El Villaurrutia, premio sin tacha: Zendejas
Como publicamos ayer, por primera vez se duplicó este año el Premio Xavier Villaurrutia. El único antecedente de un hecho similar ocurrió en 1963, cuando el galardón se dividió entre Juan José Arreola y Elena Garro por La feria y Los recuerdos del porvenir, respectivamente.
Como explica Alicia Zendejas, duplicar el premio en el año del centenario de Xavier Villaurrutia implicó que las instituciones que apoyan a la Sociedad Alfonsina con el dinero del premio lo hicieran por partida doble. Antes de que el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) aceptaran, el jurado había determinado que era casi imposible conferírselo sólo a uno de los dos ganadores, Hugo Gutiérrez Vega y Juan Bañuelos. Pero los responsables de ambas instancias decidieron aportar, 60 por ciento, el CNCA y 40 por ciento, el INBA, para sumar los 200 mil pesos requeridos.
Técnicamente, expresa Zendejas, ''el premio no se puede dividir según lo marcan los estatutos; además, hablamos de dos poetas que han llegado al clímax de su carrera. Los dos, cada uno en su estilo, tienen reconocida calidad y amplia obra".
En cuanto a la independencia del Villaurrutia, Zendejas advierte que para evitar suspicacias ''como miembros del jurado sólo participan anteriores premiados, pero ninguna autoridad. Ese acuerdo lo han respetado las instituciones al pie de la letra". Así se consigue "una autonomía que no se ha soslayado nunca, es un premio sin tacha en su otorgamiento.
El Premio Xavier Villaurrutia fue instituido en 1955 por el escritor y crítico literario Francisco Zendejas y su esposa, Alicia Zendejas. CESAR GÜEMES