Reconocimiento al poeta en el Palacio de Bellas
Artes
Ferlinghetti, a palazos de ciego
CARLOS PAUL
Con los ojos vendados y guiándose con un palo de
escoba como bastón, Lawrence Ferlinghetti entró a la sala
Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, subió al escenario
y de pie lanzó El ciego, el primero de una serie de poemas
en lo que fue un reconocimiento a este personaje considerado leyenda viva
del movimiento beat.
En
el acto también participaron Alberto Blanco, Sergio Mondragón,
José Agustín, José Vicente Anaya, Juan Beat y Carlos
Martínez Rentería (a quien se debe la visita del poeta estadunidense
a México), quienes coincidieron en la "infatigable, coherente, bella
y profunda labor creativa" de Ferlinghetti.
Blanco hizo una semblanza del también editor de
escritores como Jack Kerouac y Allan Gingsberg. En casi medio siglo -apuntó-
''ha escrito y publicado una veintena de libros que se cuentan entre los
fundamentales de la poesía estadunidense contemporánea. Ejemplo
de ello es A Coney Island of the Mind, libro que ''en 1989 y en
su vigesimaoctava edición había vendido 700 mil ejemplares
tan sólo en Estados Unidos, y más de un millón en
el resto del mundo".
Luego de señalar la importancia de la librería
City Lights, fundada por Ferlinghetti, como ''destino obligado en San Francisco,
California, para cualquier interesado en el arte y la política'',
Alberto Blanco enumeró algunos de los momentos históricos
y artísticos en los que ha participado el poeta, destacando el juicio
por obscenidad (al publicar Aullido, de Gingsberg) que le ganó
a la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos, "sentando un precedente
de enorme alcance para la libertad de expresión en su país".
Mondragón, luego de explicar los distintos significados
del termino beat y definir a ese grupo como "la generación
golpeada, y, al mismo tiempo, sagrada", cuya poética se caracteriza
también por el golpeteo rítmico del jazz, que fue su música
emblemática, reflexionó en la declaración repetida
por Ferlinghetti, en la que este autor señala que él nunca
se ha considerado un poeta beat.
En primer lugar -apuntó Mondragón-, "él
rechaza el método practicado por Gingsberg, que privilegia la valía
del primer pensamiento que llega a la mente, cuya formula es: 'First thought,
best thought' (el primer pensamiento es el mejor pensamiento). Al respecto,
Ferlinghetti piensa lo contrario: 'First thought, worst thought' (el primer
pensamiento es el peor pensamiento), esto es, toda escritura necesita una
revisión, una autocrítica.
''Otras diferencias -dice Mondragón- son de estilo
y forma: clásico y platónico, hace suyas las palabras de
James Joyce: 'Una obra de arte debe ser completa en sí misma, armoniosa
y radiante'.
''La mayoría de los poetas beat -según
el juicio de Ferlinghetti- no siguen esas premisas. Además, para
él el poema es un 'campo abierto', mientras que el de los otros
está más bien cerrado, esto es, el significado en ellos es
algo inexorable sobre la página, algo que no admite ya el movimiento.
''Sea como fuere -concluyó Mondragón-, Lawrence
Ferlinghetti, su poesía, su vida, su obra toda, es un himno a la
solidaridad política, social, artística y, dicho de manera
directa, un ejemplo impecable de solidaridad humana y de compromiso con
el poema, con la vida".