Ganador del Premio Primera Novela UNAM-Alfaguara
2002 por su obra Gaijing
Mezclar culturas es conveniente si ninguna prevalece
sobre las demás, dice Matayoshi
CARLOS PAUL
La inmigración no es un problema, por el contrario,
es algo enriquecedor. La mezcla de culturas es algo conveniente mientras
una de ellas no pretenda prevalecer sobre las demás, considera Maximiliano
Matayoshi, escritor argentino de 24 años, de padres japoneses, autor
de Gaijin, obra con la que obtuvo por unanimidad, de entre 97 trabajos,
el Premio Primera Novela UNAM-Alfaguara 2002.
De
visita por vez primera en México, Matayoshi explica en entrevista
que su intención fue ''mostrar cómo una cultura completamente
diferente aprende una nueva, sin olvidar sus raíces, ni asimilando
por completo la otra, sino creando una mezcla y todo lo que cuesta vivirla.
''Aunque el tema central -explica- es el amor y luego
la amistad, a las que trato en un contexto de inmigración."
Inspirada en la vida de su padre, la novela narra las
vivencias de un joven inmigrante japonés que se hace adulto en una
cultura diferente y que siempre quiere regresar a su país de origen.
Lo logra, pero decide regresar por la chica que ama. ''El dónde
y en qué momento estuvo el personaje, es la vida de mi papá,
pero las razones, las relaciones sentimentales y las conexiones entre cada
capítulo son historias mías", comenta.
Gaijin la terminó de escribir luego de tres
años y medio, en diciembre de 2001. ''En ese tiempo no cambió
mucho mi vida, pero a partir del premio, la visión que tenía
de la vida sí. Antes pensaba que la vida se dividía en dos
cosas: trabajar para ganar dinero y así pagar techo y comida, y
otra hacer cosas que alimentan el espíritu, lo que aparentemente
no deja dinero. Ahora, es satisfactorio pensar que a alguien le puede gustar
lo que yo hago por gusto, que es escribir.
''Es algo que antes no creía, pero ahora sí,
es por eso que hace dos semanas renuncié a mi trabajo en Buenos
Aires. Trabajaba de las cero horas a las seis de la mañana atendiendo
llamadas en una empresa de televisión por cable, y como había
pocas llamadas, eso me permitió escribir, además de que también
asistía a un taller.
''Ahora que regrese a Buenos Aires voy a comenzar una
nueva vida, para dedicarle mucho más tiempo a la literatura."
Sobriedad y contención
Entre sus proyectos, adelanta Matayoshi, está escribir
otra novela, en este caso sobre un inmigrante polaco que ''fue tan despiadado
y mala persona durante toda su vida real, que sus acciones aún repercuten
en la vida de sus bisnietos.
''También me propusieron trabajar en un proyecto
con la embajada japonesa en Argentina, para investigar cuáles son
las expresiones artísticas creadas por los descendientes de japoneses."
La inmigración, para Maximiliano Matayoshi, ''no
es un problema, por el contrario, creo que es enriquecedora. La mezcla
de culturas es algo conveniente mientras no sea una mezcla imperialista,
es decir, que una cultura prevalezca sobre las demás, por eso me
gusta mucho la inmigración, me parece interesante. Esa mezcla cultural
creo que puede funcionar como filtro para los errores que tiene una u otra,
al tiempo que puede servir como potenciador de sus cualidades".
En mi caso, concluye el escritor, ha sido un poco difícil.
En Argentina, los que no me conocen, me tratan como japonés, y en
Japón, como argentino. Sin embargo, no siento la necesidad de sentirme
de ninguna parte, lo que me da una visión diferente para percibir
la vida, y eso es lo que trataremos de recuperar con el proyecto de la
embajada japonesa, pues me parece muy valioso rescatar y tener esa visión
de mezcla de culturas".
Para el jurado, Gaijin ''es una novela en sordina,
distinta de aquellas que buscan causar un efecto mediante el escándalo
y el ruido. Destaca su sobriedad y contención en la escritura, así
como la asimilación de cierta narrativa oriental. Se trata de una
obra con un tono original, que recupera parte de la memoria de las migraciones
que conforman la identidad latinoamericana".
Gaijin será presentada el lunes 24 a las
18 horas en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería
(Tacuba 5, Centro Histórico).