CON VISTA AL ZOCALO
José Agustín Ortiz Pinchetti
Frío rejijo y sus remedios
¡MALDITO FRIO! Hay quien teme una nueva glaciación.
Para algunos, la racha helada puede anunciar el día del juicio:
El Don, un pintoresco indigente de la colonia Moctezuma, falleció
por hipotermia. No pudieron rescatarlo las brigadas organizadas por la
ciudad. Acostumbrados a un noviembre benigno, estamos sufriendo el asalto
de un invierno agresivo. Hemos llegado anticipadamente a temperaturas cercanas
a cero grados, para arroparnos con suéteres, abrigos gruesos, bufandas,
gorras y edredones. Renace el culto al chocolate caliente en el país
que lo inventó.
NUESTRA MESETA CENTRAL,"donde se clarifica el aire",
decía Alfonso Reyes, soporta la llegada de la estación fría,
que restituirá el copete nevado a los volcanes y dejará al
descubierto "el paisaje claro y despejado, no desprovisto de cierta aristrocrática
esterilidad".
¿COMO AFECTA el frío a la capital?
La gran urbe es una isla de calor y por tanto es menos vulnerable a los
descensos de la temperatura. La Compañía de Luz dice no haber
detectado aumentos en el consumo de energía, aunque en las tiendas
se aprecia una copiosa oferta de aparatos de todo tipo para calentar el
ambiente.
LOS CAPITALINOS DESESTIMAMOS al invierno porque
es de corta duración, se disfraza de sol y no se ha ensañado
con nosotros. Varios hemos protagonizado la desconcertante experiencia
de ponernos el abrigo y cuando empezamos a acostumbrarnos, ¡ya llegó
la primavera!
SIN EMBARGO ES real el riesgo de enfriarse, de
agriparse o de contraer pulmonías simples y cuatas, neumonías
en tres tonos distintos, y una rara enfermedad local: integra los efectos
del ozono, las poluciones sólidas, el ruido y el frío, y
produce pérdida de memoria, desorientación ideológica
y a ratos un irrefrenable impulso a la sexualidad instantánea. Por
ello, las autoridades de la ciudad y algunas instituciones privadas se
han preparado para dar techo y comida caliente a los más necesitados,
que pudieran llegar a 10 mil en la temporada severa.
PARA LOS CIUDADANOS con imaginación recomiendo
una rápida escapada a las regiones subtropicales del estado de México
o de Morelos, a no más de 90 minutos en autobús o en vehículo;
paraísos de eterna -aunque no monótona- primavera: Cuernavaca,
Malinalco, Oaxtepec, Tlayacapan, Tepoztlán, Ixtapan y Cuautepec.
En todos estos lugares hay aguas ardientes, unas sulfurosas, otras ferrosas,
que pueden producir incluso el mal del pinto a los que abusan. Evítelas.
Además, puede consumirse en esos lugares aguardiente de caña
que, en raciones moderadas, produce alucinaciones térmicas aunque
no ceguera como quieren sus calumniadores.
SI SUS HUESOS siguen fríos y tiene tiempo
y dinero, desplácese hasta las costas del Pacífico: 23 grados
flat. Si no puede irse de aquí, lea el libro postergado,
viva la intimidad diferida, disfrute la tarde gris tequilera y motelera.
Espere con ansias la nevada que cada 30 años se produce en esta
ciudad o asista a la que se precipita, bienal, sobre el Ajusco o la carretera
a Toluca. No me imite, no maldiga al frío, conviértalo en
su aliado. Disfrute su conmovedora brevedad.