APRENDER A MORIR
Hernán González G.
ƑSuicidio exhibicionista?
Mensajes sin ambages
Algo más de Sampedro
UNA INTELIGENTE FRASE afirma que "toda verdad es un diálogo", por lo que poco importa si las opiniones en torno a un tema son afines, parecidas o diametralmente opuestas, sino el resultado final de ese diálogo honesto en términos de una verdad menos amedrentada y amedrentadora, por tanto más lúcida y libre, es decir, más humana.
BERTA IBARRA ESCRIBE a propósito de honrar la memoria de un ser querido: "No pensé que en la elaboración del proceso de duelo fuese tan importante el criterio empleado para honrar, en nuestros propios términos, el recuerdo de un difunto. Siempre me había quedado en los lutos, las ausencias, los miedos y los remordimientos. Este otro ángulo para enfrentar pérdidas irreparables ha empezado a reducir el peso que cargaba, responsabilizándome más de mi presente".
AURELIO GAYTAN, POR su parte, rechaza airadamente que "se siga tomando como ejemplo el exhibicionista suicidio de Ramón Sampedro con el pretexto de improvisarse, con una soberbia alejada de todo sentido de trascendencia, una muerte digna, como si la dignidad de toda muerte no residiera en la cristiana aceptación de sus circunstancias, por penosas que sean".
A MUCHOS PROVOCA escalofrío pensar siquiera en la posibilidad de promover proyectos legislativos respecto a la inaplazable dignificación de la muerte y, al igual que con la legislación en torno al aborto, simplemente pretenden negar el problema al suponer que la expedición de leyes realistas será sinónimo de abusos y de masivos asesinatos impunes, por lo que prefieren apoyarse en códigos de š1928!, aunque esos problemas, lejos de disminuir, vayan en aumento.
RAMON SAMPEDRO, ESPAÑOL tetrapléjico desde hacía 30 años, que llevaba más de 25 exigiendo a la justicia el derecho a morir mediante la eutanasia, recurrió finalmente a un suicidio multiasistido, consumado el 12 de enero de 1998. Su decisión no sólo conmocionó, sino que puso el dedo en la llaga de las legalidades simuladas.
ENCOMENDO A 11 amigos diferentes tareas: uno adquirió el cianuro, otro lo analizó, uno más calculó la mezcla, el cuarto la trasladó de lugar, el quinto la recogió, el sexto preparó la bebida, el séptimo la puso en un vaso, el octavo colocó el popote para que Ramón, paralizado del cuello hacia abajo, pudiera beberla; el noveno la puso a su alcance, el décimo recogió la carta garabateada con la boca, y el undécimo grabó en video el acto de su muerte.
CUANDO LA AUTORIDAD pretendió enjuiciar por asesinato a los allegados de Ramón, incluida Ramona Maneiro, autora del video, a los pocos días más de 12 mil personas participaron en una campaña con el lema "Yo también ayudé a morir a Ramón Sampedro", lo que, aunado a 72 firmas de parlamentarios catalanes de todos los partidos autoinculpándose, obligó a los celosos e inoportunos guardianes de la ley a desistirse.
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