Señora directora: Mucho agradeceré publicar la siguiente carta al presidente Vicente Fox:

Debido al hecho que sus declaraciones sobre la postura de su gobierno en relación a la guerra contra Irak han sido interpretadas internacionalmente como respaldo a la política militarista del gobierno de Bush, deseo expresar lo siguiente para su consideración.

No dar la espalda a la tradición pacifista de México que se opone a la guerra como medio de solución a conflictos internacionales muy aparte de si Hussein se desarme o no.

Votar a favor de la guerra en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es abrir la puerta de par en par a la política del "unilateralismo" y a la guerra "preventiva". Cuando la Unión Soviética invadió a Afganistán en años pasados, México protestó enérgicamente. ¿Por qué aprobar ahora una invasión de una nación que no ha declarado la guerra a Estados Unidos? ¿Quién duda si México no podría ser invadido otra vez por EU si nos consideran un peligro a su seguridad nacional? ¿Quién vendría en nuestra defensa?

Si su gobierno votara en la ONU por la guerra mancharía nuestras manos con sangre inocente que de seguro se derramará y que no se puede ignorar meramente como "daño colateral". Si se abstiene de votar sería lavarse las manos de una responsabilidad histórica.

Digamos si a una solución pacífica al conflicto con Hussein, que no con el pueblo de Irak. Digamos no a la guerra.

"Los horrores de la guerra no descienden primordialmente sobre los injustos, sino sobre los inocentes, no son los poderosos ni los líderes y guías de las naciones y de las iglesias los que sufren las consecuencias de la guerra, sino los humildes, las gentes pequeñas, quienes nada han tenido que ver con la configuración de las políticas militaristas. Ni aun los pacifistas encarcelados pueden arrogarse el derecho de considerarse mártires de la guerra, a diferencia de todos los niños, esposas y madres, soldados obedientes de bajo rango, quienes en la tragedia de la guerra son crucificados como ofrenda por el pecado y arrogancia de los poderosos." (Paráfrasis de una declaración del teólogo estadunidense H. Richard Neibuhr en 1942.)

José Luis Velazco M.

Señora directora: El mundo "globalizado" sostiene un nuevo diseño de dictaduras, más perversas y sutiles que los ostentosos y brutales modelos pretorianos de tres décadas atrás en América Latina. En el tercer mundo, la escasez de bienes a repartir tras la criminal reconversión económica es una forma de genocidio que aplican las democracias dolientes que se lamentan de no poder hacer otra cosa. Ese argumento imposibilista asume la forma de una dictadura encubierta que margina, excluye y asesina extensas franjas de población. Ya no necesitan de los "grupos de tareas", sino que aniquilan los derechos populares con base en el "terror económico".

El primer mundo también tiene sus dictaduras modernas, y el Estado español es una perfecta muestra. El gobierno neofranquista del Partido Popular es la dictadura posible en la Europa de la globalización y de la unificación. Su política conservadora, su traición al proyecto europeo para mantener relaciones carnales con Bush, su carácter reaccionario, encuentra en las aspiraciones independentistas de Euskal Herria (Vasconia) el laboratorio en el cual asoma su verdadero rostro.

El desborde constitucional y legal alcanza ya ribetes de escándalo. Sin embargo, el silencio de los demócratas globalizados es un viento a favor que alienta la singladura represiva que no conduce a ninguna parte. El "todo vale" está en boga y todos tratan de sacar tajada electoral. En las comisarías se tortura, las cárceles se llenan de presos políticos, los tribunales abusan o reniegan del derecho para condenar sin sustento y se clausuran medios de comunicación como lo haría cualquier dictadura latinoamericana en los peores tiempos.

El cierre del diario Euskaldunon Egunkaria es insostenible desde el punto de vista del derecho. Está basado sólo en una política represiva que pretende exacerbar la vía policial para cerrar toda posibilidad de diálogo que obligue a Madrid a sentarse ante una mesa de negociación para discutir sobre derechos.

¿La Europa moderna, democrática, progresista, seguirá sosteniendo un régimen que consagra su ilegitimidad con escandalosas violaciones del derecho sobre los individuos y un pueblo tan antiguo como el vasco?

La diáspora vasca mira con asombro, con impotencia, con indignación, este juego macabro en el que se sacrifica a un pueblo que no quiere perder su identidad euskaldun, su derecho a vivir libremente en su tierra, sin la presencia de un Estado usurpador. Pero la diáspora vasca no se quedará de brazos cruzados. Ya está distribuyendo miles de mensajes, miles de denuncias para llamar la atención sobre la histeria antivasca del Estado español, la triste Cenicienta de Europa, impotente y ficticia, que no quiere desprenderse de sus territorios malhabidos.

Daniel Bilbao, Maite Zabaltza y Héctor Goikoetxea, de la Asociación Diáspora Vasca "Javier Mina"

Señora directora: Le suplico la publicación de la presente carta en El Correo Ilustrado.

Fabiola Martínez hizo una excelente nota sobre la Afiliación y la Representatividad de la CTM, donde indicó que la central tiene un millón de afiliados. Me permito aclarar que el dato no es producto del azar sino el resultado de una entrevista con el suscrito, la semana pasada. También es resultado de una investigación que se realizó a lo largo de 14 años o más. Las cifras de la CTM y otras centrales obreras se pueden consultar en el libro La población trabajadora y sindicalizada en México en el periodo de la globalización, editado por la UNAM y el FCE, que contiene estos datos por rama industrial, por entidad federativa y los totales a nivel nacional. De ahí provienen las afirmaciones de Fabiola Martínez en la nota y las mías contenidas en el libro citado.

Quiero subrayar que esta información no es inventada. Proviene del Registro de Asociaciones de la STPS. Esta dependencia recibe la información que le proporcionan los líderes de las organizaciones sindicales, sean de la CTM u otras. Tal como la establece la Ley Federal del Trabajo, los líderes deben informar a la STPS el número de sindicalizados y de trabajadores que se amparan en los contratos colectivos. Las diversas instituciones del Poder Ejecutivo se han estado modernizando desde los años ochenta. En este proceso la STPS inició la organización de los datos de afiliación de manera electrónica hasta culminar recientemente en la construcción de una página web donde se pueden consultar los datos que cotidianamente aportan los líderes sindicales.

Si Leonardo Rodríguez Alcaine no cree en estas cifras o no las considera ciertas, sería muy sano que la CTM publicara sus propias cifras, de forma impresa o electrónica respecto al número de asociaciones y afiliados por rama industrial o por entidad federativa, y el número de contratos colectivos y los trabajadores que ampara cada documento. Sólo de esta manera tendríamos posibilidad de confrontar sus datos con los que ha publicado la STPS y sólo así podríamos obtener una base de datos más aproximada a la situación real.

Otro procedimiento para aclarar las cifras y conocer el peso real de las organizaciones sería que los líderes de los diferentes tipos de sindicatos -gremiales, de empresa, de industria y nacionales de industria- proporcionen a las instancias correspondientes información verdadera y no las "mentiras" que han dicho, cuando menos, a lo largo de los últimos 20 años o más, tanto a la STPS como al conjunto de la sociedad.

En la medida que las agrupaciones y sus líderes proporcionen datos más verdaderos, estarán contribuyendo a crear y ampliar las bases de información que son necesarias para las investigaciones académicas y la docencia en las universidades. Sin duda, sus contribuciones también serán útiles en el diseño de las políticas públicas que se requieren para promover el desarrollo económico y social de nuestro país.

Doctor Javier Aguilar García, investigador titular del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM

A mesa redonda

El Colegio del Personal Académico del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México invita a la mesa redonda: ¿Por qué el campo no aguanta más? (La crisis económica, ecológica y alimentaria rural.) Ponentes: Luisa Paré, Elena Lazos y Blanca Rubio. Moderadora. Alma Estela Martínez Borrego.

Tendrá lugar el lunes 3 de marzo a las 10 horas en la Sala de Usos Múltiples del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. Circuito Mario de la Cueva, s/n Ciudad Universitaria.