Las percepciones de mujeres trabajadoras se sitúan por debajo de las de los hombres
Persiste la desigualdad de género en el mercado laboral de Latinoamérica: BM
La población femenina ha alcanzado el mismo nivel de educación que el de los varones
Difunde en un informe los avances logrados en 20 años y señala efectos de la discriminación
ROBERTO GONZALEZ AMADOR
Las mujeres de Latinoamérica y el Caribe han alcanzado prácticamente el mismo nivel de educación que los hombres de la región, e incluso lo han superado en algunos países, pero siguen participando menos en el mercado laboral y con percepciones por debajo de las que obtienen los varones, sostuvo el Banco Mundial.
"A pesar de los grandes progresos registrados en los anteriores 20 años, las desigualdades de género siguen siendo un obstáculo para el desarrollo pleno de los países de la región", comentó María Valeria Peña, coordinadora de la Unidad de Género del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
El organismo multilateral dio a conocer este miércoles el estudio Desafíos y oportunidades para la equidad de género en América Latina y el Caribe, elaborado para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, que se celebra el 8 de marzo. El reporte establece que las mujeres de la región han logrado mejoras importantes en educación y acceso al mercado laboral. Sin embargo, advierte, "queda mucho por hacer en materia de pobreza y exclusión social, salud reproductiva y violencia doméstica.
"La desigualdad se traduce en pérdidas derivadas de la ausencia de la mujer de la actividad económica, de capital humano, a consecuencia de la mortalidad materna y del abandono escolar de las jóvenes embarazadas y niños, y de los costos social y económico de la violencia contra la mujer", señaló María Valeria Peña, al comentar los principales resultados del estudio.
El documento aborda, en primer término, el aspecto económico de la desigualdad de género en la región. Aunque la participación de la mujer en la economía formal ha aumentado de manera continua, todavía existen obstáculos que afectan sobre todo las áreas rurales y a las mujeres indígenas, establece.
En la región, poco más de 77 por ciento de los hombres en edad laboral participa en el mercado de trabajo. El indicador desciende cuando de las mujeres se trata: en México sólo 43 de cada cien mujeres en edad y condición de desempeñar un empleo tienen alguna ocupación remunerada, cifra que alcanza 44 por ciento en Chile, 56 por ciento en Brasil o Colombia y 55 por ciento en Perú.
No sólo cuentan con menos oportunidades de empleo. Las mujeres latinoamericanas perciben salarios inferiores a los de los varones, aun para puestos que requieran una instrucción similar. El estudio del Banco Mundial documenta que la mujer gana menos que el hombre en todos los países de la región, con excepción de Costa Rica. En México los salarios percibidos por las mujeres son apenas 89 por ciento de los cobrados por los hombres; en Argentina la relación es de 98 por ciento; Colombia, 84 por ciento; Perú, 80 por ciento; Brasil y Chile, 77 por ciento; El Salvador, 74 por ciento, y en Nicaragua, 64 por ciento.
"En México, a pesar del gran aumento de la proporción de mujeres jóvenes que ha accedido al mercado de trabajo en los años recientes, la participación de la mujer en la fuerza laboral sólo representa 43 por ciento (únicamente ocupan un empleo 43 de cada cien mujeres en edad laboral), frente a 83 por ciento de la del hombre", indica el estudio.
El Banco Mundial atribuye la menor inclusión femenina en el mercado laboral de la región a la "participación masiva" de las mujeres en el sector servicios, el cual suele ser el peor pagado; a que sea la principal responsable del cuidado de la familia y a preferencia por los trabajos de tiempo parcial.
La situación es más aguda en el ámbito rural. El Banco Mundial señala que en el campo persisten altas tasas de fertilidad y alto número de dependientes, así como escasas posibilidades de obtener la propiedad de la tierra. México es el país con la mayor brecha de género en la materia, pues las mujeres sólo representan 21 por ciento de los propietarios de tierras ejidales.
Las mujeres, sobre todo las ancianas y las jefas de hogar, son más vulnerables a la pobreza, destaca el estudio. La discriminación, en cuanto al acceso a la educación y a la salud, coloca a las indígenas en una posición de desventaja a la hora de luchar contra la pobreza y la exclusión social.
Establece que, en promedio, la mujer anciana en México tiene peores condiciones de vida y recibe menos ayuda institucional que el hombre, con lo que de este modo se sitúa en una situación de desventaja y mayor vulnerabilidad en los años de vejez.
El documento reconoce que en la pasada década la mortalidad materna ha disminuido en la mayoría de los países de la región. Sin embargo, señala que continúa como el problema de salud pública más importante que afecta a la mujer latinoamericana.
Dice que la falta de conocimiento de los varones sobre la salud reproductiva femenina puede tener efectos perjudiciales para la salud de la mujer. Cita que en el estado de Guerrero, en el sur de México, "alrededor de 75 por ciento de las mujeres indígenas suelen ser víctimas de violencia doméstica durante el embarazo, lo que resulta en pérdida del niño o en complicaciones en el nacimiento. De igual modo, en 2001 se llevaron a cabo en Guerrero 5 mil 126 ligamentos de trompas frente a tan sólo 144 vasectomías. De acuerdo con los trabajadores de salud, los ligamentos de trompas son comúnmente realizados por requerimiento del esposo, sin considerar el deseo de la paciente".
Otro problema enunciado por el estudio es la violencia hacia la mujer. En México 28 por ciento de mujeres ha sufrido alguna vez violencia física por parte de su pareja, cifra que alcanza 32 por ciento en Perú o 25 por ciento en Chile.
"Conforme crecen, las dinámicas sociales en torno a la formación de la identidad masculina continúan reforzando la aceptación de una conducta violenta como algo de hombres", señala el informe. Y cita el resultado de un estudio realizado en favelas de Río de Janeiro, Brasil, en donde los entrevistados declararon que un hombre tenía derecho a hacer uso de la violencia contra la mujer si ella no cumplía con ciertas normas sociales en la relación de la pareja.
Según un entrevistado para ese estudio realizado en Brasil, "está permitido que el hombre le pegue a la mujer si no alimenta a los niños, cuando está todo el tiempo chismeando y cuando no limpia la casa".