Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 11 de marzo de 2003
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Editorial
 
BASTA DE VACILACIONES: NO A LA GUERRA

sol-2El presidente francés, Jacques Chirac, señaló ayer que su país recurrirá a su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para rechazar la resolución con la que George W. Bush y Tony Blair buscan legalizar sus proyectos de agresión contra Irak. "Aún si hubiera una posibilidad en un millón, haría todo lo posible para evitar una guerra con Irak", dijo el mandatario francés y agregó que su postura es "un asunto moral" y una "cuestión de principio". El canciller ruso, Igor Ivanov, dijo por su parte que Moscú hará otro tanto, toda vez que no ve ninguna justificación para bombardear al país árabe.

Ambas posiciones constituyen la puntilla para los afanes estadunidense y británico de uncir a Naciones Unidas a un proyecto bélico criminal, ilegal e injustificable, que no tiene el propósito de eliminar las supuestas armas iraquíes de destrucción masiva ni de combatir el terrorismo, sino la intención de hacer negocios petroleros e inmobiliarios sobre la sangre de miles de iraquíes.

Los verdaderos propósitos de Bush, dicho sea de paso, fueron puestos en evidencia por The Wall Street Journal, el cual divulgó en su edición de ayer la licitación abierta por la Casa Blanca, a través de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), entre cinco empresas estadunidenses para que presenten propuestas para la "reconstrucción" de Irak una vez terminada su destrucción por el Pentágono. Entre las compañías invitadas se encuentra nada menos que Halliburton Co., que fue dirigida por Dick Cheney hasta 2000, cuando el ahora vicepresidente se postuló al lado de Bush.

El contrato en juego, que asciende a 900 millones de dólares, incluye la restauración de carreteras, puertos, hospitales y escuelas, lo que evidencia que la destrucción de tales instalaciones está en los planes militares de Bush; adicionalmente, la USAID busca candidatos para administrar puertos, aeropuertos, hospitales, escuelas, plantas eléctricas y de agua potable, lo que pone de manifiesto la intención estadunidense de ocupar Irak por tiempo indefinido.

Con esos datos a la vista, los esfuerzos para detener la guerra por parte de Rusia, Francia, China, el Vaticano y la propia secretaría general de la ONU -cuyo titular, Kofi Annan, dijo ayer que una acción bélica contra Irak sin el aval de la ONU carecería de legitimidad y apoyo- adquieren trascendencia ética que se incrementa, además, por el hecho de que concuerdan con la determinación pacifista de decenas de millones de personas en todo el mundo.

Ante la evidencia de que la iniciativa guerrera de Washington y Londres no va a pasar en el Consejo de Seguridad de la ONU, y las clamorosas expresiones en favor de la paz que se han suscitado en México y en el planeta, el gobierno de Vicente Fox debe poner fin a sus vacilaciones y colocarse, de manera clara e inequívoca, en el bando de la razón y la justicia. Un voto mexicano en favor de la guerra tendría graves consecuencias políticas para Fox, pero no salvaría a Estados Unidos de su derrota anunciada en el Consejo de Seguridad. La adhesión de nuestro país a la causa de la paz, por otra parte, sería una contribución fundamental a la legalidad internacional y no nos acarrearía, diga lo que diga Colin Powell, consecuencias graves.

Es cierto que las ofensivas e impertinentes presiones y amenazas procedentes de Washington han sido intensas, pero no es menos cierto que nuestro país cuenta con los elementos éticos y políticos para rechazarlas. Es preciso descartar los temores sobre supuestas represalias estadunidenses, porque el gobierno de Bush no puede darse el lujo de enemistarse, en las actuales circunstancias, con uno de sus principales socios y vecinos, ni está en condiciones de crearse un problema en su frontera sur.

El Ejecutivo federal debe, finalmente, trabajar con dos certezas: la de obtener un abrumador respaldo nacional e internacional, gubernamental y social si se suma a la causa de la paz, y la de cosechar repudio interno y externo igualmente vasto si decide plegarse a las exigencias de Washington y a los intereses mercantiles que alientan la destrucción de Irak.
 

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