En varios municipios abandonaron la caficultura
por instalar agencias de viajes
Preocupa a las autoridades de Chiapas la migración
masiva hacia Estados Unidos
Alcaldes reconocen que algunas comunidades se han convertido
en pueblos fantasmas
La frontera México-Guatemala, centro de operación
de los cárteles del narcotráfico
JUAN BALBOA CORRESPONSAL
Tuxtla Gutierrez, Chis., 21 de diciembre. Tecún
Umán despierta a las tres de la mañana: las desiertas calles
de la pequeña ciudad conocida como La Tijuanita son invadidas
por decenas de salvadoreños, hondureños, guatemaltecos y
panameños, que caminan en silencio hacia las orillas del río
Suchiate, en la frontera con México, con el objetivo de iniciar
su aventura por llegar hasta Estados Unidos.
José Reynando Rivas, Reny Alexis Blas y Kevin Josué
Martínez, tres jóvenes salvadoreños que abandonaron
a las cuatro de la mañana uno de los sitios de hospedaje de la Segunda
Avenida -la principal zona de hoteles donde se alojan migrantes-, caminaron
al río cerca del puente internacional y tres horas más tarde
se encontraban en las orillas de Ciudad Hidalgo, Chiapas, para abordar
un camión cargado de plátano, con la finalidad de dirigirse
a Juchitán, Oaxaca, a donde nunca llegaron.
Los tres salvadoreños forman parte de los más
de 200 mil indocumentados que cada año atraviesan el río
Suchiate, y parte también de los 3 mil centroamericanos, según
datos del Instituto Nacional de Migración (INM), que cada semana
son deportados a sus países de origen.
Muy cerca del río Suchiate un número mayor
-150 mil al año- abandonan sus tierras, dejan a sus familias y emprenden
el viaje, pero con documentos migratorios, hacia los estados fronterizos
del norte, como Baja California, Sonora y Chihuahua, en busca de cruzar
la frontera.
Del
lado guatemalteco, 200 polleros integrados en por lo menos 50 bandas
de una red de traficantes de personas, según datos proporcionados
por organismos no gubernamentales (ONG), se disputan el dinero de las 20
mil personas, de diversas nacionalidades, que conforman la población
flotante del departamento guatemalteco de San Marcos, y trasladan a 700
de ellos diariamente por el río Suchiate.
En territorio mexicano, cerca de 80 agencias de viajes
improvisadas, ubicadas en 20 municipios de las regiones Costa, Sierra,
Soconusco y Altos de Chiapas transportan semanalmente al norte del país
a más de 3 mil chiapanecos, con la promesa de conseguirles trabajo
en empresas trasnacionales, como Hitachi, Panasonic, Infra, JVC, Pionner
o Sony.
La caída del precio del café, la falta de
programas sociales y productivos de los gobiernos estatal y federal, así
como la grave crisis económica que viven las comunidades chiapanecas
desde los desastres naturales de 1998, han provocado una migración
masiva de chiapanecos hacia Estados Unidos, que en los pasados dos años
y medio -de 2000 a 2001 y los primeros meses de 2002- rebasó el
número de centroamericanos que son deportados cada año.
Cambio de giro
El rostro de Huixtla, uno de los municipios cafetaleros
y ganaderos más importantes de Chiapas, ubicado entre la sierra
Madre y la llanura costera del Pacífico, está cambiando paulatinamente.
Muchas de las personas que se dedicaban a la cosecha, compra y venta de
café han ido cambiando su giro comercial hacia agencias de viajes
con destino al norte de México.
En una docena de municipios de la sierra y el Soconusco,
algunas de las bodegas y casas que se dedicaban a la venta y exportación
de café se han ido conviertiendo en oficinas de las propias agencias
o en paraderos de viejos autobuses o camionetas que realizan -por mil 500
pesos, dependiendo la agencia y el lugar del destinatario- viajes a Tecate,
Alta Sonora, Mexicali, Tijuana y Agua Prieta.
Huixtla no es el único municipio que registra este
cambio radical en la oferta de trabajo para los chiapanecos, pues a éste
se suman Tapachula, Motozintla, Ciudad Hidago, Talismán, Pijijiapan,
Tonalá y Arriaga, entre otros. Las nuevas agencias que ofrecen viajes
al norte de México pululan en la mayoría de municipios de
las regiones de Soconusco, Costa, Sierra, Altos y Norte de Chiapas.
Viajes Mendoza, Al-va, Piñón Juárez,
Turistur, Cassandra, Miriam, Hernández Confort, Martínez
y Rápidos, son los nombres comerciales de algunas de las 80 agencias
creadas en los tres años recientes. Estas se encargan de trasladar
a la mayoría de los 150 mil chiapanecos que cada año viajan
a territorio estadunidense en busca de mejores condiciones de vida.
La nueva migración de chiapanecos a Estados Unidos
se ha convertido en una grave problema para los gobiernos estatales y municipales,
así como para las propias autoridades ejidales, que ven cómo
disminuye su población, a veces semanalmente. El propio gobernador,
Pablo Salazar Mendiguchía, reconoció que el incremento del
fenómeno migratorio de chiapanecos hacia Estados Unidos "es ya una
preocupación seria para el gobierno".
Presidentes municipales no dejan de expresar su inquietud
por este nuevo fenómeno, que hasta hace cinco años ocurría
de forma esporádica. Los alcaldes de Huixtla, Ignacio Flores, y
de Tapachula, Manuel Pano Becerra, manifestaron su preocupación
porque en algunas comunidades se empieza a sentir la falta de habitantes
por la masiva y constante migración.
Junto con los ediles de Tonalá, Pijijiapán,
Arriaga, Motozintla y Frontera Comalapa, entre otros, alertaron a los gobiernos
estatal y federal del grave daño que causaría a la producción
en la región si continúa este éxodo hacia Estados
Unidos, y pidieron apoyos urgentes para impulsar el desarrollo y generar
empleos en las regiones de la Costa, Soconusco, Sierra y Fronteriza.
El secretario de Gobierno estatal, Emilio Zebadúa
González, ha reconocido que la situación de muchas comunidades
y municipios es sumamente difícil, "ya que por muchos años
se desatendieron las demandas y carencias de los pobladores de diferentes
regiones. Desafortunadamente muchos indígenas y campesinos chiapanecos
han sufrido consecuencias adversas por la caída de los precios de
los productos del campo.
"En particular la caída del precio internacional
del café, producto básico para la economía de muchos
chiapanecos, ha propiciado una enorme pérdida en la capacidad adquisitiva
de los productores del grano", dijo refiriéndose a las causas que
han provocado la migración masiva.
Zebadúa, encargado de la política interna
de la entidad, dijo estar convencido de que la mejor manera de proteger
las fronteras y propiciar que sus habitantes encuentren alternativas a
sus problemas es proporcionarles alternativas de desarrollo con altos contenidos
sociales.
Varios de los legisladores locales han alertado a los
gobiernos de Vicente Fox y Pablo Salazar del problema migratorio, pero
sobre todo del abandono de las tierras. El legislador Marcelino Núñez
Pérez, integrante de la Comisión de Indigenismo del Congreso
de Chiapas, consideró alarmante la migración y exigió
a los gobiernos estatal y federal dar alternativas para evitar pueblos
fantasmas.
Decesos en el desierto
En los desiertos de Estados Unidos se conocieron este
año los primeros casos de migrantes chiapanecos muertos. El INM
y el gobierno estatal han confirmado que durante el primer semestre de
2002 se tuvo conocimiento del fallecimiento de por lo menos 23 chiapanecos,
cifra jamás imaginada en la entidad.
En la primera quincena de julio se conocieron los nombres
de los campesinos chiapanecos que murieron en Estados Unidos. Oriundos
del municipio de Teopisca, ubicado en la región de los Altos, tres
labriegos salieron el 31 de mayo hacia el vecino país del norte,
en busca de un mejor nivel de vida. Sin embargo, perecieron en el desierto
de Arizona.
No obstante, el drama de los chiapanecos en el desierto
estadunidense apenas empieza, pues, por ejemplo, eso es una realidad en
los países centroamericanos. Según datos oficiales recientes,
existe una lista de 25 mil centroamericanos desaparecidos al intentar alcanzar
el sueño americano, entre los que se encuentran 10 mil salvadoreños
y 8 mil hondureños.
La frontera entre México y Guatemala se ha convertido
en un panteón sin cruces para cientos de centroamericanos que intentan
llegar a territorio estadunidense: salvadoreños arrollados por el
tren; guatemaltecos apuñalados en los caminos entre Ciudad Hidalgo
y Tapachula; mujeres violadas y asesinadas por bandas delictivas, como
la Mara Salvatrucha; hondureñas torturadas y asesinadas a
machetazos, o iraquíes asesinados en Ciudad Hidalgo con armas de
fuego... en fin, es el drama de los migrantes en la frontera sur.
Tan sólo el consulado de Guatemala en Tapachula
registró el año pasado el deceso de 134 guatemaltecos en
la frontera común, y por lo menos 100 desaparecidos. Las cifras
que maneja el consulado salvadoreño son parecidas, a pesar de que
es menor el número de personas de esa nacionalidad que atraviesan
el río Suchiate.
Los elementos de la policía federal son los que
encabezan la lista de las extorsiones contra indocumentados, seguidos por
agentes policiacos de Chiapas. Por lo menos 24 personas que fueron sorprendidas
por malos funcionarios aceptaron denunciarlos ante el Ministerio Público.
Los salvadoreños Cristóbal Flores Durán,
Fidel Morales de Pinera, Alba Areli Morales Valles y Anacleto Flores fueron
asaltados literalmente por elementos de la Procuraduría General
de la República en el municipio de Huixtla. Les quitaron 300 dólares.
Elementos de esa dependencia extorsionaron a otras cuatro salvadoreñas
en el municipio de Cintalapa, a quienes les robaron 5 mil dólares.
En el municipio de Arriaga, militares hirieron de bala
al indocumentado Nelson González León. Judiciales del estado
extorsionaron a Teresa de Jesús Orellana Ramos. También judiciales
estatales despojaron de 200 dólares a Boris Enrique Enríquez.
La extorsión por parte de algunos cuerpos policiacos
a los indocumentados sigue siendo constante en la frontera con Guatemala.
La Casa del Inmigrante asegura que a lo largo de la frontera sur de México
los indocumentados sufren explotación, asesinatos, vejaciones, robo
y, principalmente, padecen la corrupción arraigada en ambos lados
de la frontera.
Tráfico de estupefacientes
De noche, Edy Alexis recorre cantinas y prostíbulos
vendiendo cocaína a indocumentados en estado de ebriedad y a mujeres
-la mayoría de nacionalidades salvadoreña y hondureña-
que ejercen la prostitución en Tecún Umán, pequeña
ciudad fronteriza de aproximadamente 20 mil personas.
Edy Alexis es un salvadoreño que logró llegar
a Estados Unidos después de seis intentos en los tres años
recientes. Fue detenido en Los Angeles vendiendo cocaína, de donde
fue deportado a su país de origen.
Atrapado por su adicción a las drogas regresó
a esta ciudad y desde entonces se involucró como vendedor de uno
de los 10 principales cárteles de narcotraficantes que manejan
en la frontera del río Suchiate (Tecún Umán-Ciudad
Hidalgo) la cocaína y heroína que se transporta hacia Estados
Unidos, además de mantener un férreo control del tráfico
de humanos y la prostitución.
Tecún Umán y Coatepeque, ubicados en el
departamento de San Marcos, Guatemala, y los municipios chiapanecos de
Ciudad Hidalgo, Tapachula y Cacahoatán son importantes centros de
operaciones de 10 de los cárteles de la droga más
importantes de Colombia, México y Guatemala, según datos
del Departamento de Operaciones Antinarcóticos de Guatemala (DOAN)
y la Procuraduría General de la República (PGR).
Una red compuesta por alrededor de mil personas, la mayoría
prostitutas e indocumentadas, y desde hace tres años niños,
forman parte del grupo que transporta diariamente la droga por la frontera
sur hacia México y Estados Unidos, confirman fuentes del DOAN y
autoridades guatemaltecas de San Marcos.
Otro grupo de por lo menos 500 personas está involucrado
en la venta de drogas en bares, plazas públicas, hoteles y escuelas,
a lo largo de los municipios guatemaltecos y mexicanos ubicados en la frontera
sur, principalmente en Coatepeque, Tecún Umán, Ciudad Hidalgo
y Tapachula.
Edy Alexis es uno de los 500 vendedores de droga en la
frontera del Suchiate, pero también es una de las 50 mil personas
-centroamericanos y mexicanos- consumidoras de mariguana y cocaína
a lo largo de más de 900 kilómetros de la frontera México-Guatemala.
Tecún Umán ha sido el centro de operativos
espectaculares realizados recientemente bajo la coordinación de
los gobiernos de Guatemala, México y Estados Unidos contra el cuantioso
tráfico de drogas.
El combate al narco
El 23 de julio pasado se registró la primera operación
de gran envergadura realizada coordinadamente por los tres países
contra los cárteles de la droga en la frontera sur.
Con información de las policías de Guatemala
y México fue localizada en el sitio de hospedaje El Carmen -uno
del centenar de hoteles que existen en Tecún Umán- una maleta
abandonada con cerca de cinco kilogramos de heroína.
El operativo sorprendió a los habitantes
de Tecún Umán, pero aún más fue ver la movilización
de personal del DOAN guatemalteco, de la Agencia Federal de Investigación
mexicana y de la Agencia Antidrogas Estadunidense (DEA, por sus siglas
en inglés).
Otro operativo similar en tierra mexicana se había
realizado en el hotel La Favorita del poblado chiapaneco de Ciudad Hidalgo.
El guatemalteco Luis Antonio Solórzano Granados fue detenido con
tres paquetes de madera que contenían cinco kilos 113 gramos de
heroína, suficientes para hacer 60 mil dosis, según indicaron
especialistas de la PGR.
Dos semanas antes, el Ejército Mexicano había
localizado entre los
manglares del poblado Zacapulco, en el municipio chiapaneco
de Acapetahua, casi una tonelada de cocaína y goma de opio de procedencia
colombianas.
Las rutas favoritas
El municipio chiapaneco de Arriaga, en la frontera con
Oaxaca, y el guatemalteco de Tecún Umán, ubicado a orillas
del río Suchiate, son las dos puntas del principal corredor del
tráfico de cocaína en el sureste, de acuerdo con información
obtenida con miembros del DOAN de Guatemala y de la Agencia Federal de
Investigación de la PGR.
Los cárteles mexicanos -principalmente los
ubicados en Baja California, Chihuahua, Jalisco y Sinaloa- utilizan este
gran corredor carretero que une a Tecún Umán con el municipio
chiapaneco de Arriaga para transportar la droga en camiones con productos
agrícolas, autobuses de pasajeros o por medio de correos humanos,
en que se han convertido decenas de indocumentados, mujeres jóvenes
y niños, principalmente.
Las barras, esteros y pequeñas islas ubicadas en
el Pacífico chiapaneco son los lugares más importantes a
los que llega por aire y mar la droga, que posteriormente será transportada
por tierra.
En un recorrido por la costa chiapaneca se pudo constatar
en las noches el sonido constante de los motores de aviones y una continua
movilización, sin que exista vigilancia alguna de la Secretaría
de Marina.
Para Antonio González es común escuchar
en las noches los sonidos de los motores de pequeños aviones o el
ir y venir de las lanchas rápidas.
Jorge Martínez, Santiago López, Juan Gómez,
entre muchos más entrevistados en los municipios costeños
de Mazatán, Huixtla y Acapetahua, coincidieron en que muchos de
sus compañeros han abandonado la tierra y la pesca por migrar hacia
Estados Unidos o involucrarse en el narcotráfico.
Las aguas de las barras del Pacífico conocidas
como Cahuacán, San
Simón, San José, San Juan, Zacapulco, San
Marcos y Tonalá; los esteros Palo Blanco, Santiago, Sanbuquero y
San Francisco, así como las pequeñas islas entre Chiapas
y Oaxaca, conocidas como Palizada, Pajaritos y Puntachai, son el territorio
preferido por los narcos.
La Armada de México ha reconocido el aumento del
tráfico de droga por los esteros y barras del Pacífico de
Chiapas. El contralmirante de la 22 Zona Naval con sede en Puerto Madero,
Carlos Martínez de Anda, dijo que mantienen un operativo
en coordinación con la PGR para capturar a personas involucrados
en el tráfico de drogas en esteros, manglares y mar abierto frente
a municipios chiapanecos.
Asegura que la Armada de México mantiene un monitoreo
aéreo y marítimo para combatir a las bandas organizadas de
delincuentes que utilizan la zona como ruta para el tráfico de ilegales
y droga mediante lanchas de motor fuera de borda que atraviesan manglares
y mar abierto en aguas del Pacífico.
Los agentes del DOAN de Guatemala y de la PGR señalaron
en entrevista con La Jornada que no tienen duda de que esta región,
que une al Soconusco guatemalteco con el chiapaneco y continúa en
la costa del Pacífico mexicano, es en la actualidad la principal
ruta del narcotráfico en territorio mexicano, superando con mucho
a la del Golfo de México.
Aún más, la frontera entre México
y Guatemala se ha convertido en uno de los principales centros de operación
de los cárteles de la droga de Colombia y México,
al grado de que entre los agentes antinarcóticos de los dos países
ya se empieza hablar de un cártel de Chiapas.