Con Pitol, hermoso viaje errabundo: Tabucchi
Nosotros, tus lectores, sabemos cuánto te inquietaría
la idea de llegar a una conclusión. Porque, en ese caso, serías
el escritor que no eres, ése que conoce ya el lugar de llegada y
que, para tranquilizarnos, nos explica el recorrido. Y, en cambio, si nosotros
te hemos elegido, al igual que tú nos has elegido a nosotros, es
para realizar juntos un hermoso viaje errabundo que nos lleve a ese anywhere
del arbitrio, sede de aquella idea de Marsilio Ficino que tenía
su centro en todas partes y la circunferencia en ninguna.
Tampoco puedes hacernos creer que puedas llegar a volverte
complaciente con tu obra. Explicar porqué sería pura repetición.
En cuanto a tu aserto de la disimulación de las arrugas, te ruego
que no nos subestimes, porque nos volveríamos aún más
suspicaces hacia ti, y aunque no lo digamos en público, nutrimos
la secreta convicción de que la verdad no son las arrugas, sino
las muecas con las que intentamos disimularlas. Tú, escribiendo.
Nosotros, leyendo.
Tomado del prólogo del escritor italiano a Tríptico
del carnaval, publicado por Anagrama