Es una manera de contrarrestar el miedo a los hombres, expresa la actriz
Como dominadora, debo injertar poco a poco el amor: Eva Norvind
Hija de un príncipe ruso y de una escultora noruega, y más conocida como Ava Taurel, instaló en Nueva York un instituto para hacer reales las fantasías del mercado sadomasoquista
MONTSERRAT HAWAYEK ESPECIAL
Un latiguito genital, un bastón, varios pares de medias negras, blusa de encajes, bustiers de seda roja y cuero negro conforman la parafernalia de Eva Norvind en su identidad más conocida, la de Ava Taurel, famosa dominadora, que desde 1980 se instaló en Nueva York para hacer reales las fantasías del mercado sadomasoquista.
Eva Norvind nace durante la Segunda Guerra Mundial -en 1944- hija de un príncipe ruso, que busca refugio cuando los comunistas matan a su familia, y de una escultora noruega. "Stalin era el enemigo terrible de mi padre y yo recorté su foto de un periódico, lo ponía bajo mi almohada y soñaba con él, porque uno sueña con lo prohibido. No se puede hablar de erotismo en una niña de siete años, pero sí de sueños románticos hacia lo prohibido, y eso es algo que ha continuado siempre en mi vida."
A los siete años deja de vivir al lado de su padre, cuando su madre se va con un amante, dice, mientras en el estudio de la fotógrafa Maritza López su voz se pronuncia con autoridad. Necesita ayuda para calzarse los bustiers de cuero y de seda roja. Apretar agujetas. La primera mitad de arriba hacia abajo, la segunda de abajo hacia arriba, hasta dejar una cintura de avispa.
-No quiero pellizcarte -le digo.
-Si me pellizcas te abofeteo -responde medio en serio medio en broma; prefiero tomarlo en serio.
Cuando muere su padrastro, Eva y su madre piden aventón hacia Saint Tropez, donde vive su tío. Más adelante la joven participa en un concurso de belleza del Festival de Cannes y obtiene el segundo lugar. Con apenas 16 años recibe su primera oportunidad como actriz en París, en una cinta titulada Saint Tropez blues, en la que alterna con Marie Laforet. "Llegué a conocer a Roger Vadim y Marcel Carne, pero nadie me daba ningún papel. En fin, terminé trabajando de showgirl, primero con el pecho desnudo con las Blue Bell Girls y después, ya muy vestida, en Follies Bergere."
Actrice du compliment
Posteriormente toma clases de teatro y entra de actrice du compliment en la Comedia Francesa de la Escuela del Escándalo de Sheridan, y más tarde, antes de viajar a Canadá para reunirse con su madre y su hermano, se contrata de au pair. "Trabajé de cuidadora de niños y el padre de éstos me prestó La historia de O, relato que me impresionó mucho, porque la mujer quiere lo que pasa con ella. Después leí al marqués de Sade; Justine, libro que entonces estaba prohibidísimo. En Francia sólo había siete ejemplares y era necesario ir a una biblioteca especial para leerlos (...) Desde ese momento tuve mucha curiosidad por tener experiencias sadomasoquistas y eso se quedó latente en mí, pero no lo llevé a la práctica hasta los 35 años."
Durante la sesión fotográfica, que transcurre cargada de erotismo, Eva, en su papel de Ava Taurel, requiere de un prop humano. A instancias de la fotógrafa y la periodista, César, el asistente, se acerca a su dominadora. Ava se impone exigiendo a su esclavo ponerse en cuatro patas para resbalarle su bota lustrosa sobre la espalda. "Como dominadora siento que es mi deber injertar poco a poco lo que es el amor; doy golpes fuertes, pero después doy caricias. Esos golpes sirven para que ese ser se vaya abriendo a las necesidades desesperadas del amor que nunca conoció."
Con 10 dólares en la bolsa
Más tarde, con 20 años y 10 dólares en la bolsa, Eva toma un camión de Nueva York a México. En pocos meses, y después de algunas ofertas indecorosas, incursiona en las fotonovelas.
Al poco tiempo conoce a Julio Alemán, quien impactado por su belleza nórdica la invita a participar en un show junto a Ana Bertha Lepe. "Ella me corrió del espectáculo porque le robaba cámara. Después entré como estrella en el siguiente show porque causaba mucho revuelo en la prensa y, sin saber cantar o bailar realmente, me hicieron estrella."
Su primera cinta fue Los vecinos de Yucatán; siguieron: Esta noche no, con Joaquín Cordero; Santo contra la invasión de los marcianos; Juan Pistolas, con Javier Solís, y Don Juan 67, con Mauricio Garcés.
Tras una violenta experiencia en la cárcel de Santa Martha Acatitla, Pacto de sangre se convirtió en su primer estelar junto a su amante Manuel López Ochoa.
"Un delincuente me escribía y yo de tonta lo fui a ver (...) Como tenía problemas de dinero este hombre me dijo que me quería ayudar. A cambio tenía que entrar en su celda y dar un nombre falso. Me inventé el nombre de María Guber Sánchez y, ya estando ahí, me amenazó diciendo: 'šO te acuestas conmigo o digo que firmaste en falso!' Me deje hacer el sexo con él. Fue una experiencia muy desagradable. Tenía 21 años. Cuando quiso llamar a sus compañeros para que vinieran a ver, grité. A partir de ahí sufrí un rechazo al sexo y al hombre y empecé a buscar mujeres hasta que conocí a Manuel López Ochoa durante el rodaje de la película y gracias a él me volví una mujer fogosa."
Oveja negra
La década de los sueños con la revolución hippie, la liberación femenina, la invención de la píldora anticonceptiva, el primer trasplante de corazón, la mota, el LSD, los hongos y María Sabina, en la que todo lo anticonvencional fue válido en el extranjero, en México fue perseguido. Norvind no fue la excepción. Convertida en símbolo sexual en dos años escasos de profesión, en 66 unas declaraciones en el programa de Paco Malgesto obstaculizan su carrera. "Dije que en México las mujeres no sabían de la píldora anticonceptiva, y que en cualquier farmacia podías ir a comprarla. También hablé del amor libre. A partir de eso dijeron que yo había insultado a las mujeres mexicanas porque les había metido en la cabeza que debían controlar su natalidad. Mi ginecólogo después me contó que ganaba más dinero en México reconstruyendo hímenes falsos que ayudando a parir hijos."
Llamada a comparecer ante Carlos Gálvez Betancourt, entonces oficial mayor de la Secretaría de Gobernación, Eva recibió la advertencia de esconderse, ya que tenían órdenes del presidente Luis Echeverría de sacarla del país en 24 horas. "Me escondí. Tuve mucho apoyo de la prensa extranjera (...) Me quedé, pero me prohibieron la televisión por un año y todo trabajo por varios meses (...) Hablaban de mí como mujer perdida. Se inventaban muchas cosas, se decía que había bailado desnuda en la catedral, que distribuía droga en la calle, inventaban cualquier cosa porque la prensa ya tenía esa imagen de mí, de oveja negra."
Si bien es cierto que Eva Norvind no fue una oveja negra, tampoco fue una monja. Durante esa época de efervescencia cinematográfica, la actriz ensaya con la prostitución.
"Sabía que no estaba muy bien lo que había hecho hasta entonces: me había vendido a políticos mexicanos."
-ƑCómo cuáles?
-(Hace una pausa prolongada.) Están muertos todos.
"Cuando me vendí a políticos mexicanos fue parte de una búsqueda. Si un hombre compraba mi cuerpo, mis sentimientos eran libres y no tenía que fingir un orgasmo. Esta exploración duró un año hasta empezar una relación con una compañera actriz, que se enamoró de mí y me hizo ver mi comportamiento de otra forma."
Malicia de gato que ha transitado por innumerables vidas
Eva Norvind posee en la mirada la malicia del gato que ha transitado por innumerables vidas: hija de un príncipe ruso, actriz, estudiante con Jodorowsky y Hugo Argüelles, fotógrafa, periodista y contrabandista hasta adoptar una profesión inusual: dominadora, en el creciente mercado del sadomasoquismo de los ochentas.
"Con su personalidad múltiple", como afirma Monika Treut -cineasta alemana que plasmó la vida de Eva Norvind en un documental titulado Didn't do it for love-, "Eva cambia continuamente de país, idioma, profesión, orientación social y sexual." En 1980, mientras cursa estudios de cine, becada por la Universidad de Nueva York, y cría a su hija Nailea, continúa con la exploración de su sexualidad. "Termino mi carrera de cine y trabajo de productora asociada en coproducciones con Israel y Alemania, hasta que me empiezo a apasionar con toda la sexualidad de dominación y sumisión (...) Empecé a trabajar de dominadora en una sala de torturas, todos los domingos. Ahí aprendí lo que me gustaba y lo que odiaba de todo aquello."
Hacia 1987 Eva Norvind es más conocida en Nueva York bajo su identidad de Ava Taurel, una de las dominadoras más famosas de Manhattan, que como cineasta. "Formé mi instituto ese año y después comencé a ser invitada para hablar en congresos de sexología."
Bajo su nueva identidad, Eva ha dado conferencias ante la Sociedad Científica del Estudio de la Sexología y la Asociación Estadunidense de Terapeutas, Consejeros y Educadores. Simultáneamente ha apuntalado su experiencia con una maestría en Sexología en NYU.
En 1995 participa con una ponencia sobre cómo crear puentes entre mujeres de diferentes ideologías, religiones y culturas en la Conferencia Mundial sobre la Mujer en Pekín, además de asesorar a la actriz Reneé Russo para su papel de una agente de seguros muy asertiva sexualmente en la cinta El asunto Thomas Crown.
-ƑCuanto tiempo te lleva aprender el oficio de dominadora?
-Me tomó algunos años (...) Ahora doy cursos de la dominadora interior. Trato de extraer lo que es físicamente la dominación para ver la parte interior. Lo que puedes utilizar de todo eso para tu relación personal, erótica, en cualquier trabajo y momento de la vida, porque si no estás bien contigo misma sexualmente, y no sabes expresar lo que quieres, todo lo demás en la vida te apalea.
El Instituto Taurel, ubicado en la parte oeste de Manhattan, tiene 15 mujeres y cuatro hombres que se especializan en distintas fantasías. Algunos clientes acuden para ser dominados por medio del fuete, otros prefieren el bondage -trabajo en el que son sometidos con cuerdas-. Otros se dedican al fetichismo de los pies, el travestismo o el role play, "por ejemplo, de repente llega la secretaria que quiere cambiar de rol con el jefe, la maestra con el alumno, en fin".
-ƑCuál es la filosofía del Instituto Taurel?
-Descubrir lo que te hace sentir erotismo sin tener que llegar a una finalidad. Es bellísimo jugar sexualmente sin llegar al orgasmo porque tus sentidos se agudizan y se vuelve fabuloso, aunque en México no se practica esto.
-ƑCuánto cuestan las sesiones en tu instituto?
-Según las posibilidades económicas del cliente y la fantasía que tenga. Mis estudiantes cobran 250 dólares la hora, de ahí pueden subir a 350 dólares o hasta más de mil dólares la hora. Todo va de acuerdo con lo que la persona sienta que vale su trabajo, su belleza, su encanto o lo que sea. Ahora, cabe aclarar, la relación sexual nunca se permite. Tampoco la mujer puede decir al hombre que se masturbe, ya que de acuerdo con la ley de Nueva York eso sería promover la prostitución. Uno puede ser muy erótico, desnudarse, hablar de temas eróticos además de todas los juegos que acabo de mencionar, y si el hombre tiene necesidad de tocarse puede pedir permiso, pero nosotros no lo propiciamos.
-ƑNo es contradictorio pagar por una fantasía sexual en la que no hay relaciones sexuales?
-Precisamente por eso hay pocos latinos entre mis clientes. El latino siempre ve la sexualidad como una meta o fin, sea con el coito con la mujer o masturbándose. No entiende lo que es el erotismo de la mente (...) El latino quiere poseer, no entiende el erotismo de otra manera y eso es lo que más lo define.
-ƑQué tan lejos se puede ir en tu instituto y quién establece los límites?
-En primera instancia la ley y después las personas que trabajan para mí. Yo jamás obligo a alguien a hacer algo que no quiere (...) Es importante que ninguna persona se sienta prostituida, ya que como yo sufrí mucho por la prostitución, años después todavía me duelen muchos recuerdos de aquella época. No quiero que las mujeres que trabajan para mí se sientan prostituidas. Aunque existe una prostitución que se puede sentir aun cuando no haya sexo, hay prostitución del erotismo. También he sentido eso. Por eso me retiré 10 años de la dominación.
-ƑA qué atribuyes que los hombres quieran someterse en el sexo?
-El hombre quiere someterse hoy día porque durante años ha ido a la guerra, ha tenido que sostener económicamente a la mujer y mostrarse potente ante ella. Es una carga enorme para ellos; por eso quieren someterse, descansar, que la mujer les diga qué hacer. Lo mismo me pasa a mí en el papel de Ava Taurel.
A lo largo de 20 años de carrera como dominadora y sexóloga Eva Norvind se ha reinventado muchas veces. Sadima y Miss Pride son otras identidades sexuales, menos agresivas que Ava Taurel, mediante las que ella se expresa.
-ƑDe qué te escondes?
-Cuando me siento frágil o nerviosa voy a lo del sexo, porque sé que el sexo llama la atención y yo puedo ir a esconder mi espiritualidad, mis sentimientos o mi miedo atrás del sexo. Por medio de él me siento muy segura. Ahí siento que tengo más poder que la demás gente, porque me acepto sexualmente mucho más que la mayoría de la gente, pero al mismo tiempo es una espada de doble filo. Por un lado me expreso ahí, pero sé que lo hago porque tengo miedo. Creo que no me hubiera vuelto dominadora si no hubiera tenido miedo al hombre. Eso ha sido una manera de contrarrestar el miedo.
-ƑDe dónde nace tu miedo al hombre?
-Nace porque el hombre siempre abusa de la mujer. Toda mujer ha sufrido abuso del hombre en algún momento.
Sicología forense
En torno al abuso, en los últimos años, Eva Norvind ha profundizado en el estudio de la sicología forense, tema que la apasiona por considerar la potencialidad de cura de la parte oscura del individuo.
-Habiendo sido víctima de una violación, Ƒcómo puedes identificarte con un agresor sexual?
-Sé que adentro de mí también hay un criminal en potencia, y al darme cuenta de eso sé que en la vida todo depende de las circunstancias que uno atraviesa y de quien se rodea. Elisabeth Kübler Ross, maravillosa mujer, dijo que todos tenemos un Hitler adentro y es muy cierto. En el papel de dominadora tengo que cuidarme porque podría llevar ese papel por un lado muy negativo y hacer mucho daño. A menudo me doy cuenta cuando entro en un estado en el que tengo que observarme y pararlo. A veces entran instintos nefastos de querer matar o dañar y no hay que dejarse llevar.
-Al reconocer esa parte en ti Ƒes más fácil detener tu instinto?
-Al reconocer esa parte en mí puedo entrar en él de otra forma. Hace algún tiempo ocurrió algo interesante en una cárcel, en la que trabajaba con agresores sexuales. Estaba sola con 20 violadores, mi supervisor se había ido y entonces pensé que podían hacerme cualquier cosa. Todo dependía de mi actitud, de que no mostrara miedo, y de que pudiera comunicarme en forma auténtica con ellos mostrándome al mismo tiempo firme en contra de su sentido abusivo (...) El violador tiene el olfato de un perro, sabe cuando tiene una víctima enfrente, por eso muchas mujeres que viven su victimidad son atacadas constantemente.
-ƑEn qué sientes que tu trabajo puede ayudar a las mujeres?
-Yo siento que con una mirada o una actitud una mujer puede afrontar a cierto tipo de hombre abusivo (...), pero esa actitud debe venir desde dentro, no puede ser una farsa.
Un día con Eva Norvind convierte a cualquiera en dócil esclavo. Mil preguntas por realizar se quedan pendientes. El tiempo se ha agotado. Una reflexión final de Eva: "El erotismo es como una sinfonía. Hay diferentes movimientos. Coexiste lo muy fuerte y lo suave. En mi juego erótico es muy importante que se junten la distancia y la cercanía, el dolor y el placer y cuando se vive lo más exótico tener entonces el tacto de una mano, y la espiritualidad es el contrapunto, porque en el momento en que el ser humano nada más se va por lo otro se pierde y ya no vale la pena nada".
La página del instituto es www.taurelinstitute.com