La editorial creó un catálogo
histórico sobre la gran vitalidad de nuestras letras
Joaquín Mortiz celebra 40 años de difundir
la literatura mexicana
Publicó a Elena Garro, Rosario Castellanos y
Jorge Ibargüengoitia, entre otros
El domingo, mesa redonda en la feria de Minería
sobre la labor de Díez-Canedo
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
La Editorial Joaquín Mortiz, de importancia medular
en el desarrollo y la difusión de la literatura mexicana contemporánea,
se dispone a conmemorar 40 años de su fundación. En ella
se publicaron las primeras ediciones de libros como De perfil, de
José Agustín; Los recuerdos del porvenir, de Elena
Garro; Oficio de tinieblas, de Rosario Castellanos, Los relámpagos
de agosto, de Jorge Ibargüengoitia; Las tierras flacas, de
Agustín Yáñez, y La feria, de Juan José
Arreola, entre muchos otros, conformando un catálogo histórico,
representativo de un momento de gran vitalidad y diversidad de las letras
mexicanas.
Uno
de los actos para conmemorar la efeméride es justamente la redición,
en principio, de nueve de los primeros títulos publicados por Editorial
Joaquín Mortiz (hoy integrada al grupo Planeta). Además de
los ya mencionados, se incluyen Los albañiles (novela con
la cual Vicente Leñero se convirtió en el primer mexicano
en ganar el prestigiado premio Seix-Barral, en 1963); el poemario de Octavio
Paz Ladera este (que incluye su producción poética
realizada en la India entre 1962 y 1968), y la edición definitiva
de la obra de Jaime Sabines, Recuento de poemas 1950-1993.
Corría 1962 cuando el editor Joaquín Díez-Canedo,
exiliado español en México, hijo del escritor Enrique Díez-Canedo,
fundó la empresa que a la larga ha tenido repercusión y trascendencia
innegables en la cultura del país. Antes de iniciar su propio proyecto
editorial, Joaquín Díez-Canedo trabajó durante 20
años en el Fondo de Cultura Económica (FCE), donde fue la
mano derecha de su entonces director, Arnaldo Orfila.
Trabajo aventurado
De acuerdo con el editor Jesús Anaya, director
editorial del grupo Planeta, ''don Joaquín consideró que
después de 20 años en el FCE ya estaba maduro para un proyecto
independiente. No hay editor que trabaje en una empresa, sobre todo si
es grande como el fondo, que no ambicione tener su propio proyecto editorial.
El problema es el de siempre, el capital. Las ideas sobran, el oficio y
la profesión, pero es un trabajo aventurado".
Por suerte para Díez-Canedo y sobre todo para los
autores y la literatura mexicanos, en los años 60 el país
atravesaba por un momento de expansión económica y vivía
lo que José Emilio Pacheco llamó, en un libro conmemorativo
del 25 aniversario de Mortiz, ''una pequeña edad de oro de la cultura
mexicana".
Anaya respalda la afirmación de Pacheco: ''Fue
una dicha ser joven en los años 60. Editoriales, libros, autores,
librerías, revistas, público, todo se conjuntó para
hacer de aquellos breves años lo que hoy vemos como una pequeña
edad de oro mexicana. Estaba la nueva música, la poesía,
el cine, el teatro universitario. Evidentemente había un clima de
fermento intelectual y cultural que hizo posible que don Joaquín
se animara a crear su propio proyecto editorial".
Además de la redición de varios de sus títulos
consagratorios, la conmemoración de los 40 años de Editorial
Joaquín Mortiz incluye una mesa redonda sobre la labor editorial
de Joaquín Díez-Canedo, con la participación de varios
de los autores a los que publicó. También se efectuarán,
a lo largo de todo el año, una serie de charlas sobre la literatura
mexicana contemporánea. La primera se realizará el próximo
domingo a las 18 horas en el contexto de la versión 24 de la Feria
del Libro de Minería, con Rosa Beltrán, Rosa Nissán,
María Baranda y Erdma Cárdenas.