ENTREVISTA /HUMBERTO
BARRALES, SECRETARIO TESORERO DEL SME
La sociedad rechaza la privatización eléctrica
LOS LEGISLADORES NO DEBERIAN MODIFICAR LA CONSTITUCION
¿Es nuestra la luz eléctrica? ¿Sí?
¿Qué pasaría si ya no lo fuera? ¿La han cuidado
los mexicanos o son los sindicatos los que se han aprovechado de ella?
¿Es malo el servicio? ¿De nuevo hemos envilecido una de nuestras
riquezas?
ELENA PONIATOWSKA/ I
¿La corrupción y la ineficacia hacen que
se pida a gritos la privatización de la energía? ¿Mediante
la privatización obtendríamos mejor servicio? ¿Están
arrepentidos los dirigentes de no haber tenido una visión de largo
plazo? ¿Los líderes sindicales siguen siendo dueños
de casotas, carrotes y flotan en un mar de trácalas y componendas?
Todas estas interrogantes bailan una danza macabra frente a los ojos de
Humberto Barrales, secretario tesorero del Sindicato Mexicano de Electricistas
(SME), fundado en 1914, es decir, con 88 años de antigüedad.
Según Barrales hay "un rechazo profundo de la sociedad
mexicana a la privatización de energéticos, así lo
manifestó 80 por ciento en la Consulta Nacional sobre Prioridades.
No deben modificarse los artículos 27 y 28 constitucionales que
establecen que corresponde exclusivamente a la nación generar, conducir,
transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica y que
no se otorgarán concesiones a particulares, pero ya hay concesionarios
trasnacionales".
Desde 1906 se instalaron en México trasnacionales
como la Mexican Light and Power, pero en 1992 se abrió la posibilidad
de que entraran trasnacionales con la modificación de la Ley del
Servicio Público de Energía Eléctrica, en la que el
gobierno les permitió construir plantas generadoras. Para uso propio
se estableció que los excedentes deberían venderse a la Comisión
Federal de Electricidad (CFE) y a Luz y Fuerza del Centro (LFC). Esta privatización
ha ido avanzando en 16 por ciento. "Demetrio Sodi de la Tijera -afirma
el dirigente- quiere que se legalicen las empresas privadas para no perder
las inversiones. Ahora se pretende modificar los artículos 27 y
28 de la Constitución para que los particulares puedan generar energía
eléctrica, transmitirla, distribuirla y comercializarla;
se trata de destruir un pilar fundamental: la soberanía nacional
en materia energética.
"Si
se diera un mercado eléctrico como el de California (aunque el gobernador
Davis se opuso a la privatización hace un año) nos enfrentaríamos
a un grave problema, porque allá se especuló con energía
eléctrica y no se invirtió en generarla. Una demanda provocó
que los costos se elevaran, pero jamás mejoró el servicio,
y se multiplicaron los apagones, lo que demostró que la privatización
no es ninguna panacea, y eso en Estados Unidos, donde el control de contaminación
para poner una termoeléctrica es sumamente riguroso", dice categórico.
"No conozco casos que demuestren que las privatizaciones
sean un éxito. No sé si en Europa o en Estados Unidos funcionen,
pero en Telecom, Enron, las empresas más fuertes de energía
a nivel mundial, hubo grados de corrupción y fraude inimaginables.
Enron se derrumbó totalmente y despidieron a sus trabajadores. ¡Que
no nos vengan a decir que esas empresas, en un país que se dice
democrático, libre y justo, cumplieron con salvaguardar los derechos
de los trabajadores: sólo buscaron su interés y algunos se
hicieron muy ricos, pero se olvidaron de los trabajadores! En resumen:
las bondades de un mercado mayorista de electricidad quedaron en entredicho,
ya que de monopolio de Estado pasaron a oligopolio con un poder de mercado
incontrolable."
Según Barrales "la privatización es parte
de una estrategia mundial para apropiarse de áreas estratégicas
y recursos naturales de todas las naciones en aras de la globalización.
En México, Ernesto Zedillo dio inició a una campaña
en colaboración con los medios masivos para desprestigiar al SME
y así justificarla. A partir de la propuesta de Zedillo ese sindicato
ha venido exigiendo desde febrero de 1999 que no se entreguen los energéticos
a las trasnacionales.
"El porcentaje de trasnacionales es cada vez más
alto: Enron, 9 por ciento; Alstom, de Francia, 3 por ciento; Abengoa, de
España, 0 por ciento; ABB bnishu, suiza-japonesa, tiene 10 por ciento;
Beschtel, de Estados Unidos, 5 por ciento; Trasalta, de Canadá,
5 por ciento; Iberdrola, de España, 15 por ciento; Mitsubishi, de
Japón, 13 por ciento; Intergen, de Estados Unidos, 10 por ciento;
EDF, de Francia, 10 por ciento; Unión Fenosa, de España,
15 por ciento, y Mitchimen, fusión de Japón y Estados Unidos,
5 por ciento. Las que han tenido mayor desempeño en México
son Unión Fenosa e Iberdrola, casi con 30 por ciento."
Barrales es enfático: "Si prosperaran las reformas
de modificación a los artículos 27 y 28, si esos 2 mil 500
megawatts ya no se consideraran servicio público, automáticamente
pasarían a la iniciativa privada 128 mil 520 servicios entre LFC
y CFE, cantidad extraordinaria de servicios de mediana y alta tensión.
Los particulares harían el negocio de su vida.
-¿Por qué favorecen algunos senadores la
entrada de capital extranjero a la industria eléctrica?
-La gente cree en la privatización porque la campaña
de desprestigio insiste en propagar que el servicio es malo y la corrupción
generalizada. El SME ha demostrado con documentos, desde diciembre de 2001,
que estamos de acuerdo en lograr que los ilícitos sean cada vez
menores.
-¿Qué son los ilícitos?
-Pérdidas de energía, no técnicas
(12 por ciento), que no se pagan, no se facturan, robos, fraudes y corrupción:
son los diablitos que se cuelgan en los postes para robarse la luz.
Los ilícitos son pérdidas gravosas en contra de la misma
empresa. Como SME generamos sólo 2 por ciento, es decir, la CFE
nos vende en bloque la energía y al Estado no le importa que haya
ilícitos, gente colgada, mal servicio o que los medidores
no funcionen. La CFE alega: "Te di tanto en bloque en energía eléctrica,
te tengo que cobrar tanto". Así se descapitaliza LFC. El gobierno
sabe del total de pérdidas y en la asignación del presupuesto
a LFC sólo le asignó el subsidio a lo facturado, no a la
energía total suministrada por el sistema, en este caso el área
de control central.
"En México las empresas eléctricas del Estado
son dos y mantienen un sistema eléctrico interconectado. LFC tiene
un sindicato, el SME, el más antiguo (1914), y lo encabeza Rosendo
Flores Flores. El Sindicato Unico de Trabajadores de la República
Mexicana (SUTERM) lo dirige Leonardo Rodríguez Alcaine, quien apoya
la privatización y abraza a Fox. Es un traidor que no defiende los
derechos de sus trabajadores.
-¿No es culpa de los malos administradores? ¿No
es responsabilidad de los líderes corruptos?
-Rodríguez Alcaine ha sido incondicional del gobernante
en turno. No ha hecho una sola defensa de la industria eléctrica.
-¿Qué pasaría si desapareciera el
SME?
-La lucha de 1999 no fue sólo por defender el contrato
colectivo. Si estas modificaciones se hicieran, aunque el Ejecutivo dice
que no se despediría a ningún empleado y que no se afectarían
los derechos de jubilados, nosotros decimos que en menos de dos años
los contratos colectivos de CFE y LFC se vendrían abajo. ¿Qué
pasaría con los servicios de mediana y alta tensión entregados
a particulares? Puedo demostrar que en ese tipo de servicios tenemos en
LFC un promedio de mil 348 servicios que consumen arriba de 2 mil 500 megawatts.
En la propuesta del Ejecutivo pasados esos 2 mil 500 no se considerarían
servicio público y pasarían automáticamente a particulares.
Equivaldría a 11 mil 291 servicios, 52 millones de pesos en el caso
de LFC. Los particulares podrían usar redes de distribución
y transmisión sin que les hubiera costado un quinto. Y por lo visto
el gobierno no quiere vender, sino regalar, porque para las trasnacionales
no hay cortapisa. Rosendo Flores dice que el presidente Fox re-ga-la-ría
a todas estas trasnacionales las redes instaladas. Obviamente se
están frotando las manos.
-¿No fue el TLC el que estableció (por conducto
de Salinas de Gortari) que los recursos se tenían que entregar conforme
a las políticas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional?
-En diciembre de 1992 Salinas reformó la Ley del
Servicio Público de Energía Eléctrica, abriendo las
puertas al capital privado mediante la figura de productor independiente
de energía (PIE), pero en el anexo 602.3 del TLCAN el Estado mexicano
se reservó la prestación del servicio público de energía
eléctrica en términos de los artículos 25, 27 y 28
constitucionales. Salinas se comprometió a entregar los energéticos
a las trasnacionales, y a los mexicanos se les escondió este compromiso
con las políticas financieras mundiales. La iniciativa foxista va
más allá. De allí que en la marcha del pasado 27 de
septiembre, que abarrotó el Zócalo con 250 mil personas,
los carteles rezaran: "Si privatizar es la cura, ¿por qué
Argentina agoniza?" Los senadores y los diputados deberían actuar
de manera más patriótica y no modificar nuestra Constitución.