Patricia Peñaloza

Boards of Canada, Hookah, Suite

HE AQUI UNA banda espacial, perturbadora; liviana aunque inquietante, que usted nunca escuchará en la radio. Mas si deja pasar a este dúo a casa, es un hecho que le sembrará en el coco sensaciones que irán de la tranquilidad al miedito, pasando por el traslado intergaláctico a las entrañas de sus sueños más escondidos. Se trata de Boards of Canada, dueto formado en Escocia, en 1995, por Michael Sandison y Marcus Eoin. Su mención en este apartado se debe a la redición comercial de un EP viajador de ocho rolas que emitieron en 1996 con sólo 100 copias, ahora al alcance de todos: Twoism, grabación de culto del electrónico pausado y atmosférico, emulador de posibles filmes de ciencia ficción, entre cuyas afinidades se encuentran Autechre, Bochum Welt, Cylob, y en su faceta más comercial, Air y Röyksopp (éste último más alegre).

NO ESPERE ALGUN ritmo en particular. El juego de Boards... está basado en ambientes sintético-etéreos montados sobre percusiones hipnóticas, repetitivas, robóticas, trastocando al autismo en belleza cósmica, dislocación cutánea, cuerito enchinado. Lo generado va de lo mineral a lo orgánico, y casi podemos ver cómo un oso polar mira pasar asteroides que se incrustan en enormes cuevas de hielo; casi podemos ver a Replicantes de Blade Runner besarse frenéticos, rodeados por altísimos muros de acero. De manera prolongada, y oyéndola de un tirón, su enigmática música llega a causar una turbación digna de musicalizar un cuento de Arthur C. Clark o una película de David Lynch.

MAESTROS DE LA disonancia y la oscilación de onda, mantienen girado algún tipo de distorsionador de los tonos musicales, de manera que, lo que para un purista podría sonar a un teclado mal afinado, para ellos es creación pura. Los ritmos en algunos temas puede que se emparenten con el hip hop, con todo y scratcheos. Lo fascinante y fino es que logran todo ello sin ser sobrecargados sino en extremo sencillos.

CUENTAN ESTOS MUCHACHOS (nacidos en 1971 y 1973) que con su música tratan de emular el sonido de fondo de unos documentales de tópicos naturales-socio-políticos que vieron de niños en Alberta, Canadá (donde sus padres trabajaron), cuya casa productora era la National Film Board of Canada. Ciertamente, sus acordes y melodías traen consigo una densa carga de nostalgia y melancolía; por tanto, en momentos conlleva a sentimientos de pérdida, abandono. Como si los niños que fueron sus autores se negaran a aceptar el status del adulto. Quizá los temas más sobresalientes sean la machacante Basefree, la grooveada Seeya later y Smoke Quantity... aunque la verdad es que todo el disco vale la pena.

LA RUTA SONORA recomienda no sólo hacerse inmediatamente del Twoism (algo así como "dosismo", cosa de dos), sino de sus otros dos discos formales, ya con las disqueras Warp y Matador: Music has the right to children de 1998 (mucho más ensoñador, menos desolado, con aterradora portada verde donde una familia tiene las caras borradas), y el Geogaddi, de 2002, altamente recomendable, aunque poco menos sorprendente. No por nada este asombroso dueto autista merece los respetos de las bandas arriba mencionadas, además de los del genio de la locura electrónica: Aphex Twin.

Los agradables