Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 22 de diciembre de 2002
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Economía

José Antonio Rojas Nieto

Alta volatilidad petrolera

El mercado petrolero vive momentos muy delicados de alta volatilidad. Sin embargo, a pesar del ascenso drástico de más de cuatro dólares que los precios del crudo han experimentado en las pasadas cuatro semanas, el consenso de los analistas internacionales es que los poco más de 30 dólares a que ha llegado el referente West Texas Intermediate (WTI) no son -al menos todavía- expresión del sobreprecio de guerra que se espera por el posible ataque de Estados Unidos a Irak. Tampoco resultan ser -aseguran- expresión de la recuperación estructural de la demanda mundial de crudo, es decir, de la parte del consumo que depende del nivel de la actividad económica, entre otras cosas porque la recesión parece prolongarse más, mucho más de lo estimado inicialmente, y con ella, el decaimiento relativo del consumo.

En cambio, el consenso se orienta a explicar esta volatilidad, que en cinco semanas ha elevado los precios en casi cinco dólares por barril (nuestra mezcla mexicana de exportación cerró este viernes arriba de 25 dólares por barril), por dos elementos básicos: 1) fuerte desequilibrio entre el ascenso estacional de la demanda de crudo y petrolíferos -vinculado, como todos los inviernos, a las bajas temperaturas en Estados Unidos y Europa-, y el nivel de crudo y productos petrolíferos disponible en inventarios, también de Estados Unidos y Europa; 2) la amenazante restricción de la oferta que significa -por la naturaleza y las características de sus conflictos internos- el conflicto en Venezuela, que ya representa más de 200 mil barriles diarios menos en el mercado internacional.

Respecto al desequilibrio entre disponibilidad de crudo y petrolíferos, y consumo de invierno, baste indicar que los datos más recientes sobre los inventarios en Estados Unidos, Europa y Japón señalan que éstos son los más bajos de los pasados 10 años. Eso, por cierto, no sólo representa una alta vulnerabilidad para una economía como la estadunidense, que pronto se puede ver sumergida en una estúpida e injusta dinámica de guerra (en ese contexto un solo día de abasto seguro constituye un problema estratégico y de seguridad nacional), sino que constituye una continua presión sobre el mercado de futuros y la recuperación económica global, como efectivamente lo muestra la dinámica reciente de las negociaciones de crudo y petrolíferos en Wall Street.

Por si la elevación abrupta de crudo y petrolíferos no fuera suficiente, esta situación ha contribuido a "jalonear" hacia arriba los precios del gas natural, que este viernes subieron 15 centavos de dólar por millón de btu (British Thermal Unit ) para ubicarse en 5.18 dólares por millón de btu, complicando aún más las condiciones para la recuperación económica al aumentar los costos del gran conjunto de ramas y actividades económicas para las cuales el gas natural es un insumo imprescindible: acero, vidrio, química y petroquímica, celulosa y papel y, para citar una más, la industria eléctrica.

Respecto a la retracción de la producción y las exportaciones venezolanas de crudo derivada de la huelga de mandos medios de la estatal Petróleos de Venezuela, SA, baste mencionar que ya no es secreta la acumulación de una baja superior a 200 mil barriles diarios, ni tampoco que ésta ha implicado una importante reducción en la producción de gas natural asociado, agravando aún más la situación de este país, además de que se asegura que una vez resuelto el conflicto pueden ser necesarios dos o tres meses y mucho dinero para regresar al nivel previo al conflicto. Asimismo, en los medios petroleros internacionales se hace notar que dadas las características del petróleo venezolano que se exporta -en lo fundamental pesado, como nuestro Maya-, el conflicto ha implicado una importante disminución del flujo comercial de crudos pesados, hecho que presiona con precios mayores a los refinadores que han invertido en equipos especiales para tratar ese tipo de crudos, lo que disminuye el diferencial de los precios de éstos con los crudos ligeros y con ello colaboran a fortalecer la alta volatilidad actual.

En este contexto de alza estacional, baja de inventarios, retracción de oferta de pesados y -como fue informado oportunamente por La Jornada- acuerdo de la OPEP de ampliar un poco su producción a partir del primero de enero, es posible entender e incluso estar de acuerdo con la decisión del gobierno de México de incrementar en cien mil barriles nuestra plataforma de producción y exportaciones, siempre y cuando se observe con cuidado la evolución de demanda e inventarios y no se arribe a un enfrentamiento con Venezuela una vez que ésta recupere sus niveles de producción y de exportaciones. Nada sería más importante que lograr una buena y solidaria actuación de México en estos momentos, sin caer en un respaldo implícito a la dinámica guerrera de nuestros vecinos. Eso sería lamentable.

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