Un ruso se clavó, otro púgil
dio la espalda y un tuerto no vio los golpes
Fraude, consenso en la Pelea por México
CARLOS HERNANDEZ
Los gritos de "¡fraude-fraude-fraude!". Los cojines
lanzados sobre el cuadrilátero. Y los abucheos y silbidos que llenaron
la plaza México, fueron apenas el reflejo fiel del show-burla-engaño
que fue la Pelea por México, organizada por la fundación
Vamos México.
Como se esperaba, ganaron los campeones, que no cobraron
dinero con el objetivo de ayudar a "la educación de niños
pobres".
Pero perdió el boxeo, cuya credibilidad quedó
en la lona ante los observado anoche:
Erik Morales noqueó sin ningún problema
al estadunidense Eddie Croft, un boxeador casi tuerto que no vio venir
los golpes debido a su ojo izquierdo casi cerrado.
El empresario Jorge Kahwagi hizo traer desde Rusia al
gordito Alexei Osokin, quien sin ninguna vergüenza se dejó
caer en el mismísimo primer round.
Jorge
Arce también ganó en el asalto inicial al nicaragüense
Ernesto Castro, un púgil que sólo tuvo de temible su apodo
de Torito.
Y José Antonio Aguirre conservó su campeonato
mínimo del CMB gracias a una extraña acción del yucateco
Juan Alfonso Keb, quien tumbó al tabasqueño en el cuarto
asalto, pero para el séptimo ya no quiso pelear, dio la espalda
y se fue a su esquina, con lo que hizo surgir la duda de si se cansó
o entregó la pelea.
Si el boxeo mexicano ya estaba moribundo, anoche sólo
lo terminaron de enterrar, ante la complacencia de las autoridades.
Hubo show, desfile de famosos, edecanes en diminutas
tangas, mariachis, himnos de tres países y hasta el escudo nacional
en la bata dorada de Kahwagi, un rico metido al deporte de los pobres,
que con sólo siete "peleas" y al más puro estilo del Kiko,
el niño de la vecindad del Chavo del Ocho, lanza golpes que
nunca conecta, pero que en forma increíble el solo aire hace caer
a sus rivales.
Kahwagi, ante la complicidad de los organismos que rigen
el pugilismo, suma cuatro títulos: nacional, internacional, latinoamericano
y mundial de algo llamado IBA.
Osokin se cayó ante los primeros intentos de Kahwagi,
quien "festejó" su victoria bajo abucheos, cojinazos y gritos de
¡fraude!
Erik Morales ni sudó para conservar su cetro mundial
pluma del CMB. Su rival, sin la visión del ojo izquierdo, ni veía
los golpes y sólo se limitaba a agacharse, hasta que alguien se
compadeció de él e hizo sonar la chicharra en el tercer episodio.
Lo mejor de la noche era la sorpresa de Keb, quien mandó
a la lona al campeón Aguirre en el cuarto asalto, pero en forma
rara dejó de tirar golpes en los dos siguientes episodios y en el
séptimo de plano se dio la vuelta y dejó el título
a un sorprendido tabasqueño, que lo único bueno que mostró
fue una manta con la leyenda "Jaguar Aguirre pide por la paz del
mundo".
Y Jorge Arce conservó su cetro minimosca del CMB
al noquear con un gancho al hígado al Torito Castro. Un costal
de gimnasio le hubiera dado más problemas al Travieso.
Asistió El Ratón Macías, quien
llenó la plaza en el lejano 1954, pero ayer sólo pudo observar
a unos 20 mil espectadores, muchos de los cuales exigieron la devolución
de su dinero, cuando se había dicho que el boletaje estaba vendido.
Y asistió también Julio César Chávez,
quien hizo caso omiso de los desplantes del Macho Camacho, quien
desea la pelea de revancha, mientras Laila Alí no quiso comentar
nada cuando se le preguntó su opinión por el espectáculo
circense en que convirtieron anoche el boxeo.