Carlos Fazio
La última cruzada
Uno. La derecha ultramontana. Desde su creación, 27 de abril de 1917, la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF) tuvo como principal objetivo oponerse a la educación laica sancionada por el artículo tercero constitucional. Bajo el callismo y el cardenismo, la UNPF -creada por los Caballeros de Colón y considerada la secretaría de educación de la Iglesia católica en México- formó parte de la derecha radical religiosa, caracterizada por su sesgo ultranacionalista, antiparlamentario y antimarxista.
En 1931, tras la descomposición de la Liga Nacional de Defensa de la Libertad Religiosa (fundada en 1925, y que en su intento por llegar al poder apoyó a los guerrilleros de Cristo Rey), en el seno de la derecha ultracatólica surgió la Legión, organización de tipo corporativo, paramilitar y clandestina integrada por ex cristeros fanáticos y grupos de selectos católicos devotos, en general jóvenes de la Congregación Mariana. En su lucha contra la educación socialista y sexual del cardenismo, la Legión -que contó entre sus dirigentes con el joven Salvador Abascal- utilizó el catolicismo como doctrina de combate, de guerra interminable entre el bien y el mal. Eran los días en que ser católico era ser "soldado de Cristo, un guerrero de la cruz, defensor de la verdad". Dos años después aparecía la Base, organización militarizada y disciplinada, también secreta, dedicada a restaurar el orden social cristiano.
Dos. Un führer mexicano. Cuando la Base se salió del control de la jerarquía católica, ex legionarios de León, Guanajuato, fundaron la Unión Nacional Sinarquista (1937). La UNS fue la respuesta contrarrevolucionaria al gobierno de Lázaro Cárdenas, en una coyuntura marcada por el ascenso de los nacionalismos totalitarios en Europa (fascismo, nazismo y falangismo).
Sin ambages, varios líderes sinarquistas expresaron su admiración por Hitler, el Duce Mussolini, Franco, Oliveira Salazar y el austriaco Engelberto Dolfuss. Uno de los capos del movimiento, Abascal, fue descrito por los cronistas de la época como un "Hitler en huaraches". También destacaron el saludo y las características exteriores del sinarquismo, similares a las de los camisas pardas nazis y los camisas negras de Mussolini, a lo que se sumaba su anticomunismo y antisemitismo. Pero el modelo hispanista y teocrático de la UNS los acercaba más al nacionalcatolicismo español. Igual que la Falange bajo la dictadura de Franco, el Estado corporativo que anhelaba el sinarquismo -término griego que significa "con orden" o "sin anarquía"- suponía una restauración de la sociedad medieval, regida por un centralismo teocrático. Es decir, una sociedad que funcionara de acuerdo con los dictados de la ley natural y divina, y cuyo vehículo era la hispanidad, con Hernán Cortés ocupando el lugar del cura Hidalgo.
Tres. El legionario Maciel. En ese contexto, el 3 de enero de 1941 surgía en México la congregación Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús y de la Virgen Dolorosa. Su creador fue un campesino de Cotija, Michoacán, Marcial Maciel Degollado. A juzgar por algunas características de Maciel -admiración por el Führer, antisemitismo, sus lecturas tempranas de Mi lucha, biblia del nacionalsocialismo alemán, y la hábil utilización de la propaganda goebbeliana para la edificación de su obra-, el simbolismo de la fecha no parece fruto de la casualidad: ese día, dos años antes, Hitler había firmado el documento que condenaba al pueblo judío al Holocausto.
Tampoco parece casual la expansión de la orden bajo el ala del generalísimo Franco, hoy acusado del exterminio de 150 mil adversarios. En España la congregación adoptó el nombre Legionarios de Cristo -con hondas reminiscencias cristeras e influencia de los requetés falangistas- y enarboló el Cristo ario del pintor Warner Salmann como guía.
Cuatro. Dios los cría y ellos se juntan. Un descendiente del führer Abascal -el actual secretario del Trabajo, Carlos Abascal-; una dama legionaria de Celaya, Marta Sahagún, con su fundación de Estado, Vamos México; su esposo, el presidente Vicente Fox, devoto guadalupano originario del Bajío, región con profundas raíces cristeras y sinarquistas; la añeja y siempre fiel UNPF; la lideresa gangsteril del PRI Elba Esther Gordillo, investigada por la presunta autoría intelectual en el asesinato de maestros disidentes, y el ubicuo sacerdote Maciel, un drogadicto pederasta intocable en Roma por sus servicios mafiosos a la Iglesia de neocristiandad de Juan Pablo II, son los protagonistas hoy de lo que parece ser la última cruzada. Una cruzada conservadora cuyos recientes embates se libraron en las faldas del Chiquihuite, cuando un comando armado de Tv Azteca tomó por asalto las instalaciones de CNI Canal 40 -con un marco posterior de negligencia o complicidad gubernamental-, y en torno a la Guía de padres que aborda la sexualidad adolescente según la ideología católica.
Elaborada por la derecha clerical antiabortista y la UNPF, y santiguada por una jerarquía episcopal que desde 1917 viene abogando por la contrarreforma del tercero constitucional, la Guía de padres quedó sellada por un oscuro pacto entre la cacique Gordillo y la "señora presidenta". Se dice también que los Legionarios del violador Maciel poseen más de 12 por ciento de las acciones de Tv Azteca, consorcio donde fue evidente, en los días del litigio con CNI, el activismo militante de la consorte. šSanta alianza!