Incrementos de diciembre y los que se anuncian
en tarifas de bienes y servicios, las causas
El nuevo minisalario, pulverizado aun antes
de su entrada en vigor
La empresa mexicana basa su competitividad en el pago
de bajos sueldos, indica un estudio de la UNAM De 2000 a la fecha el
poder adquisitivo cayó 9.17 por ciento: Universidad Obrera
PATRICIA MUÑOZ RIOS
Aún no reciben su aumento los salarios mínimos
y éste ya quedó pulverizado por los incrementos de
diciembre y los que ya se anunciaron para enero en bienes y servicios del
sector público, así como el ajuste de impuestos y tarifas,
como el predial y el agua, señaló la firma Consultores Internacionales.
En tanto, un informe del Instituto de Investigaciones
Económicas de la UNAM apunta que la empresa mexicana basa toda su
competitividad en el pago de bajos salarios, y una investigación
de la Universidad Obrera indica que en dos años del gobierno de
Vicente Fox el poder adquisitivo del minisalario cayó en 9.17 por
ciento y sólo alcanza para adquirir una cuarta parte de la canasta
básica, es decir, para comprarla se precisa de cuatro salarios mínimos.
A su vez, la Asociación Nacional de Abogados Democráticos
asegura que la contención de salarios es la pieza clave de la restructuración
del capital. Incluso, el propio secretario del Trabajo y Previsión
Social, Carlos Abascal Carranza, reconoció la semana pasada que
el minisalario ya dejó de ser una remuneración y ahora sólo
es una ''referencia'' económica, que sirve para el pago de impuestos,
multas o la asignación de una casa.
Rezago histórico
El
Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM establece, en
un informe sobre la evolución de los salarios en México,
que tanto los mínimos como los contractuales acumulan un ''rezago
histórico'' grave y que no han recuperado su nivel de 1982 ni el
de 1994; ni siquiera el de 2000. El deterioro parece irreversible, su poder
de compra es sumamente bajo -sólo alcanza para adquirir unos cuantos
productos básicos-, no cubre ninguno de los requerimientos mínimos
de salud, educación y esparcimiento, y se tiene que complementar
con otros aportantes familiares o ingresos extra. Por todo ello, apunta,
está en extinción.
De esta forma, el sector productivo nacional basa prácticamente
toda su competitividad en el pago de bajos salarios y en el desconocimiento
de derechos laborales de los trabajadores. Inclusive, se utiliza este argumento
por parte del sector gubernamental para atraer inversiones extranjeras.
En este sentido, Laura Juárez Sánchez, investigadora
de la Universidad Obrera de México, puntualizó que tan sólo
en dos años de este gobierno el minisalario perdió 9.17 por
ciento de su valor, que se acumula al rezago que arrastra en los 26 años
anteriores. Según su análisis, ''para que el salario mínimo
estuviera apenas al nivel de 1994 requiere de un aumento no menor a 292.17
por ciento''.
Se requieren cuatro de estos salarios para adquirir una
canasta básica indispensable, ya que el poder adquisitivo de esta
remuneración pasó de tener 28.07 por ciento de la canasta,
a 25.5 entre diciembre de 2000 y diciembre de 2002. En este mismo periodo,
dice, el mínimo sólo aumentó 11 por ciento. Señala
también que las remuneraciones promedio contractuales cayeron en
56.38 por ciento entre 1982 y este año.
Por su parte, la firma Consultores Internacionales apunta
que los salarios en México tardarán al menos 30 años
para tener el poder adquisitivo de mediados de la década de los
70; eso, siempre y cuando la inflación continúe a la baja
y se otorguen incrementos al mínimo de 2 por ciento por arriba del
índice nacional de precios; de no ser así, tardaría
el país más de tres décadas en recuperar el poder
de compra que se tenía antes de la apertura de la economía.
Las previsiones de la consultora para el mediano plazo
son que el incremento al mínimo ya quedó pulverizado
con los aumentos de diciembre, que sufrieron prácticamente todos
los rubros de la economía, y quedará sepultado con
los ajustes que se avecinan en bienes y servicios públicos y los
ajustes en los impuestos.
En este sentido, la investigación de la UOM expone
que según la Encuesta Nacional de Empleo de 2000, del Instituto
Nacional de Estadística, Geografía e Informática,
el número de trabajadores que reciben hasta tres salarios mínimos
o no reciben ingreso por su trabajo ascendió a 28 millones 374 mil
personas; esto indica que más de 28 millones no tienen acceso a
la canasta básica alimentaria.
Cascada de aumentos
Entre diciembre de 1994 y noviembre de 2002, los aumentos
que registraron los productos fueron considerables; por ejemplo, el chile
se incrementó 998.5 por ciento; tortilla, 567; retaso con hueso,
502.6; gas, 491.2; jabón, 477, en promedio; Metro, 400; pan blanco,
377; frijol, 333.5; peseras, 305.8; leche, 281.1, y el arroz, 256.5
por ciento, lo cual indica que el salario mínimo no puede satisfacer
las necesidades básicas de calorías y proteínas para
la nutrición de una familia media.