Un ejército de artistas y técnicos
prepara el montaje de El oro del Rhin
El anillo del Nibelungo, metáfora de
la existencia humana: Sergio Vela
El director escénico está a un paso de
cumplir ''un demencial sueño artístico''
El primer título de la tetralogía de Wagner
se presentará en el Palacio de Bellas Artes
ANGEL VARGAS
A 13 años de su debut como director escénico,
Sergio Vela está a unos días de empezar a materializar uno
de sus ''más grandes y demenciales sueños artísticos".
Se trata del montaje de una de las creaciones operísticas más
colosales de todos los tiempos: la tetralogía El anillo del Nibelungo,
de Richard Wagner, que será presentada de manera íntegra
por vez primera en México.
Por
su monumentabilidad y sus consecuentes complejidades -basta como dato que
la tetralogía en su conjunto supera 15 horas de duración-,
esta obra será puesta en escena de manera paulatina, a razón
de un título por año, en el siguiente orden: El oro del
Rhin, La valquiria, Sigfredo y El ocaso de los dioses.
Así, la saga dará inicio este 2003 con El
oro del Rhin, de la cual se ofrecerán cuatro funciones en el
Palacio de Bellas Artes, los días 20, 23, 25 y 27 de marzo, como
parte del Festival de México en el Centro Histórico. La relevancia
del acontecimiento rebasa el panorama musical mexicano para convertirse
en un hito de índole mundial, pues salvo el teatro de Bayreuth,
en Alemania, son escasos los foros del orbe donde se aventuran a tal empresa
desde que la obra fue estrenada completa en 1876, precisamente en aquel
foro.
''El anillo del Nibelungo es de las poquísimas
obras que pretenden ser un reflejo de la realidad entera, de la existencia;
es una metáfora del ser. Inicia con la creación del mundo,
el origen de la vida, y termina con la destrucción del orden universal,
ofreciendo una alternativa: el mundo destruido por el poder se redime por
el amor", explicó Sergio Vela, cuando anunció el proyecto,
en abril del año pasado.
''Wagner sigue el modelo del teatro griego de presentar
obras ligadas dramáticamente para sintetizar una cosmovisión.
Abrevó y se nutrió en fuentes mitológicas, leyendas,
sagas y épicas ancestrales. Es una obra simbólica, arquetípica,
que reclama ser reinterpretada cada vez que se pone en escena, porque es
precisamente una metáfora de la existencia humana, una visión
entera del mundo."
Enfasis en la intemporalidad del mito
Durante las más recientes semanas, todo un ejército
de artistas y de técnicos ha trabajado gran parte del día
en la preparación de El oro del Rhin.
El director de orquesta Guido Maria Guida se encarga de
la parte musical, en tanto Sergio Vela de todo lo relativo a la escena.
El montaje no pretende contar la historia como un cuento
de hadas ni está fincado en el naturalismo decimonónico,
meramente ilustrativo, según el director: ''Pretendo hacer una abstracción,
volver un poco hacia la idea griega de El anillo del Nibelungo y
enfatizar los aspectos sicológicos, simbólicos, intemporales
del mito. Si hay un sustento, en buena medida lo encontraría quizá
en la simbología del arquetipo de Jung, para que en última
instancia sea el espectador el que descubra su interpretación".