Culmina en París la reunión de
ministros de Finanzas y dirigentes de bancos centrales
Acción conjunta si se deteriora la economía
mundial, acuerda el G-7
Persisten diferencias entre los gobiernos del
grupo acerca de las incertidumbres geopolíticas
No se trató la posible guerra en Irak;
se cuenta con capacidad de reacción, afirma Francis Mer
REUTERS
Paris, 22 de febrero. Los ministros de Finanzas
y los dirigentes de los bancos centrales del grupo de los siete países
más industrializados (G-7) acordaron este sábado actuar en
conjunto, pese a discrepancias de sus gobiernos en torno a la crisis iraquí,
en caso de que la economía mundial vuelva a deteriorarse a raíz
del incremento "de las incertidumbres geopolíticas". El grupo culminó
el encuentro ministerial de París sin desarrollar un plan de acción
conjunto y, en la reunión, no se mencionó el conflicto con
Irak.
Los ministros no tienen planes secretos para actuar conjuntamente
en caso de una guerra en Irak, pero cada país tiene el poder de
reaccionar a los acontecimientos si estos se presentan, dijo este sábado
el presidente del G-7, Francis Mer, quien añadió que los
países más ricos del mundo están dispuestos a actuar
como sea apropiado si la alicaída economía mundial se debilita
aún más.
La declaración no mencionó específicamente
la posibilidad de una guerra contra Irak, tema que ha divido a los líderes
del grupo en las semanas recientes. "Vamos a seguir cooperando estrechamente.
Nuestras economías están registrando un crecimiento más
lento, pero permanecen resistentes. La incertidumbre geopolítica
ha aumentado. Mantenemos la confianza en la fortaleza subyacente de nuestras
economías y en su capacidad de crecer más vigorosamente",
afirmó.
Mer,
quien también es el ministro de Finanzas de Francia, dijo que los
asistentes no discutieron situaciones hipotéticas que podrían
producirse en caso de una guerra y que la agrupación no ve riesgos
de que se produzca una escasez de petróleo, salvo que la oferta
mundial sea alterada por mucho tiempo.
"No tenemos un plan escondido", refirió en un encuentro
con periodistas. "Nosotros podríamos desarrollar escenarios múltiples
igual que ustedes. Lo que importa es que tenemos una capacidad adecuada
para reaccionar juntos en caso de que haya la necesidad de reunirnos abruptamente".
"Ninguno de nosotros considera necesario entrar en detalle
en ninguno de los escenarios", agregó. Sobre la oferta de petróleo,
Mer dijo que no es necesario usar los actuales inventarios de crudo para
influir en los precios.
"Ante la ausencia de una situación que interrumpa
la oferta por mucho tiempo, no hay una escasez delante de nosotros, acordamos
que no es absolutamente necesario o útil emplear los inventarios,
donde quiera que estén, como una manera de alterar el desarrollo
normal de los precios", dijo.
La declaración explicó lo que cada miembro
de la agrupación está haciendo para mejorar el ritmo de crecimiento
a largo plazo de cada una de sus economías.
La declaración consigna que Estados Unidos toma
medidas para crear empleos y aumentar la productividad, y que Japón
ha reiterado su compromiso con las reformas estructurales.
El G-7 dijo que las naciones europeas están comprometidas
a acelerar las reformas laborales y de los mercados de capitales.
También obtuvieron una señal inusitadamente
fuerte del Banco Central Europeo de un posible recorte de tasas de interés
en la zona del euro en caso de que sea necesario.
"No tenemos un plan escondido", insistió Francis
Mer tras presidir la reunión de ministros de Finanzas y de presidentes
de banco centrales de las naciones del G-7 -Estados Unidos, Japón,
Canadá, Alemania, Francia, Italia y Gran Bretaña.
Mer y el ministro de Finanzas alemán, Hans Eichel,
dijeron que los países del G-7, los cuales abarcan la mitad de toda
la riqueza del planeta, podrían reunirse rápidamente de ser
necesario. La mayoría de los jefes de Finanzas cuidadosamente evitaron
pronunciar las palabras "guerra" o "Irak".
Quizás las declaraciones más reveladoras
del encuentro se produjeron cuando el presidente del Banco Central Europeo,
Wim Duisenberg, dijo que él está dispuesto a actuar en el
lado de la política monetaria en caso de ser necesario, y que los
integrantes no intentaron forjar un plan conjunto sobre el gasto de los
gobiernos para ayudar a estimular la economía mundial.
En enero de 1991, los ministros de Finanzas del G-7 se
reunieron en Nueva York, días antes de que una coalición
liderada por Estados Unidos atacara Irak. En esa ocasión, los ministros
emitieron una declaración para expresar la confianza de que la economía,
que daba señales de debilidad, pronto aumentaría su ritmo
de crecimiento.
La economía mundial entró en recesión
poco después.
Horst Koehler, director gerente del Fondo Monetario Internacional,
dijo a los delegados del G-7 que el FMI estudia la posibilidad de recortar
sus pronósticos de crecimiento económico para todos los países,
pero que una guerra de corta duración contra Irak sería una
sorpresa positiva para la economía mundial.
Enfasis en las tasas de interés
Varios delegados dijeron que gran parte de la atención
recayó sobre lo que el Banco Central Europeo hará en el asunto
de las tasas de interés, porque los gobiernos europeos tienen poco
margen de actuación sobre el gasto público para promover
el crecimiento.
Las tasas de interés de Estados Unidos y de Gran
Bretaña ya han sido recortadas hasta mínimos de 40 años,
y las de Japón se han mantenido cerca de cero desde hace tiempo.
El Banco Central Europeo también bajó las
tasas de interés el año pasado, después de mantenerlas
sin cambios por un largo periodo, pero ha sido criticado por no ser tan
agresivo como la Reserva Federal de Estados Unidos.