La autora rinde homenaje a Dylan Thomas

María Baranda, Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2003

ANGEL VARGAS

''La poesía es siempre el espíritu de su tiempo y el espíritu nunca se acaba. Si perdemos eso, perdemos la esperanza en el hombre y en la vida. Los actuales son tiempos oscuros, llenos de miedo, de tecnología, de desapego, pero la poesía se mantiene a flote, al margen de todo ello, sobre todo del mercado. Es una fortuna que la poesía siempre haya sido para pequeños círculos, porque eso la ha resguardado de todos los peligros del consumismo."

Tales son las palabras de la poeta mexicana María Baranda (DF, 1960), quien ayer fue designada ganadora del Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2003, por su poemario Dylan y las ballenas.

A decir del jurado -integrado por los poetas Víctor Sandoval, Hugo Gutiérrez Vega y Francisco Hernández-, el volumen ''reúne las características de originalidad, calidad y conocimiento del fenómeno poético, y es a la vez un homenaje a uno de los grandes poetas de la lengua inglesa (Dylan Thomas)".

La poesía con la que comulga María Baranda es la de tipo contestatario, ''la ubicada en la vida, y por eso confío mucho en la que escriben los jóvenes. Es a ellos a quienes debe leerse, porque tienen actitud de rebeldía, fuerza, y procuran originalidad e innovación".

Esa preferencia no significa que reniegue de la poesía más sutil y de palabras frágiles. ''La poesía es una actitud, una forma de estar en el mundo y en éste hay varias voces que estamos haciendo literatura, aunque de diferente manera; somos como un gran coro, integrado por diferentes tesituras".

Ser distinguida con el premio Aguascalientes, dotado con 200 mil pesos, significa para la autora una forma de ganar tiempo: ''Quería comprar tiempo para seguir leyendo y escribiendo. Ahora ya tengo con qué poder hacerlo sin tener que estar metida en una oficina fría".