Un gran mural colectivo en Insurgentes Sur es el primer resultado de la iniciativa
Arranca movimiento plástico contra el belicismo
KARINA AVILES
El primer movimiento de brochas, pintura y cubetas para que las bardas de la ciudad de México voten por la paz ya nació, con un gran mural en el sur de la capital.
Esta iniciativa, titulada Arte en guerra contra la guerra, busca expandirse a todos los muros disponibles de la ciudad, por lo que la población está convocada a unirse a esta obra de carácter antibélico.
Los forjadores de la iniciativa son un grupo de artistas plásticos, intelectuales y miembros de la sociedad civil que intentan, mediante estos mensajes pictóricos, alertar a la población sobre los riesgos que tiene para la humanidad la pretensión estadunidense de hacer la guerra.
La idea de utilizar las bardas como medio de concientización es dejar plasmada la voluntad pacifista del pueblo mexicano, explicó Oswaldo Caldú, uno de los iniciadores del movimiento.
El artista expresa que si el gobierno de Vicente Fox no habla claro y, por ello, nadie sabe cuál será el voto definitivo del país en el Consejo de Seguridad, "entonces queremos que México vote mediante sus bardas y paredes".
Pero esta iniciativa será inútil si no salen los chavos, los estudiantes y los vecinos a pintar las calles de la ciudad con un mensaje en favor de la paz. Javier Bautista, otro de los artistas plásticos, explica cómo se pueden unir al movimiento, ya que lo importante es la solidaridad, no que la gente sepa tomar la brocha.
Propone que aporten desde una escalera hasta un poco de pintura. "Pero lo más importante es tener la conciencia y llevar ideas que se unan a las voces del mundo en contra de la guerra", dijo.
Con esta perspectiva, el primer gran mural colectivo de este movimiento quedó plasmado en el número 3874 de Insurgentes Sur, en el Distrito Federal.08
En la obra participaron Javier Bautista, Oswaldo Caldú, Enrique Gallo, José Luis Morales, Gabriela Parada, Marco Rascón, Guillermo Scully, Helena Scully, Miguel Suazo, Zarin Risso, Alberto Venegas, Fito Zapata y Claudia Martínez, entre otros.
El mural es un libro en dos partes. Un capítulo narra la paz mediante la posibilidad que todos tenemos de soñar, de imaginar. La vida en paz es simbolizada por una gran paloma, así como por la existencia de las razas, la solidaridad con las mujeres y los hombres del Oriente, y la creación del ser humano. Un sol amarillo es el significado de la vida.
El capítulo de la guerra comienza con un sol rojo guerrero de rayos rectos. Más adelante aparecen unos hombres con una expresión de grito y dolor. Enseguida hay una bota llena de estrellas que aplasta y oprime a la humanidad.
Un símbolo central en el eje del mural es el de una bomba estadunidense cargada de cadáveres. En esta escena también participa una bandera inglesa y una más pequeña, que es la española, porque (el presidente español, José María) "Aznar es un pigmeo político", considera Caldú.
En la historia de muerte también figuran la cara de un hombre, en cuyos ojos se representa un bombardeo y en lugar de lágrimas llora balas, y los niños de la guerra, nacidos con malformaciones congénitas por las armas químicas.
Caldú dijo: "Si no queremos que nuestros hijos respiren uranio empobrecido, si no queremos un mundo de esclavos como el que plantea George W. Bush, tenemos que convocar al mundo a frenarlo".
Para continuar con este movimiento, el próximo sábado 15, a partir del mediodía, se instalará un centro de acopio frente a la embajada estadunidense en busca de material para los murales.
