Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 25 de febrero de 2003
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Política

Miguel Marín Bosch*

Irak: Ƒpor qué ahora?

La posibilidad de una acción militar de Estados Unidos (con mucho o poco apoyo de otros países) en contra de Irak, ha dado pie a un intenso (y saludable) debate en México y en el resto del mundo. Se discute si Saddam Hussein está cumpliendo con la resolución 1441, aprobada en noviembre pasado con el apoyo de los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y, de no ser el caso, si es menester una nueva resolución autorizando el uso de la fuerza.

El jefe de los inspectores de la ONU y el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica han indicado que no han recibido plena colaboración de las autoridades iraquíes, pero que a últimas fechas hay indicios de mayor cooperación. Por tanto, Hans Blix y Mohammed el Baradei han pedido que se les permita continuar con sus inspecciones. Y la gran mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad y de los 191 miembros de la ONU comparten esa opinión.

Empero, hay una minoría de países que en esta última quincena de febrero ha dado repetidas muestras de una hiperactividad en favor de una segunda resolución del Consejo de Seguridad que autorice desde ahora (o dentro de un plazo perentorio) el uso de la fuerza en contra de Hussein. Encabezada por Estados Unidos y el Reino Unido, esa minoría cuenta ya con el apoyo de España y Bulgaria en el consejo y aspira a conseguir el voto de algunos de los seis países susceptibles de presión: Chile, México, Pakistán, Angola, Camerún y Guinea. Otros cinco ya han pintado su raya en contra: Alemania, China, Francia, Rusia y Siria.

Una segunda resolución es importante para muchos países, incluyendo al Reino Unido, donde, como en el resto de Europa, la opinión pública está decididamente en contra de lo que consideran una acción unilateral de Estados Unidos. Pero para conseguir una segunda resolución, esa minoría deberá convertirse en una mayoría de nueve votos a favor en el Consejo de Seguridad. De ahí la visita a Los Pinos del presidente del gobierno español la semana pasada y el intenso programa de llamadas telefónicas del presidente de Estados Unidos. De ahí también los viajes relámpago del primer ministro del Reino Unido a varias capitales y al Vaticano (para contrarrestar la opinión de los arzobispos de las iglesias anglicana y católica en Inglaterra).

En este debate, sin embargo, tanto los políticos como los comentaristas parecen haber dejado de lado dos aspectos que consideramos fundamentales. El primero es cómo afectará una acción militar en contra de Irak las prioridades que se ha fijado la comunidad internacional: la lucha contra el terrorismo internacional, una solución justa y duradera al conflicto entre palestinos e israelíes, un final feliz a la aventura de Corea del Norte con las armas nucleares y sus vectores y, en cuarto lugar, la necesidad de destruir las armas de destrucción en masa en Irak. Es obvio que si empezamos por tratar de resolver unilateralmente la cuarta priordad, se debilitará la coalición en contra del terrorismo internacional, mismo que, según algunos dirigentes árabes, habrá de intensificarse.

La segunda consideración que ha sido menospreciada es Ƒpor qué ahora? Se nos ha dicho que la existencia de armas de destrucción en masa y sus vectores (misiles) en Irak constituye una amenaza desde hace más de una década. Una amenaza, Ƒpara quién?, Ƒpara sus vecinos?, Ƒpara Estados Unidos? Se nos dice que para todos, y es más, Saddam Hussein tiene vínculos con Al Qaeda. Este último argumento es difícil de aceptar.

Pero supongamos que sea cierto que desde hace años las armas de destrucción en masa de Hussein han sido una amenaza para Estados Unidos. Lo importante es saber Ƒdesde cuándo?, Ƒdesde 1998, cuando Saddam Hussein echó a los inspectores? Entonces, Ƒpor qué no hizo nada el presidente Clinton?, Ƒpor qué no hizo nada el propio presidente Bush cuando asumió el poder en enero de 2001?, Ƒpor qué esperó hasta después de los horríficos atentados del 11 de septiembre de 2001 y de la guerra en Afganistán, paso fundamental en la cruzada contra Osama Bin Laden? ƑO será que, aparte del ajuste de cuentas que quedó pendiente entre Bush padre y Saddam Hussein, que Bin Laden sigue vivo y que la economía de Estados Unidos está en plena recesión y que tampoco quiere que la opinión pública le preste demasiada atención a los casos de Enron y otros de corrupción corporativa? Lo triste es que, aun si quisiera, el presidente Bush ya no podría dar marcha atrás. Alea jacta est. Lo importante es que no arrastre a la ONU en su rodada.

* Académico del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana y ex subsecretario de Relaciones Exteriores
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