Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 22 de febrero de 2003
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Economía

Fernando Celis Callejas

ƑHay crisis en la caficultura mexicana?

Tres años de muy bajos precios, que no llegan ni a 50 por ciento de los costos de producción, han ocasionado una crisis sin precedentes en las zonas cafetaleras, que ha ocasionado una fuerte migración hacia Estados Unidos y la frontera; inclusive ciudades como Jalapa, centro de la principal región cafetalera de Veracruz, enfrenta fuerte recesión.

Algunos datos sobre la situación actual de la caficultura mexicana podrían orientarnos sobre lo que pasa en esta rama agrícola, en la cual, según el nuevo censo, participan 460 mil productores. Entrando en su fase final la cosecha del ciclo 2002-2003, los precios que reciben los caficultores van de 350 a 450 pesos por quintal de café pergamino (57.5 kilos), cuando se necesitan 900 pesos por quintal para recuperar los gastos realizados.

La cosecha actual será de unos 5 millones de quintales, que representa una reducción de 38 por ciento en relación con los 8 millones de quintales de la cosecha 1999-2000. Esta disminución se debe a la fuerte caída de los precios internacionales en los tres ciclos pasados. Si en condiciones normales los productores recibían a precios actuales 6.5 mil millones de pesos, en la actual cosecha recibirán alrededor de 2 mil millones de pesos. Las exportaciones se han desplomado; en la cosecha actual se han exportado entre octubre y diciembre 318 mil 537 sacos de 60 kilos, contra 567 mil 297 en el mismo periodo del ciclo anterior, que comparados contra el ciclo 1999-2000 son casi 70 por ciento menos. Si en años anteriores se obtenían por las exportaciones de 600 a 700 millones de dólares, en esta cosecha tal vez no se rebasen 200 millones de dólares.

La pequeña mejoría en los precios internos en estos meses se debe principalmente a la reciente devaluación del peso en relación con el dólar. La mejoría de los precios en la bolsa del café de Nueva York de 50 dólares por quintal al inicio de la cosecha anterior, en relación con los niveles actuales de 65 dólares, no se refleja en los precios internos, ya que los diferenciales negativos de exportación se han incrementado. Si en la cosecha anterior se podía exportar un quintal a bolsa más cinco dólares, ahora los precios están a bolsa menos siete dólares.

El impresionante aumento de los diferenciales negativos se debe no sólo al desplazamiento que está teniendo el café mexicano en el mercado de Estados Unidos, por los cafés robusta y natural (arábigos no lavados) de Brasil y Vietnam, sino que también se debe al aumento de los volúmenes de cafés de menor calidad. Precios tan bajos provocan que en nuestro país los caficultores corten el café en diferentes grados de maduración, incluso hay muchos granos verdes, lo cual demerita la calidad.

Probablemente si el fondo de estabilización del café no hubiera otorgado 20 dólares por quintal (190 pesos) al inicio de la cosecha, una buena parte del café no se hubiera cortado.

La crisis cafetalera a escala internacional tiene como base dos elementos centrales: en primer lugar, las exportaciones mundiales son mayores que el consumo debido al aumento de la producción de café robusta y naturales (arábigos no lavados) en Brasil y Vietnam. Estos países impulsan esquemas de alta productividad y bajos costos: Vietnam produce un quintal de robusta a menos de 20 dólares y Brasil cafés naturales a menos de 40 dólares. Los cafés arábigos lavados mexicanos de mejor calidad deben colocarse en el mercado de Estados Unidos a no menos de 100 dólares el quintal para recuperar los gastos. En segundo lugar, las grandes compañías solubilizadoras de los países importadores, como Nestlé, Kraft-Food, Proctey and Gamble y Sara Lee, están utilizando mayor porcentaje de cafés robustas y naturales en sus mezclas, que son cafés de menor calidad, pero sin reducir los precios a los consumidores.

En nuestro país la crisis se magnifica por el modelo de consumo y comercialización que han impuesto las grandes compañías. El consumo interno no mejora porque se utilizan cafés dañados (granos verdes, pasados de maduros, fermentados, plagados, etcétera), lo cual provoca la desconfianza del consumidor. A los comercializadores les ha interesado más el volumen que la calidad, no pagan calidad, por lo que el productor no tiene incentivos para no mezclar cafés de diferentes alturas y distintos grados de maduración.

El gobierno federal prefiere subsidiar a los caficultores para recuperar parcialmente sus pérdidas, antes que regular el mercado interno y afectar a las grandes empresas.

Sin duda hay una fuerte crisis en la caficultura mexicana: la mayoría de los productores de café no podrá sostenerse en esta actividad, si no mejoran los precios internacionales, y esto sólo será posible si se establecen nuevos esquemas de regulación internacionales que lleven a un equilibrio de la oferta y la demanda. Debe concretarse el cumplimiento de la resolución 407 de la Organización Internacional del Café, que establece estándares mínimos en los cafés de exportación; los cafés de bajo calidad no deben utilizarse para consumo humano, debe presionarse a Brasil para que reduzca su actual producción, e impulsar la formación de reservas en los países productores manejadas por organismos públicos.

En nuestro país, además, deben establecerse mecanismos obligatorios para que no se utilicen granos dañados en los cafés de consumo nacional, y que las compañías compradoras paguen a los productores precios diferenciados de acuerdo con la calidad.

Una garantía de calidad sin duda aumentaría el consumo interno, cafés de calidad para la exportación llevarían a un mejoramiento de los diferenciales, como ocurre en Costa Rica y en Guatemala.

Las organizaciones de productores insisten en que se deben tomar medidas de fondo para rescatar la cafeticultura mexicana. Las grandes compañías bloquean cualquier medida mínima de regulación, toca entonces al Estado abandonar su actual pasividad ante el "libre mercado cafetalero" e impulsar nuevas medidas de regulación que restablezcan las condiciones de rentabilidad y competitividad de la caficultura mexicana.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
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