Rolando Cordera Campos
Lenin en San Lázaro (con Mussolini)
Quién sabe de qué servirá la catarata de pruebas documentales, versiones estenográficas, videos, que la presidenta del PRD ha esgrimido contra la andanada del diputado Calderón Hinojosa, que la culpa de todo, pero el hecho es que el golpe contra el parlamento estaba dado de antemano, en parte por la propia dirigente política, que no pudo dejar de hacer populina y referirse a las prerrogativas como don del pueblo, pero sobre todo por quienes, desde los medios o desde los sótanos, promueven o auspician atropellos sin fin contra la democracia y sus órganos, cuando ambos apenas balbucean. Así es esto de mantener viva una democracia en el ocaso de un régimen que se ha mostrado más renuente a hacer mutis que lo que los transitócratas tardíos imaginaron.
Pasamos en un tris de una extraña democracia "directa" que se avala a sí misma con la bendición de los medios, a la acción directa que se quiere justificar con la desesperación secular de profesores y campesinos, pero que sobre todo se ampara en una impunidad que se entiende como inmunidad frente y contra el Congreso. Y todo en nombre del pueblo. Más que del cretinismo parlamentario del que hablaba Lenin en una de sus célebres rabietas, hay que hablar ahora de delirio y provocación orquestados y actuados por supuestos representantes del "pueblo" viejo que nutrió el discurso revolucionario, cuando también era obvio su envejecimiento irremediable.
Por más que hagan el PAN y sus dignatarios, tan dispuestos al desplante bravero de barandilla, lo ocurrido el martes 10 en la Cámara de Diputados no podrá quedarse en asunto de Ministerio Público. Habrá, también, caballos barzonistas bien identificados y jinetes desconocidos, tal vez sin cabeza, pero el inefable demagogo que presume de representar a los deudores no podrá convencer a nadie de que no se sintió soñado cuando uno de sus compañeros de hazaña gritó en pleno recinto šempezó la rebelión! Tampoco será estrategia acertada la del PRD, que ahora se proclama víctima y grita šal ladrón!, sin mirar a sus flancos y retaguardias, plenos de furibundos y aprovechados para quienes el compromiso con la legalidad democrática no significa otra cosa que el acceso a las prerrogativas.
Los dos extremos de esta nefasta jornada no encontrarán modo creíble para desafanarse políticamente de lo acaecido si se empeñan, como hasta ahora lo han pretendido, en dirimir la cuestión mediante argucias procesales a cual más baratas y vergonzosas. La discusión está en otra parte y todos lo saben o deberían saberlo, aunque todos, los dos extremos de esta nefasta jornada y el tercero en discordia que busca hacerse como que la virgen le habla, prefieran no hacerse cargo de la gravedad de la situación.
Es este jugar al occiso lo que conforma el núcleo en el que el huevo de la serpiente anida y crece. Y no sólo entre las patas de los equinos.
La democracia directa del jefe de Gobierno fue arropada por los medios y los expertos. La "nota" no fue que apenas 10 por ciento de los electores acudiese al llamado del predicador mañanero, sino que el peje volador "arrasó" y confirmó sus dotes de conductor de las más variadas multitudes, de la manigua tabasqueña a las barriadas del oriente, el sur o el norte de esta acosada capital. Lo que no está sobre la mesa de la Asamblea es si esta forma de ganar legitimidad es congruente con los criterios mínimos de valoración política de toda democracia representativa y si continuar con su ejercicio no pone más bien en peligro la vigencia de ésta. Acudir a las masas, aunque se sepa de antemano que las masas no irán, para luego inventarlas con cargo a las encuestas de ocasión o circunstancia, es un juego peligroso y nocivo para todos, incluido el protagonista hoy triunfante. Ya se verá, y esperemos no tener que lamentarlo más.
En el Congreso agraviado y secuestrado, por lo menos hasta que empiecen las posadas y Pazos y Levín puedan irse a celebrarlas con el secretario de Hacienda, impera el vacío político porque los partidos han hecho mutis y dejado a los "grupos parlamentarios" de cada cámara hacer y deshacer, tejer y destejer, eso sí, sin poner en peligro el sacro equilibrio presupuestario que todos han hecho suyo como si fuera el Santo Grial. Y es en estas condiciones que irrumpe la barbarie y la población se pregunta de nuevo por el sentido, la utilidad, la pertinencia, de un foro en el que sólo se oye el ruido cuando no lo interrumpe la furia.
Sin haber dedicado tiempo alguno al tema de fondo de la crisis fiscal, que es la del país todo, los legisladores jugaron con los blindajes al campo, el 8 por ciento a la educación (ahora el 5 por ciento a salud), las corridas "financieras" para desmontar cualquier reforma eléctrica y hasta blofearon con "presupuestos alternativos", hasta que llegaron los caballos. La presidencia digna y valiente de la Cámara no pudo hacer verano, porque no hay parlamento sin partidos y no hay partidos sin dirigencias, proyecto, compromiso.
La defensa del parlamento, única fuente de vaga esperanza para lo que viene, tiene que empezar en el parlamento mismo, porque el fantasma de Lenin lo ronda, siniestro. Y en la peor de las compañías. Ni modo.