Llaman a ciudadanos a participar en movilizaciones
En la Feria del Libro de Minería, activistas
dicen no a la guerra
ANGEL VARGAS
Fuera de programa, la vigesimocuarta Feria Internacional
del Libro del Palacio de Minería sirvió ayer de escenario
para una manifestación más en contra de la guerra que Estados
Unidos pretende emprender contra Irak.
Integrantes del grupo No en nuestro nombre (México),
conformado por organizaciones y personas de la sociedad civil, desplegaron
durante la tarde-noche de este sábado mantas y pancartas en diversos
puntos del Palacio de Minería. Las leyendas eran contra ese embate
bélico, así como un par de reproducciones del mural Guernica,
de Pablo Picasso, que se ha convertido en símbolo mundial de los
pacifistas.
Repartieron volantes y tras negociar con el director de
la feria, Fernando Macotela, ocuparon durante media hora uno de los salones
del céntrico inmueble, donde informaron sobre los orígenes
del movimiento, leyeron un pronunciamiento público e informaron
de sus próximas acciones.
El
promotor cultural y periodista Carlos Martínez Rentería,
invitado por los activistas, cuestionó el motivo de que la feria,
así como los editores participantes, no aprovecharan este espacio
para manifestar su oposición al aferramiento belicista estadunidense.
"Todas las actividades de la feria y sus participantes
deberían estar enfocados a protestar contra el hecho. Debería
haber presencia real en todos los momentos y actitudes. Es de lamentarse
que la reacción ciudadana en México ha sido limitadísima.
Quince mil, 30 mil personas en una marcha, lamentablemente es una ridiculez,
considerando las manifestaciones multitudinarias de otros países
en los que en ciudades como Londres se registraron 2 millones de personas",
enfatizó.
"Definitivamente no podemos aceptar ni quedarnos así
como si nada. Está a punto de iniciarse una devastadora destrucción
de seres humanos debido a la voluntad unilateral de un tipo trastornado
de sus facultades mentales que es George W. Bush.
"Es para que todos estuviéramos participando y
actuando de alguna manera."
El músico Ricardo López Espinosa fue el
encargado de leer el pronunciamiento, que consiste en un llamamiento "a
los mexicanos a resistir y expresarse contra las políticas que han
emergido tras el 11 de septiembre y que ponen en grave peligro a los pueblos
del mundo".
En el documento se subraya: "Nos dirigimos al gobierno
mexicano para decirle que no puede avalar con su voto en el Consejo de
Seguridad de la Organización de Naciones Unidas la guerra que Estados
Unidos y sus aliados pretenden desencadenar contra el pueblo y el gobierno
de Irak. El artículo 89 de la Constitución señala
los principios por los que debe regirse la política internacional
mexicana, y entre ellos está la búsqueda de la solución
pacífica de los conflictos. Esta tradición histórica
ha evitado que México forme parte de las diversas iniciativas bélicas
imperiales de Estados Unidos.
"La inmensa mayoría de los mexicanos repudiamos
y nos opondremos en la medida de nuestras capacidades y fuerzas a cualquier
tipo de acción bélica que enfrente a cualquier pueblo del
mundo. No hay argumentos que valgan ni temor que la justifique. Desde nuestra
experiencia nos sumamos a este movimiento mundial contra la guerra y por
el respeto a la autodeterminación de los pueblos.
"Sumemos nuestras voces a quienes quieren romper el silencio
para desencadenar una acción capaz de frenar la guerra. Hagamos
que pueda sentirse nuestro compromiso. Resistiremos frente a la máquina
de la guerra y la represión, y haremos todo lo posible para detenerla."
Entre otras acciones, integrantes del movimiento solicitarán
el lunes, en el Congreso Nacional del SNTE, apoyo a los docentes para concientizar
a la infancia y a la juventud mexicana acerca del horror de la guerra,
y el martes participarán en un debate en la Cámara de Diputados,
informó Nuria Fernández.
También habrá un mitin frente a la embajada
de Estados Unidos el primero de marzo y en caso de un ataque de Washington
se convocará a "la marea blanca", que consiste en una acción
mundial de emprender plantones en todas las representaciones diplomáticas
estadunidenses y no levantarlos hasta que se haga alto al fuego.