Gonzalo Elizondo Breedy

La ombudsman de Jalisco *

Todos corregirán: Jalisco ya no tiene presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos: María Guadalupe Morfín Otero regresó a casa y fue sustituida por el H. Congreso local. Pero a lo largo de América Latina se seguirá asociando su nombre con la protección de los derechos humanos.

ƑLa razón? Porque Morfín es una persona pura y transparente. Es imposible no sentir, cuando se ha tenido el privilegio de estar cerca de ella, una fuerza mayor que empuja sus iniciativas. Lo que emprende dignifica no sólo al género femenino, sino al humano todo. Cuenta con el don de la palabra. Es jurista, pero, sobre todo, escribe. Así se da la feliz coincidencia de la recta intención y la palabra bien dicha. Los testigos de sus aportes en los foros de ombudsman, dentro y fuera de México, saben de su acertada colaboración.

Su fortaleza la convierte en excelente negociadora. Presencié cómo su valentía y sentido de oportunidad permitieron superar un difícil escollo en el Congreso de la Federación Iberoamericana de Ombudsman, celebrado en la ciudad de México con delegaciones de los países de América Latina y algunos de Europa.

Una "organización universitaria" española intentaba manipular a los latinoamericanos despojándolos de su iniciativa en la aplicación del principal proyecto de cooperación de la Comisión de la Unión Europea en ese ámbito. La mayoría de las delegaciones se plegaron con servilismo a la propuesta, recibiendo "espejitos" (un viaje a Madrid) a cambio de su oro (garantizar que la ayuda beneficiara a la gente que representaban). Casi nadie resistía. La secretaría técnica se dividió entre los que querían negociar y los que rechazaban a la oportunista agencia. Entonces México salió al paso con sus comisiones estatales bajo el liderazgo de Guadalupe, con perdón de a quien le caiga el guante. Le siguió Venezuela, no con un "defensor del puesto", como se ha escuchado ahora en Caracas, sino con la energía de su primera ombudsman, por medio de su delegada. El documento que permitió detener por un tiempo la voracidad lo escribió Guadalupe Morfín. Esto ha tenido un alto significado para Jalisco, México y América Latina.

Buena parte del éxito de su gestión se debió al excelente equipo del que se rodeó; su mano derecha fue Juan Diego Castillo Ramírez, talentoso y honesto colaborador que preparó puntos de vista de la CEDHJ sobre temas complejos, no siempre del gusto de las cúpulas, nutridos por un inclaudicable compromiso con la justicia.

Tuve el privilegio de presenciar uno de los informes de Morfín Otero en el que apareció su compromiso con el pueblo. Dudo que los organismos de la sociedad civil puedan felicitar tan efusivamente a una autoridad pública.

ƑExiste mejor indicador de mérito en una democracia que la decisión popular? Entonces, Ƒpor qué se persigue a Morfín y a sus colaboradores? ƑQué intenciones animan la agresión? ƑQué corto cálculo cierra la boca de quienes tendrían que hablar en su defensa? Las posibles respuestas duelen.

Un defensor del pueblo, el mejor que ha tenido España, decía -refiriéndose a la "madurez política" de nuestras sociedades- que un buen ombudsman no es relegido. La frase es una severa llamada de atención y sirve para comprender lo que ocurre.

Cuando el ombudsman realiza su trabajo es una instancia de control del poder público. Al clamar por justicia presiona a las autoridades para que cumplan su mandato dentro de una cultura de rendición de cuentas, extraña en México, en América Latina y en el mundo. A las autoridades no les gusta explicar ni responder cuestionamientos. Es algo muy humano; por eso se dice: "entrégale un poquito de poder y conocerás al hombre".

Hace poco murió J. Rawls, uno de los principales teóricos contemporáneos sobre democracia y justicia. Con él se replanteó el estudio de la administración del poder. Se vislumbra un horizonte en el que muchas de las cosas que los políticos de hoy hacen serán impensables. Para que la democracia participativa triunfe faltan instituciones como la del ombudsman, con personas capaces que encuentren los nudos que deben ser desatados para la mejor convivencia social en justicia.

La vieja clase política tendrá que rendir cuentas. Por eso en América Latina se ataca al ombudsman: se intenta disminuirle facultades, como en Panamá y Honduras; retrasar su regulación constitucional, como en Costa Rica; o no establecerlo, como en Chile, o no nombrarlo, como en República Dominicana. Pero lo más oprobioso es combinar el nombramiento de personas incapaces con la persecución de quienes debieran estar ejerciendo esos cargos.

Sin duda los jaliscienses están haciendo un diagnóstico de lo que sucede. Al movimiento latinoamericano de derechos humanos, del que el Centro de Acción Pro Derechos Humanos y otras ONG forman parte, le llama la atención la actitud de las autoridades, quienes deben recordar que cualquiera -y no sólo los nacionales- podría interponer una queja ante el sistema interamericano de derechos humanos en caso de que no detengan las infames acciones que lesionan a Morfín Otero y a sus colaboradores.

Los políticos representados en La ley de Herodes, de cualquier partido (no hay que creer ingenuamente que este flagelo deje de contaminar a cada uno de ellos en alguna medida), pertenecen a un paradigma por fin enfrentado. Entiéndase bien: los derechos políticos son derechos humanos. Y los usurpadores de estos derechos tendrán que rendir cuentas. Más temprano que tarde, en el ámbito estatal, federal o -si fuera el caso- en el internacional. La vieja clase política lo sabe y por eso, en su estertor de muerte, lanza su garra contra personas como Guadalupe Morfín, pero no quedarán impunes porque el movimiento de derechos humanos está vigilando.