Anuncia el gobierno que tiene bajo arresto a
dos sospechosos del atentado
Declaran el estado de emergencia luego del asesinato
del premier serbio Djindjic
Analistas estiman que el ataque fue obra del crimen
organizado; no descartan otros autores
AFP, DPA Y REUTERS
Belgrado, 12 de marzo. La presidenta Natasa Micic
declaró el estado de emergencia horas después de que el primer
ministro, Zoran Djindjic, quien desempeñó un im-portante
papel en el derrocamiento del presidente yugoslavo Slobodan Milosevic,
fue asesinado este miércoles en las afueras del edificio del gobierno
en esta capital, en una acción condenada por la comunidad internacional
y que coincide con las tensiones políticas y militares ante un inminente
ataque contra Irak.
Por la noche, el gobierno anunció que ya tenía
bajo arresto a dos sospechosos del asesinato, y que el responsable del
mismo era un ex comandante de la policía.
Las autoridades afirmaron además que el asesinato
no repercutirá en la puesta en marcha de las instituciones de la
República de Serbia-Montenegro, que sustituyó a Yugoslavia
el pasado 4 de febrero.
"El asesinato del primer ministro Zoran Djindjic representa
una amenaza para la seguridad de Serbia, la libertad, los derechos de los
ciudadanos y el buen funcionamiento de los órganos del Estado. Con
la finalidad de descubrir y detener a los autores de este atentado, he
decidido proclamar el estado de emergencia en el territorio de Serbia",
declaró Micic ante la prensa.
Añadió que el Estado utilizará "todos
los medios para arrestar a los culpables" e hizo un llamado a los ciudadanos
y a las instituciones para mantener la calma.
Micic sostuvo que el estado de emergencia permanecerá
vigente hasta la detención de los responsables intelectuales del
atentado. El Ejecutivo proclamó ademas tres días de luto
oficial.
El estado de emergencia limita los derechos civiles, por
lo que ahora se permitirá a la policía interrogar a sospechosos
sin la presencia de un abogado, detener a sospechosos sin acusarlos e intervenir
teléfonos.
Además, los militares también estarán
facultados para investigar y arrestar a sospechosos relacionados con el
crimen organizado en el país balcánico y quedará limitada
la información que podrán difundir los medios de información
locales, que sólo podrán publicar boletines oficiales.
Djindjic recibió varios impactos de bala en el
pecho y abdomen a las 12, hora local, cuando se encontraba en un patio
interior de la sede del gobierno de Serbia, en el centro de Belgrado. El
funcionario murió 15 minutos después en un hospital.
Según explicaron testigos, los disparos se efectuaron
desde un inmueble cercano a la sede del gobierno que resultó parcialmente
destruido por los bombardeos de la Organización del Tratado de la
Atlántico Norte (OTAN), en 1999. Según la radio B 92,
dos personas fueron detenidas tras el ataque.
Agentes policiacos registraban los vehículos en
el centro de ciudad, y el aeropuerto de Belgrado fue cerrado después
del atentado, informó la cadena de radio B-92.
Se reforzaron asimismo los controles en las carreteras
de Serbia-Montenegro, explicó el jefe de aduanas, Vladan Begovic.
La mano de la mafia
Djindjic, de 50 años, fue nombrado primer ministro
de Serbia en enero de 2001; comentó en varias ocasiones que había
recibido amenazas de muerte.
A finales de febrero, logró escapar a otro ataque
cuando un camión se interpuso en el camino del cortejo de vehículos
en el que viajaba, con la intención de dispersar el convoy e intentar
matarlo.
Para algunos analistas del Belgrado el atentado del miércoles
es probablemente obra del "crimen organizado", pero no ex-cluyen, sin embargo,
la posibilidad de que Djindjic fue víctima de fuerzas leales al
ex presidente Slobodan Milosevic.
Medios de comunicación de Belgrado afirmaron en
varias ocasiones que Djindjic estaba vinculado a personas relacionadas
con el crimen organizado.
Sin embargo, el primer ministro había prometido
que llevaría a cabo una lucha "decisiva" contra la mafia.
Un ex comandante de una unidad especial de la policía,
Milorad Lukovic, alias Legija, es el responsable del atentado que
provocó la muerte de Djindjic, anunció esta noche el gobierno
en un comunicado.
"Milorad Lukovic encabeza un grupo criminal que intentó,
asesinando al jefe del go-bierno, provocar el caos y el temor en Serbia",
señala el comunicado.
"El asesinato del primer ministro Zoran Djindjic constituye
un intento de este grupo por detener la lucha contra el crimen organizado
(lanzada por el gobierno) y para escapar a su detención", añadió.
El viceprimer ministro, Zarko Korac, precisó durante
una rueda de prensa que el grupo mafioso de Lukovic "quería adueñarse
del poder", y añadió que la policía debía haber
procedido a su detención precisamente este miércoles.
El plan policial para la detención "ha tenido que
haber llegado a oídos" de esta organización, sostuvo Korac,
quien invitó a los medios de comunicación a "ayudar al go-bierno"
para dilucidar el asesinato del primer ministro.
"El Estado se defenderá", afirmó Korac,
quien anunció a los medios que durante el estado de emergencia,
proclamado este miércoles, sólo se permitirá la publicación
de comunicados oficiales sobre el atentado.
"No se podrán publicar, por ejemplo, las cartas
en las que Legija intentaría, mediante una retórica
patriótica, ganarse el apoyo de ciertas estructuras políticas",
afirmó el viceprimer ministro, haciendo referencia a las acusaciones
que el presunto responsable del atentado contra el primer ministro pu-blicó
recientemente en artículos contra varios políticos.
Legija, hijo predilecto del régimen de Milosevic,
se ganó la simpatía del actual poder al negarse a reprimir,
junto con sus hombres, los denominados boinas rojas, a los miles
de manifestantes que defendían en las calles de Belgrado la victoria
electoral de la oposición en octubre de 2000, que derivaron en la
deposición de Milosevic y su entrega al Tribunal Penal Internacional
para la ex Yugoslavia, en La Haya. Pero Legija se vio obligado a
dimitir en 2002.
Korac agregó que el asesinato del primer ministro
"no tendrá repercusiones" para la puesta en marcha de las instituciones
del nuevo Estado de Serbia-Montenegro, que remplazó a Yugoslavia
el 4 de febrero.
El secretario general de la OTAN, George Robertson, condenó
el asesinato haciendo eco a la lucha antiterrorista de Washington, al afirmar
que "no habrá paz duradera ni prosperidad ni justicia hasta que
los extremistas sean llevados ante la justicia".
A su vez, el representante de la Política Exterior
y Seguridad Común de la Unión Europea, el español
Javier Solana, lamentó la muerte de "un amigo personal" y aseguró
que "no debemos permitir que este crimen horrendo frene el progreso hecho
por su país en el camino a la adhesión al resto de la familia
europea".
El presidente estadunidense, George W. Bush, expresó
sus condolencias al pueblo de Serbia, y dijo que Djindjic "será
recordado por el papel que jugó al llevar a Slobodan Milosevic ante
la justicia" e impulsar el proceso de democratización.
El asesinado funcionario fue quien tomó la decisión
de enviar a Milosevic al Tribunal Penal Internacional, donde actualmente
está bajo juicio por genocidio y crímenes contra la humanidad.
Rusia, Alemania, Brasil, México, entre otros países,
expresaron también su pésame por la muerte del primer ministro.