La hija del escritor hidalguense recopila material
disperso, videograbaciones principalmente
La labor de Garibay en cine, radio y tv, el doble de
su obra literaria
Hay casetes con mil 200 cápsulas que autor de
Par de reyes hizo para el Imer, y que podrían derivar en
una serie de compactos Hoy, homenaje en la Feria del Palacio de Minería
CESAR GÜEMES ENVIADO
Cuernavaca, Mor., 22 de febrero. Hasta el momento,
a casi cuatro años de la muerte de Ricardo Garibay, que se conmemoran
este 3 de mayo, su archivo y biblioteca personal se mantienen en la que
fue su casa, en esta ciudad. Desde el fallecimiento del autor de Par
de reyes, su hija, la periodista María Garibay, se ha dedicado
de tiempo completo a clasificar los documentos existentes y recuperar las
cintas de audio y video que a lo largo de varios años don Ricardo
grabó para distintos medios.
Este domingo a las 12 horas se lleva a cabo en la Feria
Internacional del Libro del Palacio de Minería un homenaje en memoria
del escritor hidalguense, organizado por Editorial Océano, en el
que se dará a conocer el quinto volumen de la colección Obra
Reunida de Ricardo Garibay, titulado Crónica II, y que contiene
De lujo y hambre, Chicoasén y una amplia variedad
de crónicas no pensadas para un libro específico. Con motivo
de ese homenaje hemos visitado a su hija María, única responsable
al frente de lo que es ya el Archivo Garibay, conformado por todos los
manuscritos de las obras literarias del prosista, medio centenar de guiones
cinematográficos, 150 casetes de audio y otras tantas cintas de
video, más la biblioteca particular del escritor, una de las más
completas y ambiciosas del país.
De
esta suerte, el trabajo de Garibay puede extenderse a casi el doble de
lo que dio a conocer en forma impresa. Tan sólo de las cápsulas
sobre literatura universal que hizo para el Instituto Mexicano de la Radio
(Imer), María Garibay tiene copia de 70 casetes de 94 minutos cada
uno, lo que implica un promedio de mil 200 cápsulas, en su momentro
transmitidas por Opus 94 y Horizonte, mismas que dejaron de emitirse hace
un par de años. Además, el propio Imer mantiene en su poder
al menos otras 100 horas de grabación correspondiente a otros tantos
programas realizados por el novelista. Al respecto nos dice su hija: "Me
gustaría iniciar pláticas con los directivos del instituto
para que en principio den copias de esos programas al archivo, independientemente
de que el Imer mantenga los derechos de transmisión. En el caso
de los casetes con las cápsulas, que he transcrito casi en su totalidad,
tuve por parte de la administración anterior del instituto el permiso
de publicar la transcripción, algo que no se ha realizado por varias
razones, una de ellas es que el trabajo ahí contenido estaba pensado
para ser dicho, no leído. Así que hemos pensado en la posibilidad
de editar una serie de discos compactos, pero ese proyecto requiere de
apoyos con los que por el momento no contamos los herederos de mi padre".
A lo largo de varios años, Garibay hizo para lo
que ahora es Televisión Azteca una muy amplia cantidad de programas,
en ocasiones a solas, en otras con escritores invitados. Luego de que esa
empresa termine en estos días de reorganizar su videoteca, María
Garibay espera que en este mes se inicie la copia de un centenar de cintas
de video para que se sumen a las existentes en el archivo.
-Esa es una muy buena noticia.
-Lo será mejor ahora que se concrete. En las negociaciones
para tener copia de esos programas, negociaciones que han sido amables,
tenemos ya varios años.
-¿Dejó trabajos inéditos que hayas
encontrado al clasificar este acervo?
-No precisamente. Garibay escribió para publicar
y lo cumplió. Casi todo lo escrito se puede encontrar en libro y
aparecerá en la Obra Reunida, que tiene a cargo quien fue uno de
sus amigos más leales, el editor de Océano, Rogelio Carvajal.
Lo último que escribió mi padre fue el libro que iba a llamarse
Cartas a Minerva, que estaba planeado para 40 textos de los cuales
alcanzó a escribir sólo siete. Poco antes de eso escribió
su último cuento, titulado El Pegaso. Tenemos sus diarios y muy
escasa correspondencia. Tal como hemos hablado con Carvajal, los diarios
han de mantenerse dentro del archivo y no darlos a conocer. Cuando mi padre
escribía un texto lo trabajaba mucho, lo rescribía en varias
ocasiones y lo ajustaba al máximo, por eso es que si publicáramos
las páginas de su diario no encontraríamos al Ricardo Garibay
que él quiso dar a conocer.
-El acervo de su padre es muy extenso y valioso. ¿Ha
recibido ofertas de alguna institución para conservarlo y que los
interesados trabajen en él?
-He mantenido algunas pláticas, pero no hay nada
en firme. Me interesa mucho que el archivo se quede en México, desde
luego. Ricardo Garibay escribió aquí y es su país
el que ha de interesarse por el resultado de su trabajo.