El blues es el gozo de la vida: Real de Catorce
Voy a morir, su nueva producción, que hoy
presenta en el Metropólitan
CHAVA ROCK
Real de Catorce es desde hace tiempo la gran banda mexicana,
un grupo que vive y piensa en blues, género que no sólo es
su raíz musical, sino su forma de vida.
A lo largo de 10 producciones, el grupo ha recorrido senderos
poco transitados por banda mexicana alguna, sobre todo de blues, que muy
pocos cantan tan bien en español. Su nuevo disco, Voy a morir,
es otro velero que nos transporta a distintas aguas, en el que es evidente
un lado oscuro y desgarrador.
A propósito de la próxima presentación
de su disco, conversamos con dos de los integrantes fundadores del grupo:
el baterista Fernando Abrego y el poeta vocalista José Cruz, así
como con el joven guitarrista Julio Zea. La banda se complementa con el
violinista y tecladista Carlos Torres y el bajista Jorge Velasco.
Como
si un proyector de imágenes pasara frente a su vida, el grupo recrea
así distintas etapas de su dilatada carrera.
-Una vez más se siente que en el nuevo disco hay
un concepto, que no sólo crean canciones sino, que realizan un trabajo
circular. ¿Cuál es el concepto?
José Cruz. El concepto artístico
implica las canciones que compongo y la participación en los aspectos
musicales del grupo en su totalidad. Esta dinámica permite la interacción
con los mismos elementos del grupo y, además de la asimilación
de los temas, el mismo concepto propone eso. Esto es una herencia que tenemos
del blues; Real de Catorce toma esta tradición, donde todos cumplen
con sus propias voces el conjunto de la obra, la complementan y esto es
lo que se escucha en el concierto o lo que se escucha en un disco. Voy
a morir es un disco hecho con esta tradición. Es cierto, el
disco en su totalidad es un concepto, es un disco conceptual. Todos los
discos de Real de Catorce son conceptuales.
Fernado Abrego. No nada más son así
los discos de Real, sino todo el proyecto del grupo; es un rollo integral
que cuenta música, composición, arreglos y difusión
de todo el proyecto.
-¿Hay un blues mexicano o es un blues hecho en
México?
José. Yo pienso que hay un blues mexicano
en el momento que se asumen las raíces, las identidades, en el momento
que el lenguaje es un parámetro fiel para determinar o descubrir
la identidad. Aparte las vivencias que se dan en este contexto social,
político, amoroso, vivencial, existencial, todo esto determina que
sí es un blues mexicano.
-Respecto de los temas. Se dice que el blues es sufrimiento,
es un sentimiento de nostalgia, ¿de qué forma está
planteado esto en este disco?
José. Yo no estoy de acuerdo en este concepto
de que el blues es sufrimiento. BB King lo dice después de un concierto
que da en Memphis, que él está cantando y ejecutando blues
en el escenario y se siente muy feliz al hacerlo, al momento de crear probablemente
sí se sintió afectado por algún tema en específico,
pero el blues es todo el gozo de la vida. En este disco es muy particular
la experiencia personal, es un disco de duelo, es un disco que sí
tiene esta parte oscura, densa, y todo el trabajo que se hizo alrededor
de estas canciones es fiel a esta parte de duelo, que nosotros llamamos
de la sombra, ese lado oculto y de sufrimiento, pero un sufrimiento catártico,
un sufrimiento que sirve como ejercicio para seguir vivo, que es algo que
nos regalaron los grandes blusistas: las ganas de seguir vivos y siempre
al pie del cañón.
-Quisiera que habláramos primero del último
tema del disco, Mi piel, porque es el que deja la ventana abierta
para asomarnos de nuevo al álbum. ¿Por qué concluyen
el tema con cantos huicholes?
José. Es un trabajo que nosotros necesitábamos
grabar, lo cantó Muna Zul, un trío femenino que investigó
exactamente esa parte vocal del canto huichol y de otras etnias. Nosotros
le pedimos que hiciera la recreación de una peregrinación,
quedó muy bien y nos satisfizo mucho cómo lo hicieron.
"Es una canción de fe y duda, estamos en un contexto
en que gobierna un partido de derecha y no podemos dejar de lado la parte
ideológica y la parte dogmática o demagógica que tiene
que ver con el catolicismo o la religión."
-Es difícil que las canciones sean cuentos; sin
embargo, en Dramas para piano y violín se narra un drama
que termina con un llanto desgarrador, ¿a qué hace referencia
esto?
José. A la parte del duelo, a una ruptura
amorosa, a la ruptura con la misma pasión con la que existía
una relación, de repente se rompe y viene un desgarramiento. Esa
letra la escribí, y en el momento de la grabación surgió
ese sollozo, ahí me di cuenta de cuán profunda y cuánta
valentía se necesita para abordar este tipo de temas, de cuánto
trabajo emocional y cuánto enfrentamiento con uno mismo también
es necesario para entrarle a este tipo de rolas. Entonces sí tiene
un final dramático, a mí me surgió el llanto en ese
momento y ahí quedó grabado.
-¿Cómo escribes, José? ¿Hay
una técnica?
José. He descubierto con la próxima
publicación de mi libro de poesía que todo el discurso rítmico
nace de la musicalidad de los poemas, y todos los temas obsesivos o recurrentes
aparecen en la poesía, con su propia musicalidad.
-¿Se te da?, porque hay escritores y poetas a los
que se les va la musa durante dos, tres años...
José. Sí, debe haber etapas de bloqueo,
creo que es natural, pero en ese sentido yo no me apanico, sigo
escribiendo por disciplina, a lo mejor no sale lo que yo quiero, pero finalmente
es muy difícil que un escritor, en este sentido, mienta; lo que
puede surgir es que diga que no está saliendo lo que quiere. Al
proponer al grupo estas canciones surgen las voces que complementan ya
el concepto artístico, los arreglos, los colores, los tintes oscuros
y el dramatismo que necesitaba este disco. Por ejemplo, en Busco a mi
padre se necesitaba una guitarra desgarradora, entonces hay una absorción
total en el trabajo, pero lo marca el concepto artístico y la propuesta
de canciones para este disco.
-En el disco Voces interiores recurrieron al rap,
ahora lo hacen nuevamente aunque escucho un tratamiento distinto...
José. Nosotros cuando grabamos El Virrey
no tuvimos más que hacer una revisión de la historia del
blues, el rap está directamente ligado, es una rama del blues, a
quien no conoce todas las vertientes que ha propuesto el blues le resultaría
extraño, como a algunos pocos les pasó con Voces interiores,
pero nosotros desde ahí entendemos el rap como una parte del blues,
incluso el modo de rapeo de Luca no es el modo que se utiliza mucho en
el rap mexicano, es otra forma de decirlo.
-Desde el primer tema, Crecimiento cero, hay una
alusión directa al sistema político. Ustedes han desarrollado
su carrera viendo los trabajos culturales que han desempeñado los
partidos que han ocupado el poder. ¿Están de acuerdo en la
forma en que se trabaja?
José. Lo que nosotros hacemos es un análisis
general de la situación respecto de la cultura, qué está
sucediendo con los espacios, con los presupuestos; nos hemos dado cuenta
que sí hay una amenaza y una agresión de parte de las políticas
culturales de los gobiernos federal y estatales, que implican cerrar los
espacios, privatizarlos, reducir los presupuestos, regatear los honorarios,
por ejemplo, a grupos que no tenemos una disquera o decidimos no tener
una disquera comercial. Por otro lado retoman la cultura como un rehén
para hacer proselitismo, creemos que no hay un proyecto de desarrollo cultural
en México, no lo han mostrado, al contrario, toda esta tendencia
globalizadora en economía se está comiendo los presupuestos,
la tendencia es privatizar todo: la luz, la cultura... todo. Las consecuencias
son exactamente que los espacios están ocupados ahora por artistas
comerciales que no necesitan esos espacios. La interlocución que
se da entre el público y el arte se anula, se borra por las necesidades
de los empresarios que buscan resultados a corto plazo con poco riesgo,
ese tipo de criterios lesiona la cultura. La cultura es la voz genuina
de la sociedad. La cultura popular representa los sentimientos, las vivencias.
-Es un trabajo que lleva más de 15 años,
el paso del tiempo lo puede hecer sólido, pero también se
corre el riesgo del desgaste. Comentaban que hubo un momento en que era
incierto el camino de Real de Catorce, incluso que se pensó en concluir
con el proyecto.
Fernando. Esto es algo inherente al proyecto. Hay
50 por ciento de probabilidades de continuar con el grupo y otro 50 por
ciento de no seguir, y es consciente. Asumimos esta incertidumbre, porque
además de considerar que nos vamos a morir queremos elegir cómo.
-Por último, ya que hablan de que asumen que Real
de Catorce puede morir en cualquier momento, ¿qué epitafio
les gustaría para la banda?
José. No (lo piensan mucho), ojalá
que falte mucho.
Real de Catorce se presentará hoy en el teatro
Metropólitan.