En México, la obra llega a 300 puestas
en escena
Siete mujeres hablan sobre las 7 almas de SurRealismo
ARTURO CRUZ BARCENAS
"SurRealismo es una obra que escribí pensando
en personajes femeninos de mi país (Argentina), pero luego de mil
200 representaciones debería llamarse MundoRealismo", expresó
Nora Fernández, creadora de esta pieza que celebró la noche
del lunes su puesta en escena número 300 en México, en el
Foro Shakespeare.
Antes, este monólogo estuvo en el Teatro Ofelia.
Ha ganado, entre otros, los premios Violeta Parra (como autora), en 1993;
este mismo, como actriz, en 1994; revelación Estrella de Mar, en
1995; Distinción Cortázar, en 1995. Fernández interpreta
siete personajes, "siete almas" de mujeres que manifiestan rasgos universales.
Cada quien experimenta uno o varios papeles de manera
diferente. Hay personas que la han visto más de una vez y su vivencia
es diversa. Develaron la placa siete mujeres que destacan en su quehacer.
Cada una leyó o expresó algo.
Ricardo
Horacio Fernández, director y compañero de vida de Nora,
leyó un texto en el que ubicó a la mujer en la época
oscura en que las criticaban por ser diferentes en su vestimenta, sometidas
al hombre, devaluadas como seres humanos. Se les llamaba "brujas" por ser
atractivas, por ser hermosas. Firmaban las definiciones seres como Torquemada.
"Bruja, según la creencia popular, es la mujer
que tiene poderes sobrenaturales y transforma un hecho natural en sobrenatural",
expuso. "Pretenden modificar el orden prestablecido; por tanto, mujer que
sea descubierta opinando, hablando o pensando, es una bruja". Esto, según
Torquemada, en el año 1500. "Dicho esto les presento a la bruja
de mi vida". Y salió al escenario Nora.
La actriz presentó a Fernanda Familiar, primera
de las "madrinas" de las 300 representaciones, quien se refirió
al personaje de la mujer "del partido", que desde su oficina, vía
telefónica, atiende las necesidades de su marido, de sus hijos,
de la mascota, de su casa.
Siguió Lorena Messer; del segundo personaje expuso:
"La afanadora es... el alma de cada hogar. Es una mujer como ustedes o
como yo... que ve más allá de los pisos que limpia. Las palabras
sobran cuando las emociones son mayores".
El tercer papel -una joven que es enviada al sicólogo-
fue comentado por Fernanda Tapia, quien hizo su "tarea" vía cuestionario
entre estudiantes adolescentes: "No están seguras de querer sexo,
pero sí de no desear estar embarazadas; quieren ir a fiestas, pero
que no las recoja su papá; no quieren que su mamá les registre
los cajones, mucho menos si guardan pastillas anticonceptivas; quieren
tener chiches, pero que no se les noten; quieren tener panza planita,
como Paulina Rubio; no quieren estudiar mucho, pero tampoco reprobar; no
quieren de modelo a la hija de Fox".
Siguió la conductora Tere Bermea: "Gracias, Nora,
por dar voz a quienes no la tienen", señaló sobre la mujer
que quiere que la amen sin tomar en cuenta que tiene parálisis cerebral.
Luego, Irene Moreno centró su idea en la niña que dice a
su vecina lo que su mamá le prohíbe. Lizy Rodríguez
habló de la mujer de unos 40 años, separada y en vías
de divorciarse, cuyo esposo ya tiene otra compañera; ella se recluye
en el misticismo, en el yoga, en el incienso, en la falsa ciencia de los
astros. La soledad la esconde tras el humo de una vela y quiere no encelarse
de "la otra". Recurre a la terapia del grito, y gruñe, saca su dolor
y frustración con estertores.
Por último, Angélica Aragón discurrió
sobre el papel de una mujer con la que Nora apela al compañerismo.
"Perdónenme los hombres, pero no han hecho bien las cosas, respecto
del mundo que hoy vivimos; estamos al borde de un desastre ecológico...
no, estamos enmedio".