La disputa, por decidir quién controlará
el mundo en el futuro: Charles Kupchan
Europa unida, no el Islam, amenaza la supremacía
mundial de EU: analistas
Algunos funcionarios estadunidenses están contentos
por las diferencias, dice Daniel Nexon
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 13 de febrero. Una Europa
unida, y no el Islam radical, representa la mayor amenaza para el último
superpoder, señalan especialistas y estrategas al interpretar los
recientes conflictos diplomáticos entre Washington y el eje Bonn-París.
La disputa entre la Casa Blanca y los "viejos" poderes
europeos representados por Francia y Alemania se ha centrado, por lo menos
en público, en torno a Irak, pero algunos altos funcionarios estadunidenses
también creen que alimentar las divisiones en Europa podría
ayudar a prevenir el surgimiento de un poder económico, político
y militar que podría retar la hegemonía mundial Estados Unidos,
señalan algunos analistas en Washington.
En
su documento de estrategia de seguridad nacional difundido el año
pasado, el presidente George W. Bush insistió, en público,
en que Estados Unidos no tolerará el surgimiento de un país
o bloque de naciones que pudiera retar el dominio internacional de Estados
Unidos.
Aunque Bush no lo dijo explícitamente, varios analistas
y ex funcionarios han ad-vertido recientemente que la mayor amenaza a la
continuación de la "primacía" de Estados Unidos en el mundo
no es el Islam radical, sino la Unión Europea.
"Dentro de este gobierno hay una corriente que cree que
la mejor forma de manejar el poder estadunidense es tenerlo lo menos restringido
posible", explicó Daniel Nexon, profesor de relaciones internacionales
de la Universidad de Georgetown.
En entrevista con La Jornada, afirmó que
Washington podría no haber planeado usar el tema de Irak para promover
divisiones al interior de Europa, pero que algunos funcionarios no están
muy descontentos con que estas divisiones hayan aflorado.
La evidencia de tal estrategia estadunidense para fomentar
la división europea es notable: hace cinco años tanto los
gobiernos de Estados Unidos como sus contrapartes europeas habrían
resuelto rápidamente el tipo de desacuerdos que ahora se manifiestan
en sus relaciones, y negociar acuerdos que permitieran a todos una salida
de-corosa, como se hizo en el caso de Kosovo y otros conflictos más.
Pero en las últimas semanas altos funcionarios
estadunidenses se han dedicado a alimentar el fuego de las diferencias
en las relaciones con los poderes europeos.
El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, ha calificado
a Francia y Alemania como parte de la "vieja Europa", y ha provocado la
ira de los alemanes al ponerlos en una lista junto con Libia y Cuba por
sus desacuerdos políticos con Estados Unidos.
Ari Fleischer, vocero de la Casa Blanca, también
ha criticado a Francia y Alemania mientras elogia a Inglaterra, España,
Italia y los nuevos países de Europa oriental, que se han sumado
al apoyo de las posiciones de Estados Unidos en torno a Irak.
"Deshonrosa" división
No sólo se ha manifestado esta tensión en
el foro de la Organización de Naciones Unidas (ONU), sino también
en la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN),
donde el propio Bush calificó la actitud de Bonn y París
(junto con Bélgica) como "deshonrosa" cuando esos países
re-chazaron la propuesta estadunidense para establecer la defensa de Turquía
ante los preparativos de guerra contra Irak.
Funcionarios
estadunidenses insistieron el miércoles anterior en Bruselas en
que están tratando de resolver los desacuerdos.
Pero el propio jefe de la diplomacia estadunidense, el
secretario de Estado Colin Powell -considerado antes como la figura que
más entendía la relación con Europa-, declaró
esta semana que "la alianza (la OTAN) se está desbaratando por sí
sola porque no cumple con sus responsabilidades".
Así, instituciones históricas como la OTAN
y el Consejo de Seguridad de la ONU, establecidas en gran medida por los
estadunidenses y europeos como las estructuras básicas de las relaciones
internacionales entre los países del mundo desarrollado, parecen
estar ahora bajo ataque.
En ambas instancias el gobierno de Estados Unidos ha declarado
que si no logra el apoyo de países como Francia y Alemania, y con
ello el consenso de estas instituciones, Washington declarará que
la ONU y la OTAN ya son "irrelevantes" y actuará al margen de ellas.
"Parece como una estrategia de divide y vence", explicó
Nexon a La Jornada. Existe un grupo de altos funcionarios en el
gobierno estadunidense que siempre ha expresado su preocupación
por el creciente poder colectivo de Europa, y en particular de Alemania
y Francia.
Dick Cheney, Donald Rumsfeld y otros altos funcionarios
estadunidenses escribieron un documento político -poco antes de
que Bush asumiera la presidencia- que trazaba lo que para ellos era una
estrategia para "mantener la preeminencia global de Estados Unidos" e "impedir
el surgimiento de un gran poder rival".
En esa estrategia, el futuro vicepresidente y el futuro
secretario de Defensa advierten explícitamente del peligro de que
aparezca una Europa unida capaz de desafiar a Estados Unidos en los aspectos
económico, político y militar.
Al parecer la actual estrategia de Estados Unidos está
evitando que surja una posición europea unida, lo que ha provocado
mayores grietas al interior de la Unión Europea, y también
de la OTAN.
Las batallas en Europa en realidad no son por Irak, explica
Nexon: "Estados en Europa que se alinean con Estados Unidos (Gran Bretaña,
España e Italia) lo están haciendo no porque apoyen el objetivo
de deshacerse de Saddam Hussein. Están jugando otro juego, uno enfocado
a diluir el dominio de Francia y Alemania".
En esta lógica, Estados Unidos, en esencia, está
nutriendo esa batalla por debilitar a la Unión Europea.
Claro que en público los funcionarios estadunidenses
dicen estar interesados en cooperar y fortalecer esa comunidad de naciones,
pero como suele ser el caso en Washington, funcionarios que piden el anonimato
del gobierno de Bush filtran por todas partes de que ya no se cree
que Francia o Alemania sean necesariamente aliados importantes de Estados
Unidos
Uno de los libros más comentados actualmente en
Washington es de Charles Kupchan, ex funcionario del Departamento de Estado
y quien es ahora profesor en la Universidad de Georgetown.
En su obra The decline and fall of the american empire,
advierte que la amenaza más grave al dominio internacional de Estados
Unidos es Europa.
Kupchan no está hablando de un enfrentamiento bélico
de Estados Unidos con Eu-ropa, sino de una competencia cada vez más
intensa por quién estará a cargo del mundo en el futuro inmediato.
"Estamos acostumbrados a un mundo donde Estados Unidos
es el encargado del show", dijo Kupchan a la revista Salon,
en una entrevista reciente.
"Nos despertamos una mañana y encontramos que ya
no tenemos el control completo... Si la Unión Europea empieza a
juntarse con su propio representante singular, ya no seremos el país
dominante. Ya no podremos entrar y golpear con nuestra pu-ño sobre
la mesa", afirma.
Hay cierta estabilidad, argumenta Kupchan, que proviene
de un mundo unipolar donde Estados Unidos define lo que sucede. Una Europa
unida, señala, no representa una amenaza militar para Estados Unidos,
pero inevitablemente el poder económico y político de esa
región sí cambiaría el equilibrio de poder a nivel
mundial.
Por ahora, sostiene, el problema es que la reacción
del gobierno estadunidense ante el creciente poder de Europa es conflictivo,
un cómo se atreven a retarnos.
Esa reacción, argumentan expertos como Kupchan
y Nexon, nutre la inestabilidad.
"Uno podría manejar esto por vía de la consulta
- indicó Nexon-. Pero lo que parece que desea el gobierno de Bush
es romper todo eso".