Paco Ignacio Taibo II y Julio Moguel

Nava sí, priístas no

Los autores de esta nota confiesan que han perdido su carácter de cronistas imparciales hace mucho tiempo. Confiesan también que, por perder, han extraviado la ecuanimidad, y que en tiempos recientes han perdido incluso fragmentos del hígado y de otros órganos vitales a causa de las cosas que suceden en el PRD. Viene esto a cuento por la designación reciente de la candidatura perredista para San Luis Potosí.

La batalla por la democracia en ese estado ha sido larga y difícil. Desde los combates del viejo doctor Nava contra la dictadura regional de Gonzalo N. Santos en el 58 y el 61, hasta la marcha de la libertad del 91, llegando al fraude electoral del 97 contra la candidatura entonces del propio Salvador. Pero esto es historia.

Presente es que Salvador Nava se registró en noviembre del año pasado como candidato a gobernador perredista para dicha entidad, y que en diciembre el servicio electoral del partido lo confirmó como candidato único. Parecía existir a escala local un claro consenso en torno a su persona. Conversamos varias veces con él en los meses pasados sobre el tipo de campaña que pensaba hacer. Salvador lo tenía muy claro: se trataba de reagrupar a la izquierda, una parte de la cual, como en todos lados, ha quedado excluida del PRD; armar una campaña desde la base, recogiendo el sentir y la demanda de comunidades campesinas y zonas urbanas; rescatar la universidad para el pensamiento crítico; devolverle su vitalidad a la cultura.

La campaña prometía ser interesante. En tiempos como éstos, de crisis profunda en el campo, podría movilizarse el amplio sentimiento contra el TLCAN que se encuentra en la base agraria del país. Podrían desarrollarse propuestas que se consolidarían en el gobierno. Salvador tenía ideas de cómo movilizar a los trabajadores de la educación y la salud para neutralizar la ofensiva foxista en esos sectores. Y tenía -tiene- ideas muy claras de cómo participar, desde la trinchera de su estado, en la reconstrucción de otros -múltiples- tejidos sociales seriamente dañados por la política neoliberal.

Salvador pensaba en una campaña larga, muy desde la base de la sociedad potosina, basada, más que en llamar al voto, en reorganizar las demandas de la propia sociedad y su lucha.

Repentinamente, el 4 de diciembre del año pasado apareció una segunda convocatoria emitida por el comité nacional del PRD para buscar candidato.

El 29 de enero de este año, el propio comité nacional del PRD propuso a una parte del consejo estatal que el partido se sumara a la candidatura de Elías Dip, un priísta local con oscuros antecedentes en el mundo de las finanzas potosinas, y la hizo aprobar.

No vamos a entrar aquí en el debate de las formas legales, a todas luces violentadas, de los mecanismos para seleccionar candidatos, ni en su lógica política.

San Luis Potosí es uno de los estados en que las votaciones anteriores dieron al PRD menos de 15 por ciento del voto ciudadano. En esa lógica, el comité nacional se sentía con derecho a intervenir. Y lo hizo buscando un candidato externo, de coalición, blando y conservador, bajo el supuesto de que atraería votos.

Muchas veces hemos oído en el interior del PRD el argumento de que "lo importante es ganar". Pero afortunadamente no siempre ha ganado esta línea política cupular. Recordemos, como ejemplo, el rechazo de Morales Lechuga a ser candidato perredista al gobierno de Veracruz.

Ahora el argumento se escucha nuevamente. Y sin duda para mal.

ƑQué campaña y qué gobierno puede hacer Elías Dip dada su trayectoria?, Ƒva a cuestionar los nefastos efectos del TLCAN?, Ƒva a movilizar a las zonas más pobres del estado contra los caciques?, Ƒva a confrontarse con la política de recorte de salud foxista?

Si gana, el perredismo pierde, pero ahora con el apoyo de su propio aparato. Una curiosa manera de suicidarse políticamente. Y si pierde, pierde. Pero al cuadrado. ƑEs ésta una manera correcta de sumar?

Aunque el aparato del PRD no se entere, el país comienza a girar nuevamente en su base hacia la izquierda. El desgaste del modelo neoliberal está llegando a sus límites. La fuerza del movimiento El campo no aguanta más lo muestra con toda literalidad.

Por ello es el momento de decir frente al litigio político de la entidad potosina, de cara ya a lo que vendrá en 2005-2006: šNava sí, priístas no!