Primero hay que aprender a leer el mundo, afirman
Promueven la lectura sin recurrir a libros
Con un novedoso método basado en Paulo Freire,
un colectivo michoacano obtiene premio de la Caniem
YANIRETH ISRADE
Los libros no son el camino para que los mexicanos adquieran
el hábito de la lectura, advierte José Luis Rodríguez
Avalos, quien ha desarrollado en niños y adultos el apego a la palabra
escrita sin acudir a Don Quijote de la Mancha u otras de las denominadas
joyas de la literatura española. Su método de trabajo se
inspira en los principios del educador brasileño Paulo Freire, y
los resultados obtenidos lo han hecho merecedor, junto con el Colectivo
Artístico Morelia AC, del quinto Premio Nacional de Promoción
a la Lectura que otorga la Cámara Nacional de la Industria Editorial
Mexicana.
-Parece contradictorio promover la lectura sin libros.
-El libro ha sido y seguirá siendo una herramienta
de la lectura, no el único lugar donde leer. Es un error que se
le considere lo más importante, porque la lectura es algo previo
al conocimiento de las letras. Se debe leer primero el entorno hasta propiciar
la lectura del mundo, del trozo de realidad en que nos ha tocado nacer
y las incursiones en la lectura de nuestra persona, para después
llegar a los libros. De otra manera, ese hábito seguirá siendo
accidental, algo a lo que determinadas personas llegan fortuitamente.
''Nos
interesa esa etapa anterior al ingreso a la escuela. Ahí los niños
son obligados a leer, y es cuando comienza el fastidio hacia los libros.
La lectura no puede interesar en un país donde es obligatoria.''
Si bien su labor de promoción incluye también
a los adultos, el Colectivo Artístico Morelia se orienta de manera
predominante a los niños, porque ''nadie se está ocupando
de esta etapa previa a la escuela'', y ellos lo hacen con un método
de trabajo que, como explica Rodríguez Avalos, se basa en Paulo
Freire, quien postulaba: ''la experiencia de leer empieza con la lectura
del mundo antes de pasar a la lectura de la palabra".
Detalla Rodríguez Avalos, autor de poemas y creador
literario, además de promotor cultural: "Se lee la naturaleza. Un
campesino sabe cuándo debe sembar, cosechar, fertilizar la tierra
o el ganado. Lo sabe no porque lo lee en el periódico o lo escucha
en el noticiario, sino porque lo lee en la naturaleza; sabe interpretar
signos, los cuales le dirán si se adelantan o retrasan las lluvias,
si aumenta o disminuye el calor o el frío, si hay vientos, su dirección
e intensidad, circunstancias que se reflejan en esos signos que, al ser
leídos correctamente, permitirán al campesino tomar decisiones".
-¿Cómo enseñan a leer el mundo?
-Preparamos a los niños para que reconozcan y se
interesen por múltiples cosas que ignoraban. Cuando les decimos
que tienen dos mundos, uno objetivo y otro subjetivo o subterráneo,
empiezan a asustarse de que la realidad sea tan compicada, pero también
comienzan a entender, por ejemplo, que sus sentimientos no se ven, pero
existen y tienen una función en la vida. Y comprenden que aquello
que no puede ver dentro de su cuerpo está en los libros de texto.
Logramos entonces despertar el interés, a partir de una inquietud
suya, y la consulta de los libros dedicados al cuerpo humano adquiere ya
otro sentido".
-¿Se apoyan en ejecicios? Si es así, ¿cómo
son éstos?
-Les pedimos a los niños que nos describan a sus
mamás, cuál es el color y el tamaño de sus ojos o
el largo de su cabello. Y a pesar de que conviven con ellas todos los días,
tienen que hacer un esfuerzo para recordar cómo es. Así comienzan
a tener inseguridad acerca de si realmente las conocen. Regresan a su casa
y se fijan con atención en sus rasgos. Constatan si es cierto por
ejemplo que su abuela es tan arrugada como creen y dónde son más
manifiestas esas arrugas. Los niños con los que trabajamos aprenden
a leer cómo es el campo, los diversos tipos de plantas y animales
que allí habitan y otros detalles de ese, su mundo.
"Por eso los programas de literatura destinados a la educación
primaria y secundaria suelen tener poco éxito, pues consisten en
selecciones de textos clásicos que muy poco despiertan el interés
de alumno, porque no están emparentados con sus intereses ni con
su realidad.
''¿Cuántos millones de hispano hablantes
han vivido en este planeta sin haber leído Don Quijote. Muchos,
sin duda. Quién sabe si habrán sido felices o no, pero sus
vidas no han dependido de la famosa novela de Cervantes que, a la postre,
no es más que un libro de aventuras, sumamente divertido para quien
tiene las claves -históricas, temporales, lingüísticas-
que le permitan su disfrute, y tremendamente aburrido para quien no las
tiene".
-¿Y qué opinión tiene de los programas
destinados al fomento de la lectura?
-Son fantasiosos; no corresponden a la realidad. Insisto:
el libro es una parte del proceso, pero no lo más importante. Para
mí sería más trascendente que alguien comprenda su
realidad, aunque no lea libros.
También se aprende a leer la televisión,
a la que conviene conocer en lugar de "pelear con ella". Explica Rodríguez
Avalos: "Sabemos que los niños ven con suma atención los
comerciales. Y les enseñamos a hacerlos. Se les dice que en 30 segundos
tienen que contarnos una historia, exactamente como ocurre en televisión.
Cuando hacen su primer comercial se dan cuenta de que la TV no es magia,
y al llegar a su casa no creen ya que la señora de la telenovela
está sufriendo en verdad, porque saben que se trata de una actriz.
Los niños juegan también a hacer noticiarios y cuestionan
incluso las informaciones de los medios de comunicación. Aprenden
así a dudar, que es el principio que nosotros perseguimos".
--¿Cómo saben que hay un apego a la lectura
de libros después de esta frase de preparación? ¿Cómo
constatan que el método deriva en la lectura de libros?
-Si bien para nosotros los libros no son lo fundamental,
nos preocupamos de que los niños se habitúen a ellos, los
tengan cerca.
"Una vez que el niño comienza a leer un libro nos
platica de su contenido y del significado que halla en él. Así
sabemos que funciona".
El Colectivo Artístico Morelia aplica su sistema
de trabajo mediante talleres titulados La lectura tan temida, conferencias
y programas radiofónicos, entre ellos Ex Libris, que se transmite
en Morelia desde hace 24 años por Radio Nicolaita, los domingos
de 10 a 12 horas.