Sólo 15 de 108 comuneros de Lacanjá Chansayab apoyan la construcción
A Montes Azules el desarrollo no llega en forma de escuelas sino de hoteles
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
San Cristobal de las Casas, Chis. 12 de diciembre. Pablo Chan Kin Najbor, joven presidente del consejo de vigilancia de bienes comunales de la zona lacandona, viajó el pasado mes de mayo a la ciudad de México, junto con otros siete comuneros de Lacanjá Chansayab, invitado 15 días por el empresario Gerardo Turrent.
Cuenta que fueron recibidos en el edificio corporativo de la empresa. "Turrent dice que quiere construir un hotel de lujo en nuestra comunidad y pide nuestra opinión. Mira, le digo, tenemos que consultar a la asamblea general". Pablo Chan Kin agrega: "Entonces me dice que cuando Margarito Chan Kayún era presidente de bienes comunales, la asamblea no aceptó el proyecto. A ver si ustedes convencen a los comuneros, dijo. Y nos hizo una propuesta: a la comunidad le pagaría cinco por ciento, y otro cinco a Gilberto Kin Faisán" (dueño del predio donde se construirán las cabañas, y otro de los invitados al DF).
Pablo Chan Kin replicó al empresario: "No estoy de acuerdo. Si vas a construir en la comunidad tienes que dar 50 por ciento. Si hay pérdida, que pierdas tú, no la comunidad". No hubo acuerdo. La asamblea sigue sin aceptar. Las autoridades comunales están muy presionadas por el inversionista. En particular el presidente de bienes comunales, Alfonso Chan Kin, quien ha dado largas para transmitir la negativa de la asamblea.
Por su parte, Carmelo Chambor, quien se opone al hotel, e incluso al Plan Puebla-Panamá (PPP), asegura que sólo 15 de los 108 comuneros aceptan la construcción del hotel. Chambor ha sido comisariado de bienes comunales varias veces. Recientemente fue acusado, sin pruebas, de fraude; según él como represalia por haber enfrentado las "órdenes" de funcionarios federales durante el sexenio zedillista, como los entonces directores de Areas Nacionales Protegidas y la Reserva Integral de la Biosfera Montes Azules, Javier de la Maza y Víctor Hugo Hernández Obregón, respectivamente. Muy ligados, ambos, a la entonces secretaria de Medio Ambiente, Julia Carabias.
"Para quitarme de enmedio, en noviembre me acusaron de fraude. Yo no 'fraudé' a la comunidad, pero si lo prueban me voy a Cerro Hueco. La contraloría de estado ya investigó y no encontró irregularidad, porque no hay". Chambor enseguida se concentra en explicar a La Jornada el enredo del dinero, cantidades que entraron y salieron cuando fue autoridad la última vez; refiere que se invirtió en mojoneras y otras construcciones, e incluso se trabajó de más.
Respecto al PPP, ya hay un grupo de lacandones con posiciones críticas. Concretamente, temen que la construcción de una presa en la ribera del rápido que va del río Colorado al río Lacantún, hacia el Usumacinta, inundaría la reserva de Cojolita y varias comunidades. Pero también están preocupados por los posibles daños del ecoturismo.
Fabiola Sánchez Balderas, directora de Na Bolom (una asociación vinculada de largo tiempo al destino del pueblo lacandón y la defensa de la selva), afirma: "Nosotros vamos a apoyar a lo lacandones en lo que ellos decidan".
En cuanto al PPP opina que "es un error pasar la frontera norte a la frontera sur", mientras los pueblos indígenas tienen otras necesidades y prioridades en materia de salud, alimentación, educación.
Pero el "desarrollo" no llega en forma de escuelas u hospitales, sino hoteles. El Proyecto Lacandonia, fechado en noviembre de 2001, describe al detalle el conjunto hotelero de más de 20 cabañas a lo largo del río Lacanjá, hasta las proximidades de la laguna Lacanjá Chansayab. Se buscaría, claro, una arquitectura acorde con el paisaje.
Los lacandones tienen una idea más completa de los turistas de la que revelan tener las demás comunidades de la selva. Los caribes están más acostumbrados. Mientras el representante tzeltalero de El Jardín describe el convoy de jeeps como una aparición inquietante e inusual, para Pablo Chan Kin Najbor sus tripulantes se comportaban "como son normalmente los turistas". La diferencia esta ocasión era el número.
Ante la preocupación e inconformidad que provocó en las comunidades de la selva Lacandona la reciente irrupción de turistas en gran escala, Emilio Zebadúa, secretario de gobierno, se vio obligado a notificar a las organizaciones indígenas de la selva que se trataba de un grupo de extranjeros "que promociona el ecoturismo". Como siempre, los indígenas son los últimos en enterarse.
El asunto "turismo" en la selva de Chiapas ha rebasado el rubro arqueológico. Afecta a las comunidades, incluso a las agencias que trabajan en esa región. La inmobiliaria Sanmo ha querido conmover a Na Bolom y a Conservation International (CI), ofreciéndoles una participación en el negocio hotelero.
Ignacio March, presidente de CI, debió notificar por escrito al inversionista Gerardo Turrent Riquelme que la organización no participa en el proyecto turístico de Lacanjá Chansayab. Reconoce que entre los lacandones hay "dudas y preocupación" al respecto y aclara que respaldará sólo los proyectos ecoturísticos de la propia comunidad.
Según los indígenas de Lacanjá Chansayab, el empresario Turrent asegura tener 20 hectáreas más en otra parte de Montes Azules, pero "no dijo dónde". Al parecer se localizan en Nueva Palestina.