Conferencia magistral del historiador en el comienzo del coloquio Cervantino
Una ambición sin límite busca imponer sus reglas globalizantes: León-Portilla
Develan placa conmemorativa por el 15 aniversario del Museo Iconográfico del Quijote
CARLOS PAUL ENVIADO
Guanajuato, Gto., 6 de noviembre. En torno de dos ''breves discursos sobre la justicia, pronunciados como al azar" por ese ''loco cuerdo" que es Don Quijote de la Mancha, giró la conferencia magistral del historiador Miguel León-Portilla, en lo que fue el primer día de actividades de la versión 13 del Coloquio Cervantino Internacional, en cuyo contexto se develó una placa por el 15 aniversario del Museo Iconográfico del Quijote.
Con el título Las fantasías de Don Quijote. Manantial de intuiciones, en el teatro Juárez, León-Portilla, luego de explicar por qué la obra de Miguel de Cervantes es un clásico y por qué el caballero de la triste figura era un aficionado a los libros de caballería, destacó que uno de aquellos ''discursos" se refiere a los consejos que dio a Sancho, gobernador de la ínsula Barataria. ''En ellos presentó un dechado del buen gobernante, al que deberían atender no pocos de nuestros políticos anhelantes, más que del bien común, del poder y sus conveniencias." El otro es el que dirigió a un grupo de cabreros ignorantes que, al escucharlo, se quedaron boquiabiertos.
''Es el bien conocido discurso que comienza con estas célebres palabras: 'Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quienes los antiguos pusieron el nombre de dorados'."
Lujo y placer son la norma
Valorar lo que en esa ocasión expresó Don Quijote ''es ahondar en ideas que hoy, en los principios del tercer milenio, vienen como anillo al dedo, pues -destacó el historiador- tiempo es el nuestro de cambios acelerados en que una ambición desbocada quiere imponer sus reglas globalizantes en beneficio de unos pocos; en el que asimismo, para lograr un lucro desmesurado, parece que no importa dañar a la Tierra y al medio ambiente en el que vivimos; en el que el lujo y el placer son la norma; en el que la justicia parece la burla y los crímenes, muchos en agravio de la mujer, quedan impunes.
''ƑQué diremos ahora de nuestros tiempos?, reflexionó el autor de Visión de los vencidos. Ahora en que la utopía de que todo sea poseído en común, con la quiebra total del que se ha llamado 'socialismo real', se ha abierto el camino a una realidad radicalmente contraria. Es ésta el agobio de un neoliberalismo capitalista, irradiado desde los grandes centros de poder -de uno principalmente-, donde todo lo controlan las corporaciones trasnacionales y se pretende borrar del diccionario la palabra tuyo, sustituyéndola, sin límites, por la de un mío que todo lo quiere abarcar.
"Edad, no ya de hierro parece ser la nuestra -agregó-, sino de cadenas de bronce para los millones de pobres y miserables que, sin esperanza, de continuo aumentan en número.''
La conclusión de don Quijote, explicó León-Portilla, es que para hacer realidad esa dichosa edad dorada ''se instituyó la Orden de los caballeros andantes, para defender doncellas, amparar viudas y socorrer a los huérfanos y menesterosos".