Envía el mandatario nuevo gesto de concordia
a sectores de Estados Unidos
Atestigua Fidel Castro acuerdo para restaurar documentos
de Hemingway
Autoridades de Cuba y académicos de NY renovarán
y microfilmarán material del escritor
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 11 de noviembre. En un nuevo mensaje
de concordia hacia sectores de Estados Unidos, esta vez al mundo intelectual,
el presidente Fidel Castro testificó hoy la firma de un acuerdo
entre un centro académico de ese país y las autoridades cubanas
para restaurar y microfilmar un fondo documental de Ernest Hemingway que
permanece custodiado por Cuba en la finca campestre que habitó el
escritor durante sus 20 años de estancia en la isla.
"Tengo
muchas cosas que agradecerle a Hemingway", dijo Castro en un discurso improvisado
y con desacostumbrado tono intimista. "La primera de ellas, que escogiera
a Cuba para residir."
Tras la ceremonia que formalizó el acuerdo, en
la Finca Vigía, la vieja residencia del escritor, el mandatario
evocó la figura de Hemingway como la de un personaje estrechamente
unido a la nación caribeña, como un creador autobiográfico,
y agregó que, para sí mismo, fue una fuente de conocimiento:
"con él aprendí historia, geografía, política..."
Castro manifestó gusto especial por los monólogos
de El viejo y el mar, porque reflejan a un "hombre hablando consigo
mismo, reflexionando y luchando". Luego relató que un pasaje de
Por quién doblan las campanas le inspiró decisiones
políticas en el pasado, y confió que conserva en su despacho
una foto clásica en la que el novelista posa junto a una aguja,
trofeo emblemático de sus aventuras pesqueras.
Recordó que, tras el triunfo de la revolución
de 1959, conoció al escritor, con quien habló en tres oportunidades,
pero lamentó no haber cultivado esa relación.
En tanto, Eric Hirschberg, del Consejo de Investigación
de Ciencias Sociales de Nueva York, y Marta Arjona, directora del Patrimonio
Cultural de Cuba, firmaron el convenio, según el cual el organismo
estadunidense financiará y aportará la tecnología
para restaurar los documentos, cuya copia digital será enviada a
la biblioteca John F. Kennedy de Boston, que tiene un Archivo Hemingway.
Las dos partes acordarán más tarde qué documentación
se hace pública.
Los fondos servirán también para apuntalar
la conservación de la Finca Vigía, que ahora es un museo
dedicado a la memoria del Premio Nobel de Literatura de 1956, donde se
realizará el trabajo.
El material está integrado por manuscritos, cartas,
textos diversos, libros con anotaciones al margen y fotografías,
que de esta forma se incorporan a la historia de la moderna literatura
americana.
"Pasión" por abatir barreras
Junto a Castro atestiguaron el compromiso familiares del
escritor, entre ellos su nieto Sean, su sobrina Hillary y el congresista
James McGovern, pieza clave en las negociaciones que precedieron al acuerdo
y activo partidario de la normalización de relaciones entre Washington
y La Habana. El convenio, expresó el legislador demócrata,
acercará a dos pueblos alejados por "la política, la retórica
y la falta de confianza (...) tengo la pasión de derrumbar esas
barreras".
Hemingway vino a Cuba por primera ocasión en 1928,
en un viaje entre Europa y Florida. Cuatro años después volvió
a la isla para pescar agujas, experiencia que repitió en 1933. En
esas estancias se alojó en el hotel Ambos Mundos, ubicado en el
centro histórico de la capital y que ahora, restaurado, es uno de
los sitios de La Habana que lo recuerdan con fotos y leyendas en las paredes.
El hotel parece equidistante de otros dos lugares célebres
por las constantes visitas del escritor: la fonda de comida criolla La
bodeguita del medio, cuna del mojito, el más popular
trago largo cubano, y El Floridita, restaurante entonces de prosapia,
donde se acunó el daiquirí, otro de los afamados cocteles
de la isla.
La tradición describe a Hemingway deambulando de
una barra a otra, probando indistintamente las dos combinaciones de ron
y limonada.
Hemingway decidió instalarse definitivamente en
Cuba en 1939, por lo cual adquirió la Finca Vigía, ubicada
en el pequeño poblado periférico de San Francisco de Paula,
en lo que ahora es el municipio semirrural de San Miguel del Padrón,
en el sureste de La Habana.
El escritor se arraigó en la isla. La medalla de
su Nobel la donó al fondo de ofrendas y exvotos de la Virgen de
la Caridad del Cobre, la más venerada imagen católica en
Cuba, en su santuario de Santiago de Cuba, al oriente de la isla.
Cuando el novelista se suicidó en 1961, a los 61
años, el gobierno cubano permitió a su viuda Mary Welsh llevarse
consigo a Estados Unidos unos 100 kilos de documentos. Pero la casa, los
muebles y objetos diversos quedaron intactos y ahora se exhiben en el museo.
Ahí quedaron, además, los millares de papeles cobijados por
el acuerdo.