Inoperancia prolongada y situaciones fuera de control, constantes del gobierno
Hay riesgo de "regresión autoritaria": Carreño
ALONSO URRUTIA
Si la persistencia de un escenario demasiado autoritario generó en el pasado reciente una creciente exigencia democrática, "no debería sorprender que ahora un entorno de inoperancia prolongada y de situaciones fuera de control del nuevo régimen podrían estar larvando un reclamo de eficiencia gubernamental, así sea mediante viejas o nuevas formas de autoritarismo", sostuvo el director de la División de Estudios Profesionales de la Universidad Iberoamericana, José Carreño Carlón.
Al concluir los trabajos del seminario sobre transición y consolidación democrática, organizado por el Instituto Federal Electoral (IFE), Carreño Carlón dijo que el riesgo regresivo no radica en la recuperación electoral del antiguo partido dominante, "como lo simplifica el marketing de Los Pinos, sino en la persistencia de viejas formas de autoritarismo, en mensajes y aparición de expresiones autoritarias propias de las tradiciones de las que proviene el nuevo grupo gobernante".
Por la mañana, el analista electoral Daniel Zovatto, integrante del Instituto de Internación con sede en Estocolmo, Suecia, habló de la coincidencia de "redemocratización" del subcontinente y las crisis económicas que han afectado a América Latina. "Se nos ha disparado la pobreza a nivel regional hasta 45 por ciento de la población, es decir, se ha perdido toda la ganancia que se tuvo en la primera mitad de los años 90", expuso.
Esta situación, que ha acentuado la desigualdad social y de distribución de la riqueza, "ha generado una preocupación creciente por la salud política de la democracia en América Latina en términos de su profundización".
Subrayó que la crisis por la que atraviesan muchos países latinoamericanos "es un campanazo de alerta" al efecto que pueden tener las políticas neoliberales en los procesos de democratización latinoamericana. De ahí la necesidad de promover una nueva generación de reformas que involucre los cambios políticos con la dimensión social, totalmente olvidada en el pasado reciente.
Así, dijo, además de la consolidación de las democracias en el continente debe establecerse una agenda clara que permita sintonizar los sistemas políticos que se renuevan con las realidades sociales y la necesidad de dar respuestas a las crecientes exigencias de la ciudadanía sobre mayor bienestar. Sólo así se podrá lograr una mayor legitimidad y gobernabilidad en América Latina, señaló.
Durante la mesa sobre los medios de comunicación, en la que participaron los periodistas Miguel Angel Granados Chapa -que propuso la supresión de las campañas políticas en los medios electrónicos para elevar el debate y abatir el costo-, Raymundo Rivapalacio y Raúl Trejo, Carreño Carlón habló de los retos que tiene la democracia y su relación con los medios de comunicación.
El poder de la televisión
El analista alertó sobre el creciente poder de los consorcios televisivos que inclusive en algunas ocasiones han subordinado a los poderes públicos y a los partidos. Citó el caso de las reacciones a los francos impulsos regresivos que en materia de tiempos de televisión impulsaron los medios de comunicación electrónicos y el gobierno federal, con la casi nula respuesta de institutos y actores políticos. "La clase política sencillamente se inhibió", dijo el periodista.
Carreño señaló que otro efecto nocivo de la creciente fuerza de las televisoras es la calidad informativa que dan a su público, al que han convertido en "un simple consumidor" de productos mediáticos.
Subrayó que ahora los partidos políticos y los actores que buscan ascenso y promoción ya no se acercan a Los Pinos o a Bucareli, sino que acuden a los medios.
Carreño, director de Comunicación Social durante el sexenio de Carlos Salinas, dijo que uno de los retos fundamentales de la democracia y los medios de comunicación es lograr que éstos puedan regirse por los principios que ya imperan en el IFE, es decir, tener una obligación constitucional de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad.
Finalmente, advirtió que en la nueva democracia mexicana no pueden prevalecer visiones maniqueas entre buenos y malos, pues bajo esta lógica se ha impuesto que los contrapesos tan necesarios en el viejo régimen sean un estorbo para quienes antes estaban en la oposición y ahora ejercen el poder.
En este contexto ubicó los embates constantes que desde Los Pinos hay contra el papel del Congreso de la Unión, al que se ha pretendido arrinconar.