Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 3 de diciembre de 2002
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Economía

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Los presagios de Pedro Aspe

Confirmado, el fracaso de su plan para fortalecer el "moderno sistema financiero"

A MEDIADOS DE 1993, en plena euforia privatizadora, un orondo Pedro Aspe, a la sazón secretario salinista de Hacienda, presumía que para "fortalecer la competencia y reducir los elevados márgenes de intermediación financiera", la dependencia a su cargo dio luz verde a las primeras cuatro autorizaciones para que igual número de nuevos bancos comerciales regionales entraran en operación.

CON LA IDEA de fortalecer el "moderno sistema financiero" que promovía el entonces presidente Salinas, los bancos Capital, Industrial, Interestatal y del Sureste entraron en operación, aunque poco les duró el gusto de ser considerados como dignos representantes de la banca primermundista estimulada desde Los Pinos. En los hechos todos mordieron el polvo y -tradición obliga- el generoso erario entró al rescate.

AYER, LA SECRETARIA de Hacienda revocó la autorización que el generoso Pedro Aspe había otorgado al Banco del Sureste, presidido -antes y ahora- por Enrique Creel Cobián -primo del secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda y digno ejemplo de los parientes incómodos del cambio-, ya que "arroja pérdidas que afectan su capital mínimo". Por ello, esa institución pasa a retiro -disolución y liquidación-, sin que para ello se requiera el acuerdo de su asamblea de accionistas.

NO HAY QUE ser brujos para adivinar quién será el responsable de atender los requerimientos financieros de esta nueva muestra de "banca moderna": el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario, mismo que desde el pasado 29 de noviembre asumió las funciones de liquidador. Al 31 de octubre, Banco del Sureste reportó un faltante -estimado- de capital de mil 498 millones de pesos, pasivos por 2 mil 200 millones de pesos, una cartera de 47 mil cuentas en los estados del sureste del país -la sede se ubicaba en Mérida, Yucatán-, 22 sucursales y una planta de 400 trabajadores, que serán liquidados conforme a la ley.

EN AQUELLOS DORADOS y modernizadores años del salinismo se informaba que el Banco del Sureste enfocaría sus baterías a la captación de recursos de personas físicas de medianos y altos ingresos. Entre sus principales accionistas figuraban -figuran- Eduardo Creel Cobián (quien en 1992 y antes de obtener la mencionada autorización por parte de Pedro Aspe fue multado con 50 mil millones de viejos pesos al no poder sostener su oferta -aprobada- para comprar el entonces Banco Mexicano Somex; en esa oportunidad se asoció con Vicente Aristegui Andreve y Eduardo Alejandro Castillo Sánchez Mejorada) Eduardo Sánchez Navarro, Juan Gallardo y José Luis Rión.

ADELANTADO A SUS tiempos, Pedro Aspe subrayaba que con la autorización de nuevas instituciones, entre ellas la del Sureste, se incrementaría "la competencia hacia el interior del sistema bancario, con el objetivo de reducir los márgenes de intermediación en beneficio de los usuarios de los servicios financieros... La presencia de nuevos bancos no supone el desplazamiento de las instituciones actuales ni que haya culminado el proceso de creación de nuevos bancos. Las autoridades financieras continuarán analizando las solicitudes de nuevas autorizaciones, cuidando que éstas sólo se otorguen a quienes demuestren solvencia económica y calificación profesional". A la vuelta de la historia inmediata, el presagio de Pedro Aspe suena como un pésimo chiste: la banca es cada vez más costosa para sus usuarios y la nación, amén de que ya no es mexicana.

EN PLENO ACTO celebratorio -Mérida, junio de 1994-, Pedro Aspe inauguró las oficinas del Banco del Sureste asegurando que su apertura "es positiva'' para dicha región, y añadió: "contará con un capital inicial de 240 millones de nuevos pesos y la participación de 300 accionistas, entre yucatecos y de otras partes del país". La cúpula quedó conformada por Eduardo Creel Cobián, presidente del consejo de administración; Rafael Carabias Príncipe, director general, y Fernando Ponce García (Grupo Corporativo Peninsular), Nicolás Madáhuar Cámara (ex presidente del Consejo Coodinador Empresarial) y Luis Hernán Bolio Medina (ex vicepresidente de Coparmex) como accionistas.

ESO FUE EN 1994, porque dos años después la Comisión Nacional Bancaria y de Valores intervino gerencialmente al Grupo Financiero del Sureste, "ante la imposibilidad de sus accionistas de constituir provisiones que garanticen la plena solvencia patrimonial y operativa de las actividades que desempeñan como intermediarios financieros... Sus accionistas no lograron cubrir las pérdidas en que incurrió la Casa de Bolsa Bursamex -integrante del grupo- y se determinaron faltantes de provisiones preventivas en algunos créditos otorgados por el Banco del Sureste".

ASI DE FACIL. El fardo llamado Banco del Sureste pasa a engrosar la interminable lista de bancos "modernos" y "competitivos", con dueños "solventes" y "experimentados" en el negocio bancario que tantos y tantos beneficios han traído para el desarrollo del país.

LA CASA DE Bolsa Bursamex, integrante del Grupo Financiero del Sureste, libró -de lo perdido, lo que aparezca- la revocación hecha pública ayer por la Secretaría de Hacienda en contra del Banco del Sureste, y en su publicidad notifica con bombo y platillo que al cumplir 52 años desde su fundación, "los empleados que laboran en Bursamex agradecen a todos sus clientes la confianza depositada durante las diferentes etapas de su desarrollo. Confirmando que la misión continuará siendo satisfacer las expectativas de nuestros clientes, ofreciendo los productos y servicios financieros que mejor se adapten a sus necesidades, contribuyendo con ello al logro de sus objetivos patrimoniales. El 31 de octubre de 2002, Bursamex lanza su nueva imagen al mercado, con lo que reafirma su compromiso de renovación constante..."

Y SE QUEDARON tan tranquilos.

Las rebanadas del pastel:

QUIEN NO DEBE estar muy tranquilo es el presidente Vicente Fox. Ayer otro de sus grandes "ganchos" de campaña se fue al suelo: la Secretaría de Economía replanteará el Programa de Microcréditos, es decir, el sueño guajiro del microchangarro, para "mejorarlo" y alcanzar la meta de un millón de financiamientos en el sexenio del cambio. Hasta ahora se ha cubierto 12 por ciento de la meta.

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