Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 9 de enero de 2003
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Política
EL CAMPO ANTE EL TLCAN

Ya no vuelven a sus lugares de origen y se convierten en errantes del siglo XXI

Horticultores migrantes, nómadas sin hogar, revela estudio de la UNAM

Son familias enteras provenientes de los estados de Guerrero, Oaxaca, Veracruz y Sinaloa

Hombres mujeres y niños deben laborar jornadas hasta de 12 horas con pago a destajo

KARINA AVILES

Campesinos migrantes de Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Sinaloa y otras entidades, que se contratan en las zonas hortícolas del norte del país, son los nuevos ''errantes' del siglo XXI, que se han visto obligados a convertirse en nómadas.

La encuesta Hogares de jornaleros migrantes en las regiones hortícolas de México, elaborada por la Unidad de Estudios sobre Migración y Empleo del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, reveló que 24 por ciento de los campesinos que migran a las zonas mencionadas ya no tienen casa en su pueblo natal; de éstos, 21 por ciento vive en campamentos y cuarterías, y 3 por ciento no posee residencia en ningún lugar. Asimismo, 50 por ciento no tiene tierra. ''De los que no trabajan la tierra, 49 por ciento no tienen dinero para hacerlo y 20 por ciento no lo hacen porque son tierras de mala calidad''.

Tres años de investigaciones

El estudio, cuyos coordinadores son los investigadores Sara Lara y Hubert de Grammont, abarcó 8 mil 117 hogares de jornaleros, con 32 mil encuestados en las zonas hortícolas de Sinaloa, Sonora, Jalisco y Baja California. La encuesta será publicada los próximos meses.

Lara adelantó para La Jornada los datos de mayor relevancia de dicho trabajo que, por su grado de dificultad, tardó tres años en reunir y analizar. El estudio arrojó una situación alarmante: 24 por ciento del total de los jornaleros jefes de hogar ya no tiene casa en su pueblo natal.

Lo anterior, indicó la especialista, habla de jefes de hogar que, junto con su familia, andan ''errantes, nómadas. Acompañados por sus hijos andan buscando trabajo. No tienen un lugar fijo ni siquiera para dejar sus cosas, llevan lo que traen puesto, una cobija y dos o tres trastos''. Ellos, destacó la investigadora, ''son los pobres de los pobres, los que viven en una precariedad absoluta. Es además una población que no puede ejercer sus derechos ciudadanos por su situación'', sintetizó.

Las cifras de la encuesta indican que 29 por ciento del total de los encuestados que van a las regiones hortícolas procede de Guerrero, 25 por ciento de Oaxaca, 18 por ciento de Veracruz, 15 por ciento de Sinaloa y el resto de otros estados. Lara subrayó lo significativo que resulta el hecho de que tengan o no tierra: 55. 6 por ciento de ellos la trabaja y la mayoría lo hace en terrenos que van de menos de una hectárea hasta dos hectáreas.

Explicó que antes estos migrantes iban a las regiones hortícolas para la temporada alta de invierno, que abarca de diciembre a abril. Y aunque todavía una gran mayoría se va a trabajar y luego regresa a sus pueblos, ha comenzado una tendencia en la que aunque ese ciclo se acabe se quedan a trabajar. Por ejemplo, ''se van a San Quintín para el ciclo verano-otoño, acaban en septiembre y de ahí se van a Los Cabos''. Otros tienen su residencia en los campamentos de las regiones hortícolas y prácticamente ya no regresan a sus pueblos.

El único recurso que les ha quedado ''son sus manos y sus hijos''. A diferencia de la década de los 70, en que la mayor parte de la población migrante era de sexo masculino, el estudio encontró que 70 por ciento de estos migrantes son familias nucleares y extensas, sólo 20 por ciento son individuos que se van solos y 10 por ciento son grupos conformados por parientes y paisanos, señaló.

Otro dato importante es que 50 por ciento de los jornaleros que migran son mujeres y 40 por ciento del total son niños de hasta 14 años. De los menores que trabajan, 25.7 por ciento son niñas de entre 6 y 14 años, mientras que 19.2 por ciento son niños en el mismo rango de edad.

Los jornaleros tienen que irse con sus familias, porque la única manera para sobrevivir es que se ''vayan todos y trabajen todos'', pues de lo contrario no obtendrían ni siquiera la cantidad mínima para sobrevivir. En Sinaloa, por ejemplo, les pagan 55 pesos diarios por una jornada de cerca de 12 horas. Cada quien tiene que llenar un número determinado de cubetas con diversos productos y si algunos menores no alcanzan a hacerlo los adultos les ayudan para que puedan obtener su pago.

La situación de miseria a la que se les ha conducido es como una cadena que trae otros efectos los cuales los van sumiendo cada vez más en condiciones de exclusión. Los niños dejan de ir a la escuela, porque después de un trabajo arduo en aquellas zonas hortícolas les es difícil asistir a las clases que se dan como parte de los programas especiales para jornaleros, en un horario nocturno.

De un total de 10 mil 398 niños comprendidos en el estudio, sólo 3 mil 273 asistían a la escuela y 7 mil 125 no lo hacían. De éstos, las niñas eran las que menos asistían a las aulas, porque son las que les ayudan a preparar los alimentos.

Blanca Rubio, primera mujer que preside la Alasru

Por otra parte, la investigadora de la UNAM Blanca Rubio Vega fue designada presidenta de la Asociación Latinoamericana de Sociología Rural (Alasru), con lo que se convirtió en la primera mujer en ocupar dicho cargo en los 31 años de existencia de esa organización.

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