Dicen analizar "a la luz de la sabiduría sobrenatural" los acontecimientos humanos
Incita a la violencia la cumbre de las mujeres indígenas, se quejan obispos
VICTOR RUIZ ARRAZOLA CORRESPONSAL
Oaxaca, Oax., 2 de diciembre. Integrantes del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Mexicana dieron a conocer que "por medio de una serie de sugerencias que incitan a la violencia", la Primera Cumbre de Mujeres Indígenas de las Américas plantea "alcanzar sus fines" sobre la libre determinación y la autonomía de los pueblos indígenas.
En un documento fechado en esta capital, los arzobispos de Oaxaca y Jalapa, Héctor González Martínez y Sergio Obeso Rivera, respectivamente, así como por los obispos Rodrigo Aguilar Martínez, de Matehuala, San Luis Potosí, y Lázaro Pérez Jiménez, de Autlán, Jalisco, dijeron "a nombre del Episcopado Mexicano" dirigirse a las participantes de la cumbre "en virtud de nuestra responsabilidad pastoral de estudiar, a la luz de la razón humana y de la sabiduría sobrenatural, los acontecimientos que atañen a la humanidad, a la naturaleza y a la historia".
Lamentan que la cumbre "pretenda imponer el concepto de derechos sexuales y reproductivos que implican programas de control poblacional que atentan contra el valor de la maternidad y de la vida, conceptos fundamentales en las culturas indígenas, hecho muchas veces denunciado por los pueblos indígenas".
Consideran que la cumbre "concibe la estructura de la familia indígena como causa directa de diversas formas de discriminación contra la mujer, cuando se ha de enfatizar el poder de la mujer indígena que en el hogar lleva la conducción de los hijos y la transmisión de los valores".
En el documento de cuatro cuartillas hecho llegar a las participantes de la Primera Cumbre de Mujeres Indígenas de las Américas, que reúne a 400 delegadas de América, Europa, Africa y Oceanía, la Conferencia del Episcopado Mexicano, señala que la Iglesia católica defiende y apoya el derecho de los pueblos indígenas por medio del diálogo positivo, el trabajo conjunto entre gobierno, instituciones religiosas y comunidades con el respeto a las tradiciones y costumbres que salvaguarden la dignidad humana de los pueblos indígenas.
Los obispos firmantes, también titulares de las comisiones de Doctrina, Familia, Pastoral Social e Indígenas, del Episcopado Mexicano, consideran que la cumbre aborda la espriritualidad, la educación y cultura de los pueblos indígenas desde conceptos de conocimiento tradicional, pérdida y reconstrucción de identidad individual y colectiva, así como espiritualidad de la mujer indígena, "desde una perspectiva completamente alejada de la realidad cultural y espiritual de las diferentes etnias que forman nuestros pueblos indígenas".
El secretario de la comisión episcopal, Francisco Ochoa Reyes, manifestó que estos señalamientos se dan luego de un análisis de estos cuatro obispos, sobre los temas que se plantean en esta primera cumbre femenina indígena de las Americas y agregó que "hay cierta ideologización, podríamos hablar de que hasta se contrapone al opresor, al oprimido, el subyugado y este tipo de frases y concepciones, los obispos descubren que hay indirectamente incitaciones a la violencia".
En el documento se agrega que las participantes en la cumbre miran con visión reduccionista y con prejuicios al cristianismo, "como forma de vida contraria a la cosmovisión indígena, desconociendo la vivencia profunda del cristianismo que han alcanzado los pueblos indígenas hasta el presente".
Enfatizan que las mujeres transforman principios y valores milenarios e imponen prácticas a la cultura, propiciando la pérdida de identidad. La Iglesia no pretende ahora imponer el Evangelio, sino ofrecerlo como plenitud para cualquier cultura y religión.
Manifiestan que la cumbre ataca la globalización económica, pero difunde e impone la globalización ideológica por medio de la cual se busca introducir a los pueblos indígenas ideas y conceptos ajenos a sus propios valores, tradiciones y cultura.
Reconocen que la Iglesia católica denuncia "esta manipulación clásica sobre los menos favorecidos y se pronuncia por una espiritualidad y una educación que respeten e incluyan la propia religiosidad, costumbres y tradiciones de los pueblos indígenas".
Aseguran que la Iglesia católica "promueve el bienestar económico, social y moral de la mujer indígena, protegiendo su derecho a formar una familia, respetando la vida y la maternidad según sus genuinas tradiciones y costumbres".