Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 21 de diciembre de 2002
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Política
DESFILADERO

Jaime Avilés

Alerta: llega la marea blanca

En poco tiempo habrá legiones de damnificados

Zozobra, al fragmentarse, la izquierda argentina

FALTAN ESCASOS DIEZ DIAS para que, a partir del 1º de enero, el territorio mexicano sea golpeado rotundamente por un fenómeno natural que tendrá predecibles e incalculables consecuencias. No estallarán las entrañas de los volcanes, tampoco nos arrasará un huracán más o un nuevo estremecimiento de la tierra; no nos aplastará un aerolito ni surgirá otra plaga, pero en poco tiempo habrá legiones de damnificados que habrán de perderlo todo y nadie les tenderá la mano.

Por debajo de nuestras puertas, por todas las aduanas aéreas, marítimas y terrestres del país, una mancha suave y silenciosa, al principio inadvertible, se deslizará en el interior de nuestras vidas y empezará a inundarnos hasta amenazar el fuelle de nuestra respiración. Se trata de la marea blanca, esa catástrofe que destruirá millones de hogares, incrementará el éxodo de los más hambrientos y modificará el paisaje urbano y rural.

¿Dónde nos percataremos de su irrupción primero? ¿En las góndolas de los supermercados, en las pantallas televisivas, en los anuncios espectaculares de las azoteas, o en todas esas partes a la vez? Nada se ha dicho al respecto, nada sabemos aún, pero el daño ya está hecho y a corto plazo será inevitable y devastador. Tal vez usted aún no lo crea, pero en cuanto el gobierno de México inaugure la nueva fase del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), una nueva forma de la desdicha será parte de nuestra realidad.

Con toda premeditación, alevosía y desventajas para nosotros, los ganaderos de Estados Unidos vertirán sobre nuestros platos una cascada de leche fresca, subsidiada por el gobierno más poderoso del mundo, que traerá la ruina a nuestros establos y avergonzará a nuestras hermosas vacas. De acuerdo con especialistas, el litro de esa sustancia, que no pagará un centavo de impuestos por concepto de importación, saldrá a la venta con un precio inicial que habrá de fijarse entre cuatro y cinco pesos.

Será, desde luego, un poco más cara que la leche Liconsa, que el gobierno de Vicente Fox distribuye a 3 pesos con 50 centavos el litro, de los cuales el gobierno de Andrés Manuel López Obrador paga 90 centavos para que el aumento establecido por la administración federal panista no castigue aún más el bolsillo de los que menos tienen en el Distrito Federal. Pero resultará mucho más barata que la leche fresca que empresas como Lala, líder en el ramo, ofrecen actualmente a 6.80, aunque ese precio suba hasta casi 8 pesos, lo cual depende, claro, del tipo de envase que la contenga y de la cadena de tiendas de autoservicio que la comercialice.

La desproporción entre los precios de los ordeñadores nacionales y extranjeros se mantendrá, asimismo, en lo tocante a productos elitistas que se venden hasta en 12 pesos el litro -como la leche sin crema, la leche sin grasa y la leche sin lactosa, de consumo restringido a quienes pueden pagarse el lujo de una dieta especial-, y se prolongará en los fríos escaparates que exhiben mantequillas y quesos de poca monta.

Así que ya lo sabe usted. Viene la leche gringa y no resistiremos la tentación de comprarla, supongamos, a 4.50 pesos por litro, aunque ello signifique la bancarrota de los establos mexicanos que serán incapaces de bajar sus costos de producción y sus precios al consumidor. En consecuencia, cada vez que ahorremos al preferir una marca extranjera estaremos fabricando un pobre más.

Cien meses para pagar

Desde luego, la marea blanca no vendrá sola. Traerá consigo otras deslumbrantes oportunidades. Vea usted. En Ciudad Juárez han comenzado a vender automóviles Mitsubishi, flamantes, a sólo 2 mil 500 dólares o 25 mil pesos para decirlo en castilla. Sólo que hay que dar un enganche de 400 dólares o 4 mil pesos y comprometerse a cubrir el resto de la deuda, sin intereses, en un cómodo plazo de cien mensualidades. Si al año siguiente quiere usted cambiar su vehículo por el modelo más reciente, le permiten canjearlo por su "carcacha" sin pedirle nada más.

Bajo las leyes actuales, estos coches únicamente pueden circular dentro de la zona fronteriza y las calcomanías que autorizan a transitar por el resto del territorio nacional cuestan una suma indecible. Sin embargo, a partir del 1º de enero, dentro de 10 días, en la nueva fase del TLCAN, la venta masiva de automóviles importados a precios que no tienen comparación con los de aquellos que son armados en México será algo común y corriente en todo el país.

¿Cuántos obreros mexicanos serán echados de esta industria? Eso es lo de menos, afirman quienes tratan de calcular desde ahora los efectos de lo que vendrá. Lo peor del caso, estiman, será la desaparición paulatina de los talleres mecánicos, en virtud de que los autos del futuro en realidad son computadoras rodantes acerca de las cuales poco o nada saben nuestros maestros de la talacha. Además, las refacciones sólo podrán ser conseguidas en las agencias que, a su vez, monopolizarán el servicio de dar "servicio" a un carro cada tantos kilómetros.

De modo que, a la destrucción de la economía rural, causada por el neoliberalismo a lo largo de la primera década del TLCAN, se agregará el desmantelamiento de la industria automotriz, hoy tan alicaída a causa de las políticas fiscales del gobierno, que se lleva en materia de impuestos 45 por ciento del precio de venta de cada vehículo. Por lo tanto, no sólo perderemos un importante número de puestos de trabajo altamente calificado, sino que a la vez descenderá la recaudación tributaria.

Estamos en la lona pero, dentro de 10 días, nos pegarán todavía con mayor ferocidad y no cejarán en hacerlo hasta pulverizarnos. La globalización realizó el ideal anarquista de acabar con los estados nacionales. De éstos no quedan en pie sino las estructuras policiacas y -en los casos de México y Venezuela- algunos recursos estratégicos en poder de la nación. Pero, de acuerdo con el guión escrito por los nuevos amos del planeta, ahora lo que sigue es terminar con los países para que éstos se conviertan en meros territorios proveedores de materia prima habitados por esclavos.

Si Chile, bajo el garrote de Pinochet, se colocó a la vanguardia en lo que a desarrollo de la economía de mercado se refiere -depurando un modelo de alcance universal, que en México fue implantado por PRI y PAN sin dictadura sanguinaria-, hoy Argentina es la expresión más avanzada de aquello que el imperio se propone: liquidar las instituciones nacionales, desorganizar a la población (previamente reducida por hambre) y aprovechar su mayor riqueza estratégica que no es la carne o el trigo, sino el agua, las inmensas reservas de agua dulce de la Patagonia, elemento que será cada vez más escaso y más disputado por las superpotencias.

Elisa Carrió se aísla

Dentro de tres sábados, cuando esta columna reaparezca, el compañero Luiz Inacio Lula da Silva habrá asumido la presidencia de Brasil con el apoyo de la clase obrera, de los campesinos sin tierra, del sector nacionalista de los empresarios y... del Fondo Monetario Internacional, que espera, como dijo un empleado del gobierno de George WC Bush, que "no cometa locuras". Ojalá que Belcebú no lo permita pero Lula va a sentarse en la silla eléctrica y en todo momento correrá el peligro de quemarse.

Hoy, en vísperas de su asunción, debemos alentar razonables esperanzas de que su administración impulsará lo más parecido a una reforma agraria y, en las ciudades, intentará reducir los aspectos más crueles del neoliberalismo. Pero al mismo tiempo abrirá una ventana para que entre una corriente de aire fresco en la vida política del Cono Sur, donde el cerco económico impuesto a Argentina por el FMI empieza a rendir buenos dividendos para el imperio.

La semana pasada, los sectores socialistas que estaban aliados con la diputada Elisa Carrió -la figura política más popular de Argentina- rompieron con ella y decidieron presentar un candidato propio a las elecciones presidenciales que supuestamente van a celebrarse a fines de abril. ¿Por qué decidieron dar este paso? Porque les pareció demasiado tibio el programa que La Gorda, como suelen llamarla por amistad, preparaba para forjar un verdadero acuerdo nacional de cara a los inciertos comicios. Ese elenco de buenos deseos dejó de lado la urgente necesidad de renacionalizar las empresas estratégicas del Estado, creando así una laguna inaceptable para la izquierda. En todo caso, resolvieron, si la Carrió pasa a la segunda vuelta frente al candidato que nombre el peronismo, llamarán a votar por ella.

En el otro polo de la izquierda argentina, el diputado Luis Zamora, que plantea la conveniencia de promover el abstencionismo aunque no señala a cambio ningún otro camino de participación en la lucha por el poder, expulsó al otro diputado de su bloque parlamentario formado por ellos dos y avanzó en pos de la incongruencia. Así pues, la expectativa de que en medio del caos desatado por la quiebra económica de aquel país pudiera surgir un gobierno popular antagónico al neoliberalismo, aparentemente, se ha disipado.

Esquiroles, reprobados en geografía

Pese a que un tribunal reconoció la legalidad de la huelga que han estallado los trabajadores de unomásuno, los directivos de ese diario no han dejado de publicarlo en forma asombrosamente ridícula. En la edición de ayer viernes no tuvieron empacho en inventar una nota de primera plana, según la cual Gloria Trevi llegó a México procedente de Brasil. Quien haya redactado ese esperpento no sólo desconoce las normas elementales de la ética sino que carece de nociones de geografía, por mínimas que sean. Vea usted: "La cantante Gloria Trevi llegó hoy a México después de tres años en Brasil; convertido en una fortaleza(,) el aeropuerto (¿cuál de ellos?) recibió esta mañana a la cantante (¿otra vez?), que fue trasladada desde Sao Paulo hasta México por la línea aérea TAM, que salió a las 19 horas locales en un vuelo que duró alrededor de 70 minutos (en un modelo de avión dos veces más rápido que el Concorde, pues recorrió casi 10 mil kilómetros en poco más de una hora)".

¿Este es el nuevo periodismo mexicano? Esperemos la verdadera llegada de la Trevi; entre tanto, y no habiendo otro asunto que tratar, vayámonos al descanso... si nos dejan. No será el próximo un año feliz. Ojalá que sea, por lo menos, divertido.

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