquíes y recursos por
la venta de petróleo de Irak para lograr la reconstrucción
de ese país. Ese proceso, insiste Donald Rumsfeld, se podrá
hacer relativamente rápido. Para asistir en ese esfuerzo, el Pentágono
ya ha iniciado negociaciones con empresas estadunidenses como Halliburton
Inc. para la reconstrucción física de Irak. Claro, Halliburton,
industria anteriormente encabezada por el vicepresidente Cheney, continúa
pagándole más de un millón de dólares anuales
como compensación postergada.
Pero todo esto, particularmente si Washington tiene que
hacerlo sin el apoyo de otros aliados y sin el aval de la ONU, podría
resultar muy difícil. Sesenta por ciento de la población
iraquí dependerá totalmente de la asistencia alimentaria.
Por eso el restablecimiento del sistema de distribución de alimentos,
mientras dure la guerra, será una alta prioridad para Estados Unidos.
Bush ha rehusado ofrecer cálculos oficiales sobre
cuánto costará la ocupación de Irak, al tiempo que
Rumsfeld y su segundo, Paul Wolfowitz, han provocado irritación
en el Congreso al no responder preguntas respecto a qué tiempo tendrán
que permanecer las tropas estadunidenses en Irak y cuánto costará
todo a los contribuyentes de esa nación.
Pero no todos son renuentes a hacer cálculos. El
general Eric Shinseki, oficial que encabeza el ejército de Estados
Unidos, declaró en febrero que la ocupación de Irak podría
requerir "cientos de miles" de tropas. Esta cifra fue inmediatamente criticada
por el subsecretario de Defensa, el civil Wolfowitz, quien insistió
en que el general estaba equivocado. Pero Shinseki se ha negado a retractarse
y repitió sus cálculos de que la ocupación podría
implicar la presencia de más de 200 mil soldados durante más
de un año.
Un grupo de trabajo del Council on Foreign Relations,
encabezado por el ex secretario de Defensa republicano James Schlesinger,
estimó recientemente que la invasión militar podría
costar casi 17 mil millones de dólares anuales. Si Estados Unidos
se ve obligado a ocupar el solo Irak, sin el apoyo de Francia y otros países,
este grupo de trabajo del instituto, el más prestigiado sobre política
exterior del país, indicó que Washington tendría que
desplegar por lo menos 75 mil militares, cifra que obligaría a cada
integrante de la infantería estadunidense a dedicar seis meses de
cada dos años al servicio en Irak.
Eso sería una carga difícil de sobrellevar
para Estados Unidos, particularmente cuando Washington tiene que enfrentar
otras crisis en Corea del Norte, Filipinas y, claro, la caza de Osama Bin
Laden.
El Departamento de Estado y el Pentágono también
están cuestionando la sabiduría de establecer regímenes
"democráticos" en Medio Oriente. Según esta política,
fomentada por los principales promotores de la guerra, establecer un régimen
"democrático" en Irak podría generar cambios similares en
otros países del Medio Oriente y eso garantizaría mayor estabilidad.
El propio Bush expresó esta perspectiva en un discurso
ante el American Enterprise Institute hace una semana. "Un nuevo régimen
en Irak serviría de ejemplo dramático e inspirador de la
libertad para otros países en la región", aseveró.
Sus funcionarios han sugerido que gobiernos democráticos podrían
florecer en otros países de la región, empezando por Siria
e Irán, pero también Jordania, Arabia Saudita y Egipto.
Empero, esa conclusión es cuestionada por el informe
secreto del Departamento de Estado. El análisis señala que
65 millones de adultos en Medio Oriente son analfabetos y que 14 millones
son desempleados. En este contexto, sostiene el informe, "la democracia
liberal sería difícil de lograr".
Además, si se realizaran comicios democráticos
en algunos de estos países, el resultado probable serían
gobiernos fundamentalistas islámicos hostiles a Estados Unidos.
Aun en Arabia Saudita, uno de los aliados más cercanos
de Estados Unidos en la región, los resultados no serían
nada parecidos a lo que calcula Bush. "Analistas políticos dicen
que unas elecciones libres en Arabia Saudita probablemente serían
ganadas por musulmanes fundamentalistas hostiles a Estados Unidos, con
lo cual se crearía el riesgo de un surgimiento de antiamericanismo
por las líneas de la revolución islámica de Irán
en 1979", advirtió el Washington Post esta semana.
"Cambios políticos conducentes a una estabilidad
más amplia y duradera en la región serían difíciles
de lograr por mucho tiempo", concluye el informe del Departamento de Estado.