RIESGOS DE LA INCONTINENCIA VERBAL
En
el marco de su visita a Londres, el presidente Vicente Fox Quesada ha incurrido
en nuevos y graves tropiezos discursivos que por el bien del país
y de sus instituciones, empezando por la investidura del propio Fox, no
deben pasarse por alto y, por el contrario, deben ser señalados
en tono crítico.
Por principio de cuentas, en una entrevista concedida
a Efe, en relación con la tarea de la Fiscalía Especial para
Movimientos Políticos y Sociales del Pasado, el mandatario aventuró:
"Es muy probable que buena parte de los responsables no vayan a la cárcel,
porque se han acabado los términos legales para el enjuiciamiento
de esos crímenes", e insistió que en esos casos será
"la opinión pública (la que) enjuicie a estas personas una
vez que se demuestre su culpabilidad, aunque no haya cárcel".
Con esas palabras Fox formuló una justificación,
acaso involuntaria, de la impunidad ante delitos de lesa humanidad; se
adelantó a decisiones que pertenecen al ámbito judicial y
desmintió, por anticipado, declaraciones suyas formuladas horas
más tarde: "Ahora, el Poder Judicial toma sus decisiones de manera
independiente". Pero la consecuencia más desafortunada de su declaración
a Efe es que deja sin margen de acción a la fiscalía especial
que él mismo constituyó "atinadamente" para investigar los
crímenes cometidos por el Estado mexicano en la represión
de disidencias políticas y sociales de décadas pasadas.
En otro momento, el Presidente, al referirse a la pertinencia
de permitir la relección de los legisladores -"un debate sin duda
saludable y positivo"-, arremetió inopinada e innecesariamente contra
"muchos de esos congresistas (que) responden más a sus propios intereses
o a los intereses de sus partidos y no a los intereses de la gente". Semejante
descalificación desmiente propósitos formulados por el propio
Fox acerca del "diálogo como nuestro camino a la transición"
y al respeto al Legislativo como norma de conducta del Ejecutivo federal.
En el rubro de energía, Fox anunció ante
empresarios británicos que "muy pronto" su gobierno abrirá
las licitaciones para la explotación de gas natural, lo que podría
ser un afán demagógico por quedar bien ante los capitales
extranjeros, pero también expresión de un designio de pasar
por alto el debate nacional acerca de la apertura del sector energético
que pretende el actual gobierno, a la cual se oponen importantes, y posiblemente
mayoritarios, sectores de la sociedad mexicana.
Los despropósitos referidos no han sido los únicos
en los que ha incurrido en horas recientes el mandatario, pero sí
los más graves, y denotan una incontinencia verbal dañina
(que ya no puede ser atribuida a la inexperiencia política o a la
ingenuidad) para la relación entre las instituciones, que transmite
una imagen de escasa confiabilidad y socava la dignidad de la investidura
presidencial. Cabría demandar que los asesores presidenciales y
los más altos funcionarios del actual gabinete justifiquen sus elevados
ingresos, pagados por la ciudadanía, y pongan mayor empeño
en cuidar la figura de su jefe.