No puedo concebir mi vida y mi trabajo sin la
presencia de Paz, dice a La Jornada
Confieren a José Emilio Pacheco el premio Octavio
Paz de Poesía y Ensayo
Reconoce el jurado su trayectoria intelectual y su valiosa
aportación a la cultura
Se suma a la pléyade de galardonados, como Gonzalo
Rojas y Haroldo de Campos
CESAR GÜEMES
El Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y
Ensayo 2003 fue otorgado ayer por unanimidad al narrador, poeta y ensayista
José Emilio Pacheco, quien en la Universidad de Maryland, en College
Park, recibió la noticia y desde ahí dijo a La Jornada:
''No puedo concebir mi existencia ni mi trabajo sin la presencia, a lo
largo de tantas décadas, de Octavio Paz".
El acta señala que Pacheco obtuvo el galardón
''en reconocimiento a su trayectoria intelectual, a su afán de establecer
puentes entre diversas tradiciones y a la excelencia de su obra, que recorre
todos los géneros literarios y es una contribución valiosa
a la cultura de nuestro tiempo". El jurado del premio, encabezado por José
Luis Martínez, quien hasta hace unos días se desempeñó
como presidente de la Academia Mexicana de la Lengua, estuvo compuesto
por el escritor y crítico español Manuel Durán; Anthony
Stanton, profesor e investigador de El Colegio de México, y por
los poetas José Luis Rivas y Tedy López Mills.
En el comunicado que dio a conocer la Fundación
Octavio Paz, que firma la señora Marie José Paz, se establece
que la fecha de entrega de la distinción se anunciará con
oportunidad.
Multívoca y numerosa obra
De
esta suerte, el nombre de José Emilio Pacheco se suma a la lista
de reconocidos con el Premio Internacional Octavio Paz de Poesía
y Ensayo que desde 1998 a la fecha han obtenido Gonzalo Rojas, Haroldo
de Campos, Tomás Segovia, Blanca Varela y Juan Goytisolo. Entre
la multívoca y numerosa obra de Pacheco se encuentran volúmenes
en prosa: El viento distante, Las batallas en el desierto, El principio
del placer y Morirás lejos; poemarios como El reposo
del fuego, Irás y no volverás y Ciudad de la memoria,
reunidos junto con el resto de su obra poética en Tarde o temprano;
y traducciones como Bajo la luz del haikú y Aproximaciones.
-¿Qué signo define su relación con
la obra y la persona de Octavio Paz?
-Con los libros de Paz tengo una relación admirativa,
iniciada con mi lectura adolescente de Piedra de sol, en 1957. No
abundo en ella porque he escrito muchas notas y artículos al respecto.
En cambio, nunca he hablado de una relación personal que se prolongó
durante 41 años. Como todas las amistades, tuvo muchas etapas diferentes.
A veces de cercanía, aunque jamás de intimidad, y a veces
de distancia.
''En los años sesenta, cuando Paz estaba en India,
recibí de él, como todos los de mi generación, cerca
de cien cartas, parte de lo que supongo debe ser la última gran
correspondencia del siglo XX. Son textos excelentes, los suyos. Los míos,
por desgracia no están a la altura.
''En el último año de su vida la relación
vuelve a ser muy estrecha. Así que no puedo concebir mi existencia
ni mi trabajo sin la presencia a lo largo de tantas décadas de Octavio
Paz."
Era publicará antología de Pacheco
-El acta del jurado del premio habla de los puentes que
ha tendido entre diversas tradiciones.
-Creo que sobre todo se refiere generosamente a mi trabajo
de traducción. A fin de año saldrá en editorial Era
una antología de esas versiones basadas en el libro de 1984, Aproximaciones,
que casi no circuló. Incorpora entre muchos otros textos los epigramas
de la Antología griega y los haikús que he vertido
al castellano. Luego, también desde muy joven me interesó
la tradición poética mexicana y he hecho varias antologías
que me gustaría mejorar y actualizar, aunque veo también
que eso debe ser trabajo de los jóvenes. En fin, no sólo
he traducido en verso, sino también obras de teatro como Un tranvía
llamado deseo, de Tennessee Williams, o Viejos tiempos, de Harold
Pinter, además de libros de Beckett, Cómo es, y de
Oscar Wilde, De profundis, entre muchos otros.
Nunca dejar de escribir
-El premio Paz se suma a su trayectoria, y cabe preguntar
si alguna vez la consideró.
-Jamás pensé en una trayectoria. Lo único
que he hecho es no dejar nunca de escribir. Así, como decía
Lezama Lima, he ido ''juntando papelitos" que con el paso de los años
se convierten en libros.
Respecto al sentido del premio que acaba de obtener, dice
verlo ''más que como algo personal, como un reconocimiento a la
poesía mexicana, de la que sólo soy una pequeñísima
parte".
Y en cuanto a la relación que existe entre él
y el resto de los galardonados en años anteriores, apunta:
''Me alegra y me enorgullece encontrarme en compañía
de personas a quienes, para citar a Eliot, no tengo esperanza de emular.
A todos ellos les debo amistad y enseñanza."
-Le pido por último un punto de vista sobre el
ambiente prebélico que vivimos, sobre todo tomando en cuenta que
usted está ahora en Estados Unidos.
La respuesta de José Emilio Pacheco es contundente:
-Espero sin esperanza que no haya guerra, no quiero pensar
en la muerte ni en el sufrimiento de nadie, mucho menos en los de la población
civil.